El futuro de la izquierda catalana
No es deseable, por higiene democr¨¢tica, que haya hegemon¨ªas pol¨ªticas asfixiantes; hay espacio para una izquierda nacional
?Es posible construir una alternativa de izquierda catalanista al nacionalismo conservador imperante? Esta es la pregunta que muchos se formulan ante la clamorosa ausencia de alternativa a CiU que proyecta el actual escenario pol¨ªtico, donde la izquierda aparece siniestrada despu¨¦s de la experiencia del tripartito y del cambio de rumbo estrat¨¦gico de sus integrantes.
No es deseable por higiene democr¨¢tica que haya hegemon¨ªas pol¨ªticas asfixiantes. Es necesario un sistema de pesos y contrapesos en el que conviva el potente centro derecha nacional que representa CiU, puesto que, pese a sus complicidades, cierra el paso a la derecha espa?olista del PP, y una izquierda genuinamente nacional, igualmente potente, capaz de liderar la alternancia.
El pa¨ªs ha cambiado. El eje del catalanismo ha ensanchado sus costuras a derecha e izquierda. Al creciente soberanismo de CiU, que ha experimentado un innegable aggiornamento despu¨¦s del pujolismo de la tensi¨®n identitaria y del peix al cove, se a?ade que parte de la izquierda ha movido ficha, como ICV-EUiA, y abraza desde posiciones socializantes y democr¨¢ticas el derecho a decidir y la hacienda propia, con la vista puesta en un horizonte federal europeo. Lo que marcar¨¢ nuestro futuro es la voluntad de la mayor¨ªa. Los cambios germinan en el coraz¨®n y en la mente, ni en el BOE ni en la sentencias del Tribunal Constitucional.
Si parte de nuestra sociedad asocia el derecho a decidir o el pacto fiscal solo a unas cuantas ¨¦lites pol¨ªticas aut¨®ctonas, habremos fracasado
Aun as¨ª, parafraseando a Gramsci, lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir: los acomplejados clich¨¦s federalistas del PSC no acaban de desvanecerse, aunque se haya apercibido de que no hay federalistas en Espa?a y de que, a diario, no solo no juega en casa, sino en campo contrario. En realidad, vivimos un nuevo tiempo pol¨ªtico donde el esquema bipolar del pacto de no concurrencia CiU-PSC dos costats de la pla?a, de la hegemon¨ªa municipal metropolitana y la subalternidad electoral del PSOE, debe dar paso a una apuesta centrada inequ¨ªvocamente en Catalu?a. Ah¨ª confluir¨¢, sin duda, con otros sectores de la izquierda nacional. Hay recorrido. Existe un colch¨®n sociol¨®gico mayoritario, al menos 1,5 millones de almas, que, como Di¨®genes con la l¨¢mpara, todav¨ªa buscan su refugio.
Este espacio, adem¨¢s, es de larga tradici¨®n en las filas del catalanismo. Sin ser ni mejor ni peor que la tradici¨®n conservadora, encarna hist¨®ricamente el republicanismo federal, el obrerismo, el laicismo pedag¨®gico, el cooperativismo agrario, Layret, El Noi del Sucre, Companys. Pero sin duda es la tradici¨®n m¨¢s malhadada, puesto que ha gobernado ef¨ªmeramente en el ¨²ltimo siglo, coincidiendo con periodos convulsos: la Segunda Rep¨²blica y el tripartito de la gran recesi¨®n y del Estatuto.
Esta izquierda nacional tiene ante s¨ª retos importantes: primero, puede contribuir como nadie a que el catalanismo del siglo XXI sea de masas, capaz de ganar adhesiones entre la nueva y la todav¨ªa vieja inmigraci¨®n, igual que 40 a?os atr¨¢s evit¨® una peligrosa deriva lerrouxista. Segundo, debe evitar que el reparto de cargas de la crisis sea desigual para que la sociedad no se dualice. Si parte de nuestra sociedad asocia el derecho a decidir o el pacto fiscal solo a unas cuantas ¨¦lites pol¨ªticas aut¨®ctonas, habremos fracasado.
Y tercero, los nuevos tiempos exigen ir ligeros de equipaje y aparcar dogmatismos. El europe¨ªsmo de la izquierda catalana le permite liderar la renovaci¨®n de los postulados socialdem¨®cratas, al comp¨¢s del cambio de hegemon¨ªas en el continente. Y recuperar el favor de la castigada y menguante clase media. No se puede vivir solo esperando el pinchazo de la derecha. Hoy se requiere otro utillaje, como han demostrado Hollande o Syriza, salvando las distancias. Y volviendo a Gramsci, hay que articular un entorno m¨¢s all¨¢ del sindicalismo o el movimiento vecinal, alrededor de sectores emergentes como el 15-M, para construir una nueva hegemon¨ªa y, m¨¢s a¨²n, recuperar el liderazgo moral del pa¨ªs.
Joan Ridao es profesor de Derecho Constitucional y Ciencia Pol¨ªtica de la UB y la UOC
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