Preludio y fuga de ¡®El Lute¡¯

Donde menos se espera, salta la liebre. En la peque?a sala El Montacargas, en la margen derecha del r¨ªo Manzanares, dan una funci¨®n que bien vale el viaje. Su grave t¨ªtulo, Eleuterio, historia de un hombre libre, no da idea de la llaneza con la que Jos¨¦ y Nacho Marraco ¡ªautor y director de la funci¨®n¡ª y Luis Callejo ¡ªsu int¨¦rprete¡ª recrean la figura de Eleuterio S¨¢nchez, apodado El Lute muy a pesar suyo.

Es el propio Eleuterio, encarnado por Callejo con una empat¨ªa visceral, quien, reci¨¦n salido de la c¨¢rcel, nos relata su fam¨¦lica infancia en una familia merchera analfabeta, su precoz descubrimiento de la felicidad amorosa junto a una gentil cabrerilla de ojos color capote de la Guardia Civil, su injusta condena a prisi¨®n por robar dos gallinas con la intenci¨®n de dar de comer a sus hijos, su lucha para que le permitieran estudiar de noche a la luz de un candil¡­

El texto de la obra, llano y elocuente, tiene momentos de hondo lirismo y una escena ¨¦pica a la altura del m¨¢s atroz de los cuentos de los hermanos Grimm. La certera interpretaci¨®n de Callejo est¨¢ impregnada profundamente del pathos de su personaje: es Eleuterio, 30 a?os m¨¢s joven, qui¨¦n habla, duda, respira y rabia bajo la piel de un actor que, como los buenos magos, va siempre por delante del p¨²blico. No hay modo de anticip¨¢rsele. Muy expresivas tambi¨¦n resultan la presencia on¨ªrica de Sandra Gumuzzio y la breve pero contundente intervenci¨®n de Marraco desde la platea. El violonchelista Sebasti¨¢n Lorca crea en directo un tejido sonoro sutil sobre el que el texto resalta mejor.