La carta colectiva
Se cumplen 75 a?os de la misiva del episcopado espa?ol en favor del alzamiento, que no lo declaraba ¡°cruzada¡±
El documento m¨¢s famoso del episcopado espa?ol es la carta colectiva en favor del alzamiento, datada el 1 de julio de 1937, de la que ayer se cumplieron 75 a?os (aunque no fue efectivamente publicada hasta bien entrado agosto). Contrariaba mucho a Franco un sector del catolicismo europeo que condenaba los asesinatos de sacerdotes en la zona republicana, pero tambi¨¦n los de obreros y campesinos en la rebelde, y rechazaba el t¨ªtulo de ¡°cruzada¡±. El 10 de mayo de 1937 hab¨ªa pedido al cardenal Isidro Gom¨¢ que publicara ¡°un escrito que, dirigido al episcopado de todo el mundo, con ruego de que procure su reproducci¨®n en la prensa cat¨®lica, pueda llegar a poner la verdad en su punto¡±. Gom¨¢ se hab¨ªa resistido antes a promover una carta colectiva para orientaci¨®n de los fieles espa?oles que algunos obispos deseaban, pero secund¨® esta operaci¨®n propagand¨ªstica.
Los obispos acogieron con entusiasmo la propuesta. Firmaron la carta 43 obispos y 5 vicarios capitulares. Se abstuvieron el obispo de Vitoria, Mateo M¨²gica, muy dolido porque lo hab¨ªan expulsado y m¨¢s a¨²n por los sacerdotes vascos fusilados, y el cardenal arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal y Barraquer, que contest¨® a Gom¨¢ que el documento le parec¨ªa ¡°muy propio para propaganda, pero lo estim¨® poco adecuado a la condici¨®n y car¨¢cter de quienes han de suscribirlo¡±; adem¨¢s, empeorar¨ªa la situaci¨®n de los cristianos de la zona republicana.
La carta colectiva justifica el alzamiento, pero contra lo que suele decirse, no lo declara ¡°cruzada¡±, sino que expresamente afirma que no lo es. La guerra, dice, ¡°es a veces el remedio heroico, ¨²nico, para centrar las cosas en el quicio de la justicia y volverlas al reinado de la paz. Por esto la Iglesia, aun siendo hija del Pr¨ªncipe de la paz, bendice los emblemas de la guerra, ha fundado ¨®rdenes militares y ha organizado cruzadas contra los enemigos de la fe. No es este nuestro caso. La Iglesia no ha querido esta guerra ni la busc¨®¡±.
Lo que m¨¢s impacto internacional producir¨ªa es la denuncia de las matanzas de sacerdotes y religiosos y la destrucci¨®n de templos. Su principal defecto es haber negado la terrible represi¨®n en la zona rebelde. La resonancia internacional fue extraordinaria. L¡¯Osservatore romano no hab¨ªa dado a conocer el documento, pero tuvo que publicar sentidas respuestas de numerosos episcopados. El director nacional de Propaganda, Javier Conde, dec¨ªa a un religioso que trabajaba en la propaganda franquista: ¡°Diga usted al se?or cardenal (Gom¨¢) que se lo digo yo, pr¨¢ctico en estos menesteres: que m¨¢s ha logrado ¨¦l con la carta colectiva que los dem¨¢s con todos nuestros afanes¡±. ¡°La carta de los obispos espa?oles es m¨¢s importante para Franco en el extranjero que la toma de Bilbao o Santander¡±, comentaba el P. Calasanz Bau, Sch. P., de la misma oficina de propaganda.
Gom¨¢, que como Enrique Pla y Deniel y muchos otros obispos hab¨ªa hablado repetidamente de ¡°cruzada¡±, esta vez lo evit¨®, esperando que la Santa Sede aprobar¨ªa as¨ª la carta, pero no recibi¨® ninguna respuesta, ni favorable ni desfavorable. Como tampoco respondi¨® a Vidal y Barraquer cuando este dijo a Pacelli que no cre¨ªa oportuno firmar. Sin embargo, en los archivos vaticanos recientemente abiertos aparece una carta del cardenal Pacelli a Gom¨¢ del 31 de julio de 1937 sugiri¨¦ndole que suspenda la publicaci¨®n del documento, porque en asunto tan grave se requerir¨ªa unanimidad, y faltan Vidal i Barraquer y M¨²gica. Esta carta de Pacelli no lleg¨® a enviarse, supongo que por temor a la reacci¨®n de Gom¨¢, de los dem¨¢s obispos, entusiasmados con el documento, y, sobre todo, del gobierno de Burgos, que preparaba ya las traducciones para una masiva campa?a de propaganda internacional. Y la carta colectiva sali¨®.
La oficina de propaganda franquista realiz¨® un volumen con 580 mensajes episcopales, colectivos o individuales, de respuesta a la carta colectiva, y se pidi¨® que el Papa lo prologara. En su nombre, Pacelli se limit¨® a enviar el 5 de marzo de 1938 una carta a Gom¨¢ elogiando el documento ¡°por los nobles sentimientos en que est¨¢ inspirado, as¨ª como el alto sentido de justicia de esos Excmos. Obispos al condenar absolutamente el mal, de cualquier parte que venga¡±. Esta carta se public¨® como pr¨®logo del libro, pero suprimiendo las ¨²ltimas palabras, ¡°¡de cualquier parte que venga¡±. El Vaticano reaccion¨® public¨¢ndola ¨ªntegra en L¡¯Osservatore romano. El 2 de noviembre siguiente, el embajador Jos¨¦ de Yanguas Mess¨ªa presentaba a Pacelli 11 (?once!) cap¨ªtulos de queja de su gobierno contra la pol¨ªtica del Vaticano hacia la Espa?a ¡°nacional¡±. El quinto era la llamada ¡°carta-pr¨®logo¡±. En vez de presentar excusas por haber alterado el texto de un documento de la Santa Sede, protestaba de su tenor original: ¡°Condenar el mal de cualquier parte que venga¡ Es decir, equipararnos en cierto modo a los rojos¡±.
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