Quiero y no puedo
CiU vive en la duda existencial de congelar el proceso del pacto fiscal por la crisis o avanzar para forzar una ruptura
La estabilidad de un Gobierno viene generalmente garantizada por tres factores: la hegemon¨ªa ideol¨®gica en la sociedad; el proyecto pol¨ªtico, es decir, la capacidad de transmitir a la ciudadan¨ªa un rumbo preciso, y la eficacia en la resoluci¨®n de los problemas. No por ser el ¨²ltimo este tercer factor es el menos importante. De hecho es la causa directa de la ca¨ªda de los Gobiernos. Nada desgasta m¨¢s al que manda que la sensaci¨®n de estar desbordado por los acontecimientos. Esta sensaci¨®n puede producirse por incapacidad de dar con las soluciones adecuadas, por la emisi¨®n de se?ales contradictorias sobre lo que se tiene que hacer o por ambas cosas a la vez. Cuando cunde esta impresi¨®n ya no tiene ninguna importancia lo que el Gobierno haga: est¨¢ muerto.
Pero a pesar de todo, este es un factor coyuntural. Lo que da solidez a un Gobierno es la hegemon¨ªa ideol¨®gica y el proyecto pol¨ªtico, que es lo que le permite aguantar al m¨¢ximo las tempestades o volver al gobierno pronto si la coyuntura se lo lleva por delante. ?Qui¨¦n tiene la hegemon¨ªa ideol¨®gica? El que act¨²a de im¨¢n. El que crea un campo magn¨¦tico que atrae a todos los dem¨¢s y les obliga a ir a remolque. En Catalu?a est¨¢ claro que la tiene CiU, asentada en un amplio espacio de la ciudadan¨ªa, con capacidad de creaci¨®n de espacio comunitario. La gan¨® Pujol con dura y prolongada batalla, frente a una izquierda que amaneci¨® en la transici¨®n excesivamente confiada y que tard¨® en entender los muchos matices que separan el momento mayoritario del momento hegem¨®nico. Pujol y Maragall escenificaron una muy seria batalla ideol¨®gica, que pareci¨® terminar en tablas. El momento Maragall-Carod que dio la Generalitat al tripartito hizo pensar, por un rato, en un cambio de hegemon¨ªa. Pero pronto se desvaneci¨® el espejismo. Pujol hab¨ªa conseguido dar una inclinaci¨®n al campo, creando una trama por todo el pa¨ªs para arrinconar a Maragall en Barcelona, que el tripartito nunca compens¨®. Cuando, defenestrado Carod, Esquerra Republicana empez¨® a mirar de reojo a CiU, la suerte estaba echada.
CiU, por tanto, tiene una hegemon¨ªa ideol¨®gica, fundada en el nacionalismo y en un conservadurismo moderado siempre preocupado por no ofender, muy asentado en Catalu?a. Esquerra Republicana no ha aguantado el tir¨®n y se ha replegado en el basti¨®n independentista dejando en sordina la condici¨®n de izquierda. El PSC hace tiempo que ya no sabe d¨®nde est¨¢. Y en los ¨²ltimos meses, con la proliferaci¨®n de las contradicciones internas, da la sensaci¨®n de que est¨¢ en todas partes y en ninguna. Solo Iniciativa sigue en sus trece.
Le llamaron soberanismo, para situarse de camino entre el autonomismo y la independencia
Las dudas de CiU est¨¢n en los otros dos factores: el proyecto pol¨ªtico y la gesti¨®n de la crisis. Puesto que la situaci¨®n econ¨®mica no mejora, que los milagrosos recortes, por los que tan fervientemente ha apostado el presidente Mas y su hom¨®nimo consejero, en un contexto recesivo no disminuyen la deuda y cargan el peso de la crisis sobre las clases medias y populares, el desgaste del Gobierno es lento pero constante. CiU necesita m¨¢s que nunca un proyecto pol¨ªtico con el que mantener la ilusi¨®n en medio de los hachazos.
Naturalmente, este proyecto solo puede venir de dar un paso adelante en el proyecto nacional. Le llamaron soberanismo, para situarse de camino entre el autonomismo y la independencia. Y apareci¨® el pacto fiscal como se?uelo pol¨ªtico para esta fase del proyecto.
CiU ha demostrado siempre un uso adecuado de los ritmos, aunque a veces parezcan de una lentitud agotadora. Sabe que tiene un electorado conservador que a veces parece m¨¢s c¨®modo con la ilusi¨®n de la meta que con la posibilidad real de alcanzarla. Pero el pacto fiscal se est¨¢ revelando un objetivo imposible, por la nula voluntad de la otra parte contratante. Y CiU vive en la duda existencial de congelar una vez m¨¢s el proceso con la coartada de la crisis o de dar un paso adelante para forzar una ruptura. La estrategia de priorizar el acuerdo sobre el pacto fiscal en el interior de Catalu?a da la medida de la escasa confianza en el ¨¦xito, descafe¨ªna inevitablemente la propuesta y prepara el terreno para compartir otra frustraci¨®n. Frenar una vez m¨¢s a media carrera el proceso soberanista supone confiar en la resignaci¨®n de sus bases sociales y confirma el t¨®pico extendido en Madrid: los catalanes gesticulan mucho, pero a la hora de la verdad se contentan siempre con poco. ?Ser¨¢ que el gusto por la apariencia (quiero y no puedo) es la segunda naturaleza de CiU y de una parte de la ciudadan¨ªa todav¨ªa mayoritaria en Catalu?a?
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