¡°El uso del preservativo est¨¢ permitido en ciertas circunstancias¡±
Las ¨®rdenes religiosas que combaten el avance del VIH en ?frica aprueban el uso de protecci¨®n
Que un b¨²ho se pose en el ala de un hospital es de lo peor que puede pasar en ?frica. Considerado un signo de mal ag¨¹ero que no sabe de las fronteras artificiales que dej¨® la descolonizaci¨®n, sucedi¨® en Malaui como podr¨ªa haber pasado en Camer¨²n, la versi¨®n de bolsillo de un continente que, si por algo se caracteriza, es por su belleza y por sus contradicciones. Los habitantes de las aldeas colindantes se negaron a acercarse durante cinco meses al ¨¢rea de pediatr¨ªa del centro m¨¦dico, la secci¨®n elegida por los malos esp¨ªritus. ¡°?frica es una tierra hermosa pero muy peligrosa¡ ?frica no perdona¡±, sentencia sor Antonia Le¨®n, madre superiora de las Siervas de Mar¨ªa que lleva 16 a?os en primera l¨ªnea combatiendo las supersticiones locales con un bistur¨ª en una mano entre rezo y rezo a Mar¨ªa. Pero sobre todo con una paciencia infinita y mucha mano izquierda. ¡°No hay otro servicio m¨¢s alto que el nuestro. Estamos especializadas en medicina de campo y hacemos lo que sea. Se asume todo. Estamos en guardia las 24 horas¡±, define a su orden sor Margarita, mitad monja y mitad sanitaria.
Donde no llega el Estado ¨Cuno de los m¨¢s estables del Golfo de Guinea, aunque le queden muchas lagunas democr¨¢ticas: Paul Biya preside Camer¨²n desde hace 30 a?os-, ah¨ª est¨¢n la red de ONG que cubren las necesidades de una poblaci¨®n por hacer, con una edad media de 19,4 a?os que hace malabares entre las ¨²ltimas novedades que llegan de Occidente y la influencia que siguen teniendo los dioses de sus padres. ¡°Uno de los retos m¨¢s importantes es luchar contra la medicina nativa. Por ejemplo, las abuelas le dan unas plantas a sus hijas cuando est¨¢n embarazadas que las provocan unas contracciones grand¨ªsimas que, al rev¨¦s de lo que buscan, no provocan una dilataci¨®n que favorezca el parto. La soluci¨®n, para las afortunadas que nos llegan para ser tratadas, es la ces¨¢rea¡±, relata sor Antonia. ¡°La malaria provoca que se infle el bazo y para combatirlo le ponen un hierro salido del fuego al enfermo, que le provoca quemaduras terribles. ?Qu¨¦ mentalidad piensa que con eso se va a curar a alguien? ?Para ellos es un esp¨ªritu que alguien les ha enviado!¡±, pone otro ejemplo.
La experiencia de la hermana Mar¨ªa ?ngeles Mendoza, de las Hijas de la Caridad, demuestra que todav¨ªa queda mucho por delante. ¡°La salud es un bien que en Espa?a no sabemos valorar¡±, dice como leit motiv. La orden religiosa, que gestiona con la colaboraci¨®n de Manos Unidas un hospital donde se trata a 80 infectados de VIH, echa cada d¨ªa un pulso a vida o muerte con el marubu, el brujo que hace la competencia, con sus remedios tradicionales, a los ¨²ltimos avances de medicina. ¡°Los pacientes disfrutan gratis de un tratamiento de antirretrovirales que te puede costar 150 euros mensuales, pero nos cuesta nuestras peleas constantes con los gestores de Yaund¨¦¡ ?Si hace a?os llegaron a pensar que el sida era una invenci¨®n de los blancos para comprar sus medicinas!¡±, se escandaliza, destacando que el personal que atiende a los enfermos tambi¨¦n es seropositivo. ¡°Es la mejor manera de concienciar y motivar a todos, a los afectados de que pueden salir adelante y a los m¨¢s recelosos de que hay un modelo a seguir¡±, proclaman en el centro.
Precisamente los horrores del frente han hecho pragm¨¢ticas a Mar¨ªa ?ngeles y a otras tantas religiosas. ¡°Hay que saber lo que dice la Iglesia, y la Iglesia no dice categ¨®ricamente que no al preservativo. Yo lo recomiendo como especialista sanitaria, y est¨¢ permitido en determinados casos como el de las parejas serodiscordantes, en las que uno de los dos miembros de la pareja est¨¢ contaminado¡±, afirma la Hermana de la Caridad, que por lo dem¨¢s no aprueba ¡°las campa?as masivas¡± para el uso de anticonceptivos. ¡°Pero la moral dice de emplear el medio que hace menos mal¡±, apostilla a la sombra de un baobab descomunal.
¡°El 70% de los contaminados por VIH est¨¢n en este continente, pero mientras en otros pa¨ªses su n¨²mero est¨¢ bajando, aqu¨ª el gobierno no cuenta con la mentalidad apropiada para combatir la pandemia¡ Camer¨²n va a llorar. Sensibilizar de que contaminar a una persona es un crimen es muy dif¨ªcil¡±, prosigue la hermana Mar¨ªa ?ngeles. El porcentaje de infectados actualmente es del 11% -de una poblaci¨®n de 20 millones- frente al 5,3% de 2009. Las muertes computadas por VIH hace dos a?os fueron 27.000, seg¨²n los datos de la Oficina de Documentaci¨®n de la CIA. ¡°Mucha gente no revela a su familia que est¨¢ enferma, porque les desplazar¨ªan. A una chiquita que lleva un a?o de tratamiento su madre la ha echado de casa al enterarse¡±, apuntan en las Hijas de la Caridad.
¡°Pero¡ Es que no entiendo por qu¨¦ sus padres la repudian¡ ?Sabes lo que te quiero decir?¡±, preguntaba a las monjas una adolescente del centenar de expedicionarios de la s¨¦ptima edici¨®n de Madrid Rumbo al Sur, organizada por la Comunidad de Madrid y patrocinada por la Obra Social de Caja Madrid, la Obra Social de La Caixa, el Canal de Isabel de II y la tienda de calzado ecol¨®gico El Naturalista. ¡°En esta sociedad los enfermos de sida est¨¢n estigmatizados, se les margina porque se cree que la infecci¨®n es cosa de esp¨ªritus cuando les han explicado las otras v¨ªas de transmisi¨®n que hay mas all¨¢ de la promiscuidad: que no compartan corta¨²?as, cepillos de dientes¡¡±, asiente el director general de Voluntariado y Cooperaci¨®n al Desarrollo de la Comunidad, Javier Goizueta.
Los remedios de los chamanes tampoco contribuyen. ¡°El marab¨² efect¨²a cortes en la piel del enfermo y le mete hierbas en las heridas para combatir el sida¡ Y resulta que lo hace cortando a todo el mundo con la misma hoja de afeitar, extendiendo el contagio¡±, lamenta sor Antonia. Pero hay motivos para la esperanza. ¡°Al principio no quer¨ªan traer a los ni?os al hospital porque lo ve¨ªan bonito y pensaban que iba a ser caro¡±, observa Goizueta. ¡°Ahora ya hay una mejor sensibilizaci¨®n y tenemos 120 partos al mes de media¡ ?Cuatro al d¨ªa!¡±, interviene sor Margarita, que no sabe lo que es rendirse pero tampoco se enga?a: ¡°Lleva tiempo. A los cinco a?os empiezas a ver un resultado¡±. Bienvenidos a ?frica y sus contradicciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Preservativos
- Prevenci¨®n enfermedades
- ?frica central
- VIH SIDA
- Anticonceptivos
- Camer¨²n
- ?rdenes religiosas
- Enfermedades infecciosas
- ETS
- Anticoncepci¨®n
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- ONG
- Comunidad de Madrid
- Enfermedades
- Reproducci¨®n
- ?frica
- Espa?a
- Medicina
- Sanidad
- Iglesia cat¨®lica
- Salud
- Cristianismo
- Relaciones exteriores
- Sociedad
- Religi¨®n