Apabullante

Gorka Ben¨ªtez y David Xirgu son dos aut¨¦nticos veteranos, solo con comenzar a tocar ya se les notan los galones. Se han baqueteado en mil aventuras distintas (ya se sabe que, por aqu¨ª, las aventuras duran poco) coincidiendo en muchas ocasiones. Ahora, prescindiendo de todo lo superfluo, han decido compartir el entarimado en la m¨¢s absoluta intimidad: un saxo tenor (ocasionalmente trasmutado en flauta) y una bater¨ªa. Sin m¨¢s ayuda ni m¨¢s estorbos.

Con un ancestro tan explosivo como el Interstellar Space de John Coltrane y Rasihed Ali lo m¨¢s probable era que todo se les hubiera escapado de las manos en una debacle instrumental impactante en su superficie pero hueca en el trasfondo. No ha sido as¨ª, todo lo contrario. En vez de dejar que fuera la madre fortuna disfrazada de hada del swing, o as¨ª, la que guiara sus pasos han optado por la contenci¨®n y la melod¨ªa. Todo temas originales escritos por Ben¨ªtez para la ocasi¨®n. El resultado es sencillamente apabullante en su simplicidad y bello en su contenido.

Realmente Xirgu y Ben¨ªtez no necesitan a nadie m¨¢s en el escenario, lo llenan y rebosan de musicalidad y ritmo. Pueden pasar de la balada de sensualidad insinuada al ritmo desasosegador demostrando cada vez que, incluso en el caos, pueden encontrar una melod¨ªa.

El martes presentaban en Jamboree su disco en d¨²o, con un t¨ªtulo curioso A Marte otra vez pero que describe a las mil maravillas lo que, por espacio de algo m¨¢s de una hora, sucedi¨® en el s¨®tano de la plaza Reial: un viaje espacial (por ponerle alg¨²n nombre) sin rumbo fijo a trav¨¦s de sensaciones a flor de piel, sentimientos profundos a pesar de su aparente frivolidad y ritmos casi diab¨®licos por su hipnotismo.

S¨ª, Xirgu y Ben¨ªtez no necesitan m¨¢s y el p¨²blico tampoco. Con un saxo y una bater¨ªa han construido uno de los edificios m¨¢s s¨®lidos de nuestro panorama jazz¨ªstico actual. Ahora a esperar que dure.