Paella de Langreo y pitada a Rajoy
Las columnas de mineros descansaron por la ma?ana y se fusionaron por la tarde Luego pasaron ante La Moncloa y se entrevistaron con rectores de las Universidades
Detr¨¢s de la paella que se comieron ayer al mediod¨ªa los cientos de mineros de la marcha norte en el patio de la urbanizaci¨®n Rosa Luxemburgo, en Aravaca, se esconde una bonita historia. Herm¨®genes Soria, de 52 a?os, es un hostelero muy conocido de la localidad de Langreo (Asturias). Quer¨ªa colaborar con la causa minera pero no sab¨ªa c¨®mo. Tuvo una idea: ¡°?Por qu¨¦ no prepararles a los lugare?os que marcharon una paella?¡±. Dicho y hecho. Compr¨® 50 kilos de arroz y marisco del Cant¨¢brico. Limpi¨® la paella m¨¢s grande que ten¨ªa y parti¨® hacia Madrid.
Los cuarenta mineros de la marcha de Arag¨®n no pudieron probar las delicias de Herm¨®genes. Almorzaron el men¨² del d¨ªa del comedor de la piscina de la Universidad Complutense. Despu¨¦s de comer, la mayor¨ªa durmi¨® la siesta, otros se quedaron en la terraza y muy pocos se atrevieron a darse un ba?o en la piscina. ¡°Estamos muy nerviosos. No paramos de preguntarnos si conseguiremos que el Gobierno d¨¦ marcha atr¨¢s¡±, explicaba Josete, un minero de 21 a?os.
A las cinco de la tarde dos autobuses los desplazaron a la entrada de Aravaca, donde un pase¨ªllo compuesto por los compa?eros de la columna norte les daba la bienvenida con el pu?o izquierdo en alto cantando el himno de la miner¨ªa, Santa B¨¢rbara bendita. Por fin los caminantes de ambas columnas se ve¨ªan las caras. Los chasquidos de sus cascos denotaban la intensidad de sus abrazos. Sonaban los primeros petardos. Hora de compartir experiencias y de hablar del futuro. ¡°Nos damos cuenta de que hemos vivido lo mismo: la gente de los pueblos se ha volcado con los mineros¡±, aseguraba Andr¨¦s Sedano, un minero de la localidad manchega de Puertollano.
Gracias a un inesperado giro judicial de ¨²ltima hora, la protesta pudo discurrir por la A-6 en contra de las pretensiones de la Delegaci¨®n del Gobierno, lo que permiti¨® a los manifestantes pitar al presidente Mariano Rajoy a las puertas de su residencia.
Ante el Palacio de La Moncloa, ocupando dos o tres carriles de la autov¨ªa, alzaron sus cayados al grito de: ¡°Si esto no se arregla, guerra, guerra guerra¡±. Tambi¨¦n cantaron su himno a Santa B¨¢rbara, entre los pitidos de apoyo de los sufridos conductores atrapados por el corte de tr¨¢fico, que se prolong¨® hasta bien entrada la noche.
Hacia las siete y media de la tarde, la marcha negra camin¨® rumbo a la Ciudad Universitaria, donde les recibieron los rectores de la Complutense, la Polit¨¦cnica y la UNED. Los mineros marcharon entonces hacia el centro de la capital con las luces de sus cascos encendidas. Adem¨¢s de pol¨ªticos y sindicalistas, varios colectivos de Madrid mostraron su apoyo a la marcha minera y acudieron a recibirles. Es el caso del Movimiento 15-M y de l¨ªderes pol¨ªticos como el socialista Tom¨¢s G¨®mez.
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