Con la mejor intenci¨®n, ¡®of course¡¯
Del copago sanitario a Eurovegas, asistimos al intento de presentar las cosas de manera distinta a como son
Ofrec¨ªan un reportaje radiof¨®nico sobre el muy meritorio Banc dels Aliments: en pocos a?os su ayuda a pobres se ha doblado. Mucha gente, en Barcelona, come hoy gracias a estas iniciativas estupendas. El portavoz de la entidad concluy¨® con un mensaje: ¡°La pobreza es cosa de todos, no de los Gobiernos o de las administraciones sino de la sociedad, de la gente¡±. Una intenci¨®n buen¨ªsima, sin duda, pero una confusi¨®n may¨²scula: ?qu¨¦ son los Gobiernos o las administraciones sino el instrumento que tiene la sociedad para solventar problemas como el incremento de la pobreza?
La confusi¨®n, enquistada, denota la escasa cultura democr¨¢tica del pa¨ªs. ?Por qu¨¦ la gente que paga impuestos se desentiende de pedir cuentas a gobiernos y administraciones sobre el uso de nuestro dinero, no de ellos? Elemental, querido Watson: la pobreza es cosa de todos, especialmente de los gobiernos democr¨¢ticos. Pero cuando un portavoz de una prestigiosa entidad ¡ªun ejemplo al azar¡ª separa lo p¨²blico de lo que concierne a toda la sociedad es que vamos muy mal. Todo ello sucede con la mejor de las intenciones.
Tambi¨¦n con la mejor de las intenciones se entroniza el t¨¦rmino 'copago' para designar ese euro por receta que pagamos los catalanes o el tributo que exige el Gobierno de Rajoy a todos los espa?oles. Con lo cual, por nuestra parte (?os dais cuenta del alcance de nuestra buena fe?) re-re-pagaremos los medicamentos que, te¨®ricamente, deber¨ªan pagarse con los impuestos. ?Complicado? No: tedioso.
De nuevo la misma confusi¨®n: los gobernantes se apropian de los impuestos e intentan convencernos de que sin un nuevo pago no tenemos derecho a medicinas que ya hemos pagado. No s¨®lo eso: nos se?alan como impresentables adictos a pastillas, inyecciones, jarabes y todo lo que distribuye una farmacia. ?Consumistas inconscientes! nos dicen ¡ªcon la mejor de las intenciones¡ª ?si pag¨¢is m¨¢s os deshabituar¨¦is! ?No es espl¨¦ndido el objetivo? La se?ora ministra Mato se atreve a aconsejarnos que unas yerbitas sientan mejor que una aspirina. Veremos su sorpresa cuando se demuestre que la supertecnolog¨ªa de las sufridas farmacias ¡ªconvertidas en oficinas de recaudaci¨®n tributaria¡ª no hace m¨¢s que perpetrar error sobre error.
?En qu¨¦ mundo viven los que nos gobiernan? Si lo hacen con la mejor intenci¨®n es que ni se enteran: la humanidad ha necesitado siglos para lograr una salud decente y un reparto de riqueza equilibrado. Si no se enteran hay que echarlos.
Tampoco se enteran cuando, con la mejor de las intenciones, tratan de convertir en h¨¦roe al villano: caso de Eurovegas, ejemplo de libro de ¡°turismo moderno¡± (sic) seg¨²n el portavoz catal¨¢n (?es ese su modelo?, ay Dios). ?Qui¨¦n avalar¨¢ los 4.000 millones de euros que necesitan los americanos para capitalizar el bodrio? ?La Generalitat? ?Los bancos en ruina? ?Otro copago? Parece que los de Las Vegas andan buscando tontos con pretensiones: ha corrido la voz por todo el mundo, aqu¨ª tenemos unos cuantos que no se enteran.
¡°No es normal lo que pasa¡± dec¨ªa, refiri¨¦ndose a cosas as¨ª, una inteligente empresaria. Se asombraba. Los m¨¢s veteranos sonre¨ªan con tristeza: mal remedio tiene la ignorancia, el no haber viajado, el no hablar idiomas, las pretensiones y la soberbia. Lo peor: con la mejor de las intenciones, los que no se enteran nos amargan la vida y nos roban el tiempo. No lo merecemos.
S¨ª merecemos, en cambio, los destellos de la inteligencia humana que existen (valios¨ªsimos) junto a nosotros y tambi¨¦n en los libros. Tomad nota: para entender lo que pasa y ¡°rescatar el futuro¡±: ¡°Banca p¨²blica" (coordinaci¨®n de Attac, Icaria) una historia brev¨ªsima de lo esencial de nuestra banca y una propuesta de nacionalizaci¨®n. Complementar con ¡°El dinero de los dem¨¢s y de c¨®mo lo utilizan los banqueros¡± (reedici¨®n en Ariel) escrito en 1914 por Louis D. Brandeis: retrato magistral sobre la concentraci¨®n de poder y la incultura de las ¨¦lites. Y a¨²n: ¡°Los se?ores de las finanzas. Los cuatro hombres que arruinaron al mundo¡± (Liaquat Ahamed, Deusto): la historia se repite. ¡°Nunca conoc¨ª a un hombre, escribi¨® Graham Greene, que tuviera mejores motivos para causar todos los problemas que caus¨®¡±. Merkel, por ejemplo.
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.