El poder del t¨ªmido impasible
Jos¨¦ Luis Sanz ser¨¢ el secretario general con m¨¢s mando en la historia del PP

Conjugar caracteres distintos en pol¨ªtica suele deparar buenos resultados, y el PP andaluz ha decidido construir su nueva era con un d¨²o antag¨®nico ¡ªal menos, en temperamentos¡ª del que a¨²n est¨¢ todo por escribir. Si Juan Ignacio Zoido, el flamante presidente elegido con una mayor¨ªa apabullante en el congreso regional de este fin de semana, aparece como el hombre cercano, afable y dicharachero que conquist¨® la alcald¨ªa de Sevilla con la vitola de persona corriente, su n¨²mero dos, Jos¨¦ Luis Sanz es el anverso en maneras de ser. Forjado, igual que todos, en la cantera de Javier Arenas, el brazo ejecutor de la organizaci¨®n destaca por sus largos silencios, la aversi¨®n a los focos y una expresi¨®n inalterable que le acarre¨® el apodo de El imp¨¢vido.
Rara vez muda el semblante, ni para bien ni para mal, y tratar de adivinar lo que piensa escudri?ando la secuencia de sus gestos es una tarea tan ardua como balad¨ª. Normalmente en las bambalinas, quienes le conocen aseguran que en su ya larga trayectoria ha hecho siempre ejercicios voluntarios de ocultaci¨®n, un comportamiento tan ex¨®tico en pol¨ªtica que le convierte en una pieza digna de estudio. Pertenece a la promoci¨®n de j¨®venes de Nuevas Generaciones aupados al organigrama j¨²nior del partido en los a?os noventa por el designio indiscutido de Javier Arenas, legendario creador de equipos que, sin embargo, se fueron quedando en el camino enredados en la rivalidad que fogueaba el propio jefe mientras ¨¦l administraba el poder en sus idas y venidas de Sevilla a Madrid. Y en eso Jos¨¦ Luis Sanz (Sevilla, 1968) no ha sido una excepci¨®n, porque despu¨¦s de ser uno de los favoritos durante casi una d¨¦cada y alcanzar puestos de relevancia, de un d¨ªa para otro cay¨® en el ostracismo y se atrincher¨® en la alcald¨ªa de Tomares para resurgir ahora como principal gestor del posarenismo de Zoido, mano derecha e izquierda de la organizaci¨®n.
Se refugi¨® en la alcald¨ªa deTomares tras caer en el ostracismo
Ingres¨® en el PP en 1990 y fue subiendo escalones a la par que Ricardo Tarno, Jos¨¦ Mar¨ªa Pareja o Jos¨¦ Antonio Nieto. Cuando Javier Arenas compatibiliz¨® la presidencia regional con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, result¨® agraciado con el cargo de coordinador de la presidencia, tarea que consist¨ªa en lo que coloquialmente se conoce como llevarle la cartera. En esa ¨¦poca, Arenas practicaba una habilidosa t¨¢ctica de juego de equilibrios. Durante los fines de semana que pasaba en Sevilla citaba a uno de los chicos de su hornada en una cafeter¨ªa para despachar el devenir del partido, con el compromiso de la discreci¨®n. El escogido pensaba que era un signo de distinci¨®n y que hab¨ªa sido se?alado en la preeminencia, pero al cabo del tiempo se dieron cuenta de que en realidad los llamaba a todos de forma alterna.
Continu¨® con la coordinaci¨®n de la presidencia en la etapa de Te¨®fila Mart¨ªnez y en 1999 ocup¨® la vicesecretar¨ªa de Organizaci¨®n, una atalaya que le sirvi¨® para trenzar las buenas relaciones con las provincias que en el reciente vuelco que ha dado el partido le ha permitido cerrar la nueva estructura en un santiam¨¦n.
Adem¨¢s, se curti¨® en el arte de la vida intramuros con tres graves crisis: una en C¨®rdoba, que se sald¨® con la expulsi¨®n del senador Enrique Bellido, y dos en Almer¨ªa (protagonizadas por Juan Megino y Juan Enciso) que deriv¨® en la creaci¨®n de sendas formaciones independientes capitaneadas por los pol¨ªticos d¨ªscolos. La quiebra con Javier Arenas comienza en 2006, el momento en que Zoido deja la secretar¨ªa general para lanzarse a la carrera de la alcald¨ªa de Sevilla. El l¨ªder recurre a la efectiva t¨¢ctica del despiste en cadena: consulta ¡ªpor separado¡ª con los presidentes provinciales qui¨¦n debe ser el sustituto id¨®neo. Uno a uno se inclina por Jos¨¦ Luis Sanz y, sin embargo, Arenas anuncia solemnemente que por aclamaci¨®n territorial iba a proceder al nombramiento de Antonio Sanz, el sempiterno protegido que desde entonces uni¨® su destino a su superior hasta el punto de marcharse con ¨¦l de la c¨²pula en el congreso regional de Granada.
La estrella de Jos¨¦ Luis Sanz devino entonces en un aislamiento progresivo del que sali¨® al ganar la alcald¨ªa de Tomares mediante una campa?a directa con los vecinos, pese a su timidez enfermiza y el famoso horror a las escenas almibaradas y de campanario. La presidencia del PP de Sevilla, con la que ha conseguido porcentajes espectaculares ¡ªeso s¨ª, sin llegar nunca a adelantar al PSOE¡ª estrech¨® los lazos con Zoido, quien, colocado por la v¨ªa de urgencia en el PP andaluz, no dud¨® en hacer valer su posici¨®n de fuerza para situarlo en la secretar¨ªa general.
Economista, casado y con dos hijos, Sanz regresa por la puerta grande despu¨¦s de un prolongado par¨¦ntesis justamente al lugar que muchos de sus compa?eros creen que siempre debi¨® tener.
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