Esp¨ªritu
Empiezo con dos citas de El esp¨ªritu de las leyes de Montesquieu. La primera dice ¡°Hay que iluminar la Historia con las leyes y las leyes con la Historia¡±. La segunda: ¡°Llamo prejuicio no a lo que hace que uno ignore ciertas cosas, sino a lo que hace que uno se ignore a s¨ª mismo¡±. Poner el ¨¦nfasis en el esp¨ªritu de las cosas, en sus fundamentos de valor y principio parece imprescindible ¡ªy justificar¨ªa en s¨ª la referencia a Montesquieu¡ª en estos tiempos que est¨¢n tan enfermos por haber hecho lo contrario, por haber querido reducir lo inmaterial a una categor¨ªa de lo contable. Forzar y desvirtuar lo inmaterial: la justicia, la igualdad, la dignidad, la felicidad, la esperanza humanas, para que se subordine a lo contable ha provocado esta crisis y, por lo que vemos en las medidas adoptadas por el Gobierno de Rajoy, va a provocar tambi¨¦n su prolongaci¨®n entre nosotros.
Pero las dos citas de Montesquieu quiero aplicarlas hoy a la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la que se condena a Espa?a por la aplicaci¨®n de la doctrina Parot. No pueden en este asunto parecerme m¨¢s pertinentes los dos recordatorios de El esp¨ªritu de las leyes. Porque creo que para aceptar esa sentencia basta con que el sistema jur¨ªdico espa?ol no se ignore a s¨ª mismo. O si se prefiere, que es precisamente en el esp¨ªritu del sistema jur¨ªdico espa?ol, del sistema de garant¨ªas de nuestra democracia, donde se encuentran los fundamentos para oponerse a la doctrina Parot; y que mantenerlos o haberlos mantenido en la memoria, en una evocaci¨®n actualizada, hubiera vuelto innecesaria o hubiera evitado esta decisi¨®n del Tribunal de Estrasburgo (que no favorece desde luego la imagen de Espa?a, en un momento en que no estamos precisamente en super¨¢vit de prestigio); y hubiera evitado tambi¨¦n la rentabilizaci¨®n de la misma que est¨¢ haciendo, para variar, el entorno de los terroristas afectados, en este caso In¨¦s del R¨ªo, una etarra responsable de decenas de asesinatos.
El sistema jur¨ªdico espa?ol no s¨®lo sienta el principio de la no retroactividad de normas, como las ahora invocadas, restrictivas de derechos individuales. Sino que, al establecer una pena m¨¢xima a cumplir, al oponerse as¨ª a la cadena perpetua que existe por ejemplo en otros pa¨ªses de nuestro entorno, define su esp¨ªritu. Un esp¨ªritu que se concede ese margen de acci¨®n y de confianza en los recursos de la democracia, y dir¨ªa que de la naturaleza humana, para no descartar la rehabilitaci¨®n de los condenados. Entiendo que el esp¨ªritu del sistema de garant¨ªas de nuestro Estado de Derecho da para mucho argumento definitivo contra la doctrina Parot. Y que no hay que ver en ese esp¨ªritu un beneficio para quienes, como el entorno etarra, ahora se apropian de la sentencia de Estrasburgo. No es un beneficio para ellos sino todo lo contrario: un firme sistema de exigencias; de luminosas exigencias, por seguir a Montesquieu, al que deben y deber¨¢n ajustarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.