Entre dos fuegos mortales
Jos¨¦ Manuel Cano Pav¨®n novela la tragedia de un revolucionario cubano que traicion¨® a Castro
La tr¨¢gica y corta vida de Ariel Lima Lago es una muestra de c¨®mo, en muchas ocasiones, el hombre muere v¨ªctima de unas fuerzas contrapuestas que est¨¢n muy por encima de ¨¦l. Ariel Lima fue un revolucionario cubano forzado por la polic¨ªa del dictador Fulgencio Batista a traicionar a los suyos y a luchar contra los partidarios de Fidel Castro.
Jos¨¦ Manuel Cano Pav¨®n (San Juan de Aznalfarache, Sevilla, 1946) relata la historia de Ariel Lima en la novela Jugar con fuego, que ha publicado Ediciones Atlantis. La idea de escribir la novela parti¨® de informaci¨®n encontrada en Internet. Luego, Cano Pav¨®n investig¨® sobre el personaje, que en la novela recibe el nombre de Ariel Lago.
¡°Me lleg¨® informaci¨®n a trav¨¦s de Internet sobre el caso de este muchacho. Encontr¨¦ datos y empec¨¦ a buscar. Me llam¨® la atenci¨®n que fusilaran a un chico que acababa de cumplir 16 a?os, que desde los 14 era militante castrista y que se apunt¨® a la guerrilla urbana en La Habana. Mont¨® un grupo y contact¨® con el Che Guevara. Parece que fue incluso a hablar con el Che a Sierra Maestra. Al Che le interesaba que hubiera una guerrilla urbana en La Habana¡±, explica Cano Pav¨®n, que es catedr¨¢tico de Qu¨ªmica Anal¨ªtica de la Universidad de M¨¢laga.
¡°La polic¨ªa de Batista lo captur¨® y tortur¨®. Los polic¨ªas le amenazaron con violar a su madre y el muchacho cedi¨®. Delat¨® a compa?eros, particip¨® en torturas e intervino en la muerte de dos mensajeras que llevaban consignas desde Sierra Maestra a La Habana¡±, relata. Estas dos mujeres fueron torturadas. No consiguieron sacarles una palabra y, ya moribundas, las metieron en una lancha. En sacos llenos de piedras las hund¨ªan en el agua y las sacaban, hasta que al no obtener resultado alguno, las dejaron caer en el mar y se ahogaron.
¡°La polic¨ªa de Batista captur¨® y tortur¨® a Ariel¡±, recuerda el autor
Jugar con fuego, el t¨ªtulo de la novela, es lo que hizo Ariel. ¡°Empez¨® a jugar con una cosa peligrosa: hacerse guerrillero en La Habana ten¨ªa un cierto riesgo. All¨ª no hab¨ªa ley. Era como Chicago en los a?os veinte o peor. Se meti¨® en esa din¨¢mica y termin¨® quem¨¢ndolo¡±, afirma Cano Pav¨®n, que es autor de las obras La pasi¨®n de Javier H, El demonio blanco y Los idus de julio, entre otras.
De alguna manera, esta persona simboliza las contradicciones y tragedias del siglo XX. ¡°En muchas de mis novelas trato el tema de la indefensi¨®n de la persona frente a la sociedad. Realmente es que era un chaval muy joven que estaba en plena formaci¨®n. Viv¨ªa en un mundo obrero y se interes¨® por reivindicar sus derechos y hacer que Cuba no fuera tan dependiente de EE UU¡±, comenta.
El protagonista de la novela ilustra la indefensi¨®n del ser humano ante dogmas que le superan. ¡°Ariel se dio cuenta de que Cuba era un garito, un prost¨ªbulo, un sitio donde iban los americanos ricos a divertirse. Cuba ten¨ªa un Gobierno t¨ªtere y corrupto y era una colonia de EE UU. Aunque dicen que el nivel de vida no era demasiado malo, hab¨ªa un descontento muy grande por la corrupci¨®n y la polic¨ªa de Batista¡±, asevera el autor.
¡°Ariel fue v¨ªctima en los comienzos de la revoluci¨®n. Era una ¨¦poca de gran violencia. Contact¨¦ con el presidente del tribunal que le juzg¨®, que reside en Puerto Rico. Me dijo que estaba arrepentido y que no firmar¨ªa hoy una condena a muerte¡± a?ade Cano Pav¨®n.
El Che, uno de los personajes m¨¢s idolatrados del siglo XX, no pesta?eaba al enviar a un adolescente a la muerte. ¡°El Che ten¨ªa rasgos psicop¨¢ticos. La gente lo admira mucho porque dec¨ªa que este hombre se pod¨ªa haber quedado en Cuba de ministro y prefiri¨® ir a combatir a Bolivia, donde muri¨®. Ha habido una admiraci¨®n por el Che como icono revolucionario puro. En su puesto no ten¨ªa m¨¢s remedio que ser violento y cruel. Ser santo all¨ª era imposible¡±, concluye el autor.
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