La calle es nuestra
El Gobierno est¨¢ transformando este pa¨ªs a golpe de decreto con el prop¨®sito de cumplir su programa m¨¢ximo
F¨¢tima B¨¢?ez cree en la Virgen del Roc¨ªo como motor econ¨®mico. Estos d¨ªas nos ha dicho que tambi¨¦n cree en los buenos espa?oles.
El problema es qu¨¦ entiende la ministra de Empleo por buenos espa?oles. Aunque podemos suponerlo: son todos los que dicen am¨¦n a la agresi¨®n social m¨¢s brutal que haya sufrido este pa¨ªs en democracia. Los que han bendecido con sus aplausos o su silencio el ¨²ltimo plan de ajuste del Gobierno, que amenaza seriamente la paz ciudadana.
Todos los dem¨¢s ser¨ªamos malos espa?oles. Y esos, ?que se jodan!, por seguir la consigna de su compa?era de partido, la falsamente arrepentida Andrea Fabra.
Se ha escrito mucho sobre el ¨²ltimo hachazo de Rajoy. Algunos creen que es una enmienda a la totalidad del programa con el que gan¨® las elecciones. Porque est¨¢ haciendo lo contrario de lo que prometi¨®. No comulgo con esa opini¨®n.
Porque, salvo la subida de impuestos (IRPF, IVA), ordenada por Bruselas, todo lo dem¨¢s forma parte del ADN ideol¨®gico de la derecha espa?ola. El problema es que, en la campa?a electoral, Rajoy y los dirigentes de su partido mintieron como bellacos. Ocultaron su verdadero programa, que est¨¢n ejecutando con total impunidad, por ahora.
La derecha se ha propuesto romper el consenso alcanzado en la Transici¨®n sobre el modelo de Estado social y auton¨®mico con la idea de transformarlo en un Estado regido por un ultraliberalismo salvaje en el que el capital financiero y los mercados se muevan con absoluta libertad. Sin controles y sin restricciones.
En esa direcci¨®n van encaminadas todas las medidas adoptadas por Rajoy. Desde la reforma laboral, a la amnist¨ªa fiscal o la libertad total de horarios comerciales. El Gobierno est¨¢ transformando este pa¨ªs a golpe de decreto con el prop¨®sito de cumplir su programa m¨¢ximo: adelgazar el Estado, privatizar los grandes servicios p¨²blicos (sanidad y educaci¨®n), anular a los sindicatos, entregar todo el poder a los empresarios, reducir las pol¨ªticas sociales: dependencia, becas, pensiones, prestaci¨®n por desempleo... Es decir, cambiar el modelo social.
En segundo lugar, el Gobierno de Rajoy est¨¢ desarrollando una calculada pol¨ªtica de acoso a las comunidades auton¨®micas y al municipalismo, a los que culpa de todos los males que aquejan al pa¨ªs. A las primeras les recortan o eliminan competencias por la v¨ªa expeditiva de la asfixia econ¨®mica. Al municipalismo le amputar¨¢n el 30% de sus concejales electos.
Por ello, es acertada la denuncia del presidente andaluz, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, de que se intenta ¡°doblegar de manera autoritaria¡± a las autonom¨ªas. Y afirma rotundo que ¡°no vamos a tolerar que cambien el modelo social y territorial¡±.
Porque Rajoy exhibe la crisis como coartada para devaluar las autonom¨ªas. Es una excusa burda. La verdad es que la derecha nunca crey¨® en el Estado auton¨®mico ni en la autonom¨ªa municipal. De eso, en Andaluc¨ªa sabemos mucho. Lo sufrimos: recuerden el 28-F.
No es extra?o por ello que haya sido en Andaluc¨ªa donde han saltado las alarmas ante la transformaci¨®n subrepticia del modelo pactado en la Transici¨®n. Han sido los socialistas andaluces quienes han convencido a Rubalcaba de que modificara su estrategia de oposici¨®n blanda y de in¨²til oferta de pacto. Ahora, el PSOE respaldar¨¢ las movilizaciones que convoquen los sindicatos, ante el ¡°fraude democr¨¢tico¡± perpetrado por el PP, en palabras de C¨¢ndido M¨¦ndez.
Porque ¡°ha llegado el momento de plantarse¡±, concluye el vicepresidente de la Junta Diego Valderas. Y de ¡°montar un frente social¡±, como pide Manuel Pastrana (UGT).
Rajoy tendr¨¢ el BOE. Pero los damnificados por sus medidas tienen la calle. Seamos, pues, malos espa?oles, de los que no le gustan a la ministra B¨¢?ez, y tomemos la calle. Ya no es de Fraga. Es nuestra. Y es la ¨²nica opci¨®n que nos han dejado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.