Ciutat Meridiana, ciudad desahucio
El barrio de Barcelona concentra la mayor cantidad de ejecuciones hipotecarias Muchos perjudicados son inmigrantes que compraron pisos hoy devaluados
No hay semana en que no haya un desahucio en el barrio barcelon¨¦s de Ciutat Meridiana. A menudo son dos, o tres, o cuatro. En la mayor¨ªa de los casos, las familias abandonan los pisos en cuanto el banco les comunica que les echar¨¢. Cogen los b¨¢rtulos y se marchan con la deuda y la humillaci¨®n a cuestas. Colgado en la monta?a, en el distrito de Nou Barris, Ciutat Meridiana es, de lejos, el barrio de Barcelona donde m¨¢s desahucios se producen. El perfil m¨¢s frecuente de los desahuciados en el barrio corresponde a una familia inmigrante que pag¨® un precio estratosf¨¦rico entre 2004 y 2008 por viviendas de apenas 60 metros cuadrados en un barrio de orograf¨ªa imposible donde los pelda?os se cuentan por miles.
Parejas con hijos que ten¨ªan dos sueldos, pero se quedaron en paro, primero uno y luego el otro, se metieron en la trampa de sucesivas refinanciaciones y deben casi lo mismo que el d¨ªa que firmaron la hipoteca: entre 200.000 y 300.000 euros por pisos que hoy no valen ni 50.000. No hay edificio donde no cuelguen carteles con la frase ¡°se vende¡±.
Ciutat Meridiana, con 11.000 habitantes y un 40% de inmigraci¨®n ¡ªel doble de la media de Barcelona¡ª, se ha alimentado de sucesivas oleadas migratorias. En los a?os sesenta, los terrenos donde se asienta se descartaron para ubicar el cementerio de Collserola: eran demasiado empinados y h¨²medos. Y donde la Administraci¨®n no quiso poner el cementerio, las inmobiliarias levantaron un barrio para llenarlo de vivos.
Sus habitantes son los hijos y nietos de los primeros en llegar, los que, en pleno auge de la burbuja del ladrillo, pudieron marcharse a barrios mejores: mejor comunicados, con orograf¨ªas m¨¢s amables, con edificios m¨¢s nuevos; Can Cuy¨¤s y otros barrios de la vecina Montcada, Cerdanyola, Trinitat o Sant Andreu, m¨¢s hacia el centro de la capital. Y en su lugar llegaron otros inmigrantes: latinoamericanos, asi¨¢ticos y africanos.
¡°Aqu¨ª lleg¨® a haber 11 inmobiliarias¡±, recuerda el presidente de la asociaci¨®n de vecinos, Fili Bravo. ¡°Lo que se lleg¨® a permitir¡± hoy le quita el sue?o: ¡°Aquellas barbaridades las firmaron notarios y directores de oficinas de cajas y bancos que hoy se lavan las manos¡±. Bravo asegura que hay 400 desahucios pendientes. Es jueves y Bravo se tira toda la ma?ana barrio arriba, barrio abajo, entre los dos desahucios previstos para esta ma?ana. Los dos se pararon gracias a la presencia de vecinos y activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y la entidad 500 x 20, centrada en cuestiones de vivienda.
La portavoz de la PAH, Ada Colau, subraya el hecho de que los pisos de Ciutat Meridiana resultaron ¡°especialmente sobretasados¡±, lo cual ¡°generaliz¨® una estafa en un barrio empobrecido en el que se aprovech¨® para vender a poblaci¨®n inmigrada, gente humilde, en un barrio al que nadie aut¨®ctono quiere ir a vivir¡±. ¡°Ahora¡±, concluye Colau, ¡°las entidades no tienen ninguna piedad en echar a gente con deudas de hasta 300.000 euros por pisos que no tienen ninguna salida comercial¡±. Salva Torres, de 500 x 20, a?ade que si quienes compraron fueron sobre todo inmigrantes fue ¡°porque se aprovecharon de ellos: ni sab¨ªan qu¨¦ significaba tanto dinero, ni les contaron la letra peque?a, y adem¨¢s las inmobiliarias en aquel momento ped¨ªan siete u ocho meses de fianza para alquilar, con lo que les resultaba m¨¢s f¨¢cil comprar¡±.
El portavoz del distrito de Nou Barris, Santi Borrull, se desplaz¨® el pasado jueves hasta la calle del Pedraforca, tal como prev¨¦ el protocolo que el pleno del distrito aprob¨® a comienzos de mes. El protocolo se centra sobre todo en hacer un trabajo preventivo cuando el distrito tiene noticia de que una familia est¨¢ amenazada de desahucio, explica. Adem¨¢s, han firmado un acuerdo con jueces ¡ªno todos¡ª del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a y con el Colegio de Procuradores, por el cual les avisan de los casos de que tienen conocimiento.
¡°Es un problema enorme y, como ocurre en otras ocasiones, los vecinos organizados han ido por delante de la pol¨ªtica¡±, reconoce un poco apartado de la concentraci¨®n de protesta. Borrull da otra de las claves de lo que est¨¢ ocurriendo en Ciutat Meridiana: ¡°Si los precios subieron tanto fue porque muchos pisos los compraban entre varias familias¡±. Ese es otro drama, la cantidad de familias afectadas de forma indirecta, con avales y compras cruzadas. Solo hay una buena noticia en el barrio. Que dentro de unos d¨ªas los alzamientos previstos se parar¨¢n hasta septiembre.
?
¡°?De qu¨¦ vivo? De sobrevivir¡±
Garttdy Pizarro, electricista, y Mar¨ªa Eugenia Guzm¨¢n, camarera, son ecuatorianos. Llegaron a Espa?a en 2003. Les fue bien y en 2006 compraron un piso en la calle de las Agudes coincidiendo con la llegada de sus hijos, que hoy tienen 11 y 13 a?os: 210.000 euros por un tercero sin ascensor, de 55 metros cuadrados y ?sin c¨¦dula de habitabilidad! Comenzaron pagando 1.100 euros de cuota, que por la subida de tipos no tardaron en saltar a 1.400. Luego, el paro. Y luego, dejar de pagar. ?Han intentado hablar con Catalunya Caixa? ¡°S¨ª, para mal, porque nos ofrecieron refinanciaci¨®n y la deuda trep¨® de 210.000 a 239.000 euros¡±, cuenta ¨¦l. Sin ingresos, ?de qu¨¦ viven? ¡°De sobrevivir¡±. ?Y no tienen ayudas? ¡°No, porque tenemos un piso en propiedad¡±. Los chavales callan mientras escuchan a sus padres asegurar que volver a Ecuador no se lo plantean. ¡°Tampoco tenemos para pagar el billete y, adem¨¢s, los ni?os perder¨ªan la nacionalidad espa?ola¡±, dice Mar¨ªa Eugenia.
¡°Nos enga?aron¡±
Lo ¨²nico que anima a Ogechi Elekwa es el apoyo de sus compatriotas nigeranos. De la pi?a que hacen da idea el mont¨®n de gente que el jueves se concentr¨® frente al 102 de la calle del Pedraforca. Ella lleg¨® en 2002, tras la muerte de su padre, en busca de ingresos que le permitieran ayudar a la familia. En 2007 compr¨® el piso. ¡°200.000 euros y mucho¡±, dice sin acertar la cifra. Trabajaba de ayudante de cocina, pero desde 2010 est¨¢ en paro. Sin cobrar. Sin pagar: antes se come, dice. Tiene un ni?o de un a?o con dos ojos como faros que va de brazo en brazo. ¡°Vivimos de la ayuda de los 400 euros. Nos enga?aron. Se aprovecharon de nosotros. Somos africanos y tuvimos confianza en las inmobiliarias, los bancos y los notarios, pens¨¢bamos que eran gente seria¡±. Ahora Ogechi comparte el piso con una amiga. El diminuto piso se llena de nigerianos que vienen a preguntar c¨®mo le va. Est¨¢n todos en las mismas. En paro y pendientes de que les echen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.