Esencias y corrupci¨®n en el ¡®caso Palau¡¯
En la Catalu?a del pacto fiscal, hay quien ve una maniobra conspiratoria en la fianza a CDC por el ¡®caso Palau¡¯
Ya han pasado tres a?os desde que los Mossos d¡¯Esquadra revolvieron el armario de los patricios catalanes con su irrupci¨®n en el Palau de la M¨²sica. El 23 de julio de 2009, las c¨¢maras dispuestas ante el edificio de Dom¨¨nech i Montaner captaron c¨®mo, tras nueve horas de registro, F¨¨lix Millet, el alma de la estafa, abandonaba el edificio en su Mercedes 600 por la puerta de atr¨¢s. Tres a?os despu¨¦s, el saqueador confeso del Palau sigue en libertad y contin¨²a frecuentando sin rubor sus habituales restaurantes de la zona alta de Barcelona.
A sus 76 a?os, Millet no solo goza de una envidiable salud, sino que tiene las espaldas bien cubiertas y disfruta de un tan envidiable como inmerecido patrimonio. Hasta el pasado mes de marzo ¡ªs¨ª, marzo de 2012¡ª no fueron embargadas sus cuentas y propiedades. Los investigadores buscan pruebas de que el buque insignia de la assenyada resistencia cultural al franquismo ha transportado en sus bodegas una trama corrupta que trata de ocultar su hedor con esencias nacionales. El perfume es tan intenso como dif¨ªcil es ocultar un desfalco de 30 millones de euros en dinero p¨²blico y privado.
En la actualidad, la investigaci¨®n avanza no sin tenaz oposici¨®n. Apenas unas semanas despu¨¦s de que CiU volviera al Palau de la Generalitat ¡ªen concreto el 17 de enero de 2011¡ª, el Gobierno catal¨¢n ¡ªa traves del consorcio del Palau¡ª pidi¨® al juez que no abriera pieza separada para investigar el cobro de comisiones por parte de Converg¨¨ncia. Al d¨ªa siguiente, el Ejecutivo rectific¨® y sugiri¨® que, en caso de abrirse, no se diera luz verde a las imputaciones solicitadas por el ministerio fiscal. Sin embargo, el juez instructor Josep Maria Pijuan ¡ªque no act¨²a con la timorata lentitud que caracteriz¨® a su antecesor, Juli Solaz¡ª decidi¨® imputar a Daniel Os¨¢car, extesorero del partido nacionalista. Esta misma semana, el juez ha dado la campanada y ha impuesto una fianza de 3,2 millones de euros a Converg¨¨ncia Democr¨¤tica como ¡°part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo¡±. Es decir, el partido debe ingresar el dinero del que supuestamente podr¨ªa haberse beneficiado gracias al delito de otro. Parece que la etapa de buenismo judicial para con CDC toca a su fin. El nuevo juez considera que ¡°el destino real de las donaciones de Ferrovial al Palau¡± eran ¡°contraprestaciones¡± que podr¨ªan haber financiado a Converg¨¨ncia en concepto comisiones por obra p¨²blica y apunta como fuentes a la megal¨®mana construcci¨®n de la l¨ªnea 9 y la Ciudad de la Justicia.
Y ah¨ª, lo que com¨²nmente se apreciar¨ªa como un acto de valor ¡ªun juez enfrent¨¢ndose a un partido de gobierno¡ª es visto como una traici¨®n a la Catalu?a del pacto fiscal. Algunos se apuntan a la tesis de la conspiraci¨®n: la justicia espa?ola maniobra contra el catalanismo de CDC en el momento decisivo del pacto fiscal. De nada sirve que hayan aparecido facturas mendaces, expresi¨®n que curiosamente ya fue empleada a finales de la d¨¦cada de 1990 en el caso Casinos. Entonces un juez consider¨® que traspasar 3.000 millones de pesetas de Casinos de Catalu?a a CDC no era un hecho delictivo, porque no atentaba contra ¡°el inter¨¦s social¡±.
El instructor del caso Palau tiene un pecado original: conden¨® por el caso Trabajo a dos dirigentes de Uni¨® Democr¨¤tica, que no ingresaron en prisi¨®n gracias al indulto concedido por el espa?ol¨ªsimo Gobierno de Mariano Rajoy.
As¨ª que, tras el rastro de ese tan viejo como conocido olor, el instructor del caso Palau se desplaz¨® el pasado 9 de julio al domicilio de F¨¨lix Millet. Segu¨ªa la pista de 18 millones de euros cobrados en cheques al portador. A pesar de su tenacidad, Pijuan no ha sido, hasta el momento, capaz de dar con la mitad del dinero defraudado en la estafa. Adem¨¢s de partidos e individuos, las instituciones financieras son culpables de esa opacidad. Los bancos no han facilitado la identidad de quienes cobraron esos cheques. Como lamenta el juez en su auto, los bancos ¡°han incumplido sus obligaciones¡±, ya que por ley deben indentificar a quienes efect¨²en esos cobros.
A pesar de las trabas, los culpables, los encubridores y los beneficiarios del caso Palau empiezan a tener una foto n¨ªtida, con nombres y apellidos. Solo falta que paguen por ello.
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