¡°El gran incendio del a?o 1986 no fue ni la mitad de esto¡±

Hay una frase que lleva un d¨ªa y medio en boca de los habitantes del Alt Empord¨¤: ¡°El gran incendio del a?o 1986 no fue ni la mitad de esto¡±. Transitar por las carreteras de la comarca, de Figueres hacia la frontera es desolador y a partir de Pont de Molins, gris. A veces, un rinc¨®n verde, a salvo. No es que el fuego no haya pasado por all¨ª; es que el domingo las llamas cabalgaron a tal velocidad que saltaban; y entre un remolino y la siguiente bola de fuego, indultaron prados y ¨¢rboles.

Otras veces no se salv¨® nada. La carretera que une Pont de Molins y Biure, por ejemplo, la de arriba. Tres kil¨®metros de curvas que parecen la Luna. Entre la presa de Boadella y Biure, encinas y olivares tienen el tronco reventado del calor: los ¨¢rboles est¨¢n partidos en tres o cuatro trozos, como si les hubieran pegado un hachazo. Hay pi?as sobre el asfalto que salieron disparadas. Y rocas.

Cualquiera de estas im¨¢genes de ayer en el Alt Empord¨¤ comparte el cielo plomizo y el ir y venir de hidroaviones y helic¨®pteros, volando sin tregua del fuego al pantano de Boadella. No pararon en todo el d¨ªa. Cuando no era agua, arrojaban un polvo color caldera con el que tambi¨¦n aplacan las llamas.

Vecinos, cazadores y ganaderos, conocedores de cada palmo del terreno, se desplazaban con todoterrenos y furgonetas destartaladas para ver con sus propios ojos la devastaci¨®n. Lloraban.

"?nimos y gracias a todo el mundo", escribieron los ni?os del 'casal' a los agentes

Como lo hicieron al volver a los pueblos quienes pasaron la noche del lunes en pabellones de Figueres. ¡°Dios m¨ªo, todo esto era verde, ?lo veis?¡±, se?alaba Dolors desde el Raval de Fonteta, a la entrada de Biure. De vez en cuando, una alegr¨ªa: ¡°?Los burros se han salvado!¡±, celebraba emocionada Maria Laura, de Can Micas, que el domingo tuvo tiempo de abrirles la verja para que escaparan antes de salir corriendo ella en coche. ¡°Se debieron de resguardar en ese prado¡±, dijo se?alando el otro lado de la carretera.

Otra imagen de impacto es la angustia de Darnius, donde de confinamiento, nada. Los vecinos no se movieron de los extremos del pueblo, pendientes de cada llama o cada nueva columna. Montse Olivenza estuvo al pie del ca?¨®n todo el d¨ªa, con el miedo de que las llamas alcanzaran el pueblo. De hecho, a mediod¨ªa, los bomberos llegaron a remojar los ¨¢rboles m¨¢s pr¨®ximos a las casas por si acaso. El alcalde, Eduard Edu Payr¨¤, no par¨® en toda la tarde. Sucio como un bombero m¨¢s, se desplaz¨® de un foco a otro, mandando equipos de voluntarios que hac¨ªan lo que pod¨ªan armados con ramas, intentando contener el fuego hasta la llegada de medios a¨¦reos. Resultaba desesperante ver c¨®mo el fuego que los bomberos hab¨ªan apagado un rato antes resurg¨ªa de las cenizas.

Pese a la devastaci¨®n, emociona ver a la gente volcada con los bomberos, agentes forestales y dem¨¢s cuerpos que luchan contra el fuego. Ayer a mediod¨ªa, Teresa sali¨® de casa, tambi¨¦n en Darnius, cargando cajas de quesitos, galletas y un mont¨®n de botellas de agua. ¡°Deja, Teresa, que esto va para largo, tenemos tiempo de sobra¡±, le respondieron ennegrecidos los bomberos desde lo alto del cami¨®n. La gente acude a ayudar en lo que puede. Un grupo de j¨®venes de Ma?anet de Cabrenys espera ¨®rdenes en la entrada del pueblo. Pasa a la p¨¢gina 2

A mediod¨ªa, con el calor apretando y la ceniza dificultando la respiraci¨®n, discuten si tirarse al monte por su cuenta o marcharse con los bomberos. ¡°Yo solo ah¨ª no me meto¡±, valor¨® uno de ellos.

El incendio es tan grande que a la comarca han llegado servicios de emergencias de toda Catalu?a y del resto de Espa?a. Los mossos que vigilan el acceso del centro de Control de Figueres son de la Brigada M¨®vil, los antidisturbios, y proceden de Barcelona. Los que descansan en la sombra del parque de bomberos no saben c¨®mo se llega a Llers si no siguen a los bomberos locales, porque son de Lleida. Los que prueban mangueras para remojar las casas bajas de Darnius son agentes forestales de Vic. Ellos se encargan de perimetrar la zona y controlar los accesos, mientras que las Agrupaciones de Defensa Forestal apoyan al resto de cuerpos tras trabajar durante todo el a?o en el mantenimiento de los bosques, los caminos y los puntos de agua. Hay tambi¨¦n militares: bomberos y agentes de la UME, la Unidad Militar de Emergencia, llegados de Valencia, Zaragoza y, desde anoche, de Le¨®n.

Fuego aparte, el segundo enemigo de la comarca estos d¨ªas es la cobertura telef¨®nica, que dificulta en gran manera las comunicaciones. Si habitualmente estos pueblos no van sobrados, desde el domingo cuesta especialmente comunicarse por tel¨¦fono. La red fija est¨¢ ca¨ªda en muchos puntos. Y la m¨®vil, por saturaci¨®n o tambi¨¦n por falta de luz.

A solo 10 kil¨®metros, el centro de control, instalado en el cuartel de los bomberos. Un hervidero de mandos de todos los cuerpos, unidades m¨®viles de radios y televisiones y decenas de redactores mandando cr¨®nicas, primero desde la zona de descanso y ya por la tarde en un altillo con vistas al frenes¨ª y a las cajas de bocadillos y agua. Para los efectivos que salen hacia el incendio, un detalle de los chavales del casal de la escuela Dal¨ª, que ayer destinaron la ma?ana a pintar y colgar coloridos carteles en los que dan ¡°¨¢nimos y gracias a todo el mundo¡±.