El arzobispo de Santiago achaca la crisis econ¨®mica al ¡°desorden moral¡±
El alcalde de Santiago apela a la ¡°solidaridad¡± de Europa con los pa¨ªses ca¨ªdos
Se podr¨ªa decir que ayer, en la Catedral de Santiago, se dijo una verdad como un templo. Su p¨¢rroco, el arzobispo Juli¨¢n Barrio, atribuy¨® sin dudarlo el desastre econ¨®mico al ¡°desorden moral¡±, aunque luego no dio m¨¢s detalles y esto ¡ªes decir, el significado de su expresi¨®n¡ª cada cual lo puede interpretar como guste. Y no fue una, sino al menos tres veces las que la homil¨ªa del jefe de la Iglesia gallega, en presencia de Feij¨®o, de la ministra Ana Pastor y de las dem¨¢s autoridades congregadas en la ofrenda del Ap¨®stol el d¨ªa de Galicia, insisti¨® en la idea de la inmoralidad como factor determinante de la crisis. Barrio reclam¨® un inusitado ¡°di¨¢logo entre econom¨ªa y ¨¦tica¡±, y record¨® que ¡°dominio y servicio, posesi¨®n y don, inter¨¦s y gratuidad¡± son ¡°l¨®gicas profundamente contrarias¡± que ¡°se enfrentan en todo tiempo y lugar¡±.
Los suyos parec¨ªan mensajes dirigidos a los gobernantes y a los banqueros. ¡°No debemos eludir la responsabilidad ante los graves problemas sociales que m¨¢s all¨¢ de los procesos y mecanismos econ¨®micos movidos a veces por una especulaci¨®n inmoral deben resolverse con un compromiso ¨¦tico y moral¡±, sentenci¨®. Y despu¨¦s apel¨® al ¡°esp¨ªritu de justicia¡± y dijo que no hay que ¡°poner el beneficio econ¨®mico por encima del bien de la persona humana, ni el ¨¦xito individual por encima de la solidaridad¡±.
Algunos de sus p¨¢rrafos podr¨ªan haberse puesto en boca de alguno de los indignados que acamparon hace algo m¨¢s de un a?o al otro lado de la fachada del Obradoiro. ¡°En medio de desvalimiento econ¨®mico, provocado por el desorden moral, el miedo condiciona los diferentes aspectos de nuestra vida y la crisis est¨¢ repercutiendo de manera dram¨¢tica sobre personas y familias con menos posibilidades¡±, record¨® a los responsables de gestionar la situaci¨®n.
No fue, la suya, la ¨²nica referencia al ¡°miedo¡± que rebot¨® ayer por la ma?ana con los oropeles barrocos de la catedral compostelana. Tambi¨¦n el alcalde, ?ngel Curr¨¢s, convertido en representante del monarca ante la ausencia de cualquier miembro de la Familia Real, habl¨® de un miedo que ¡°ahoga¡± y de una ¡°carcoma que mina nuestra motivaci¨®n¡±, ahora que las vacas gordas ya no son m¨¢s que piel y huesos.
Con la que est¨¢ cayendo, era inevitable, tanto para la Iglesia como para el delegado regio, que habl¨® primero, eludir ¡°el temporal¡± en esta misa solemne en la que sonaba m¨²sica recogida por el C¨®dice. Hasta las lecturas b¨ªblicas de ayer parec¨ªan haberse escrito inspiradas en esta crisis, en los galopantes recortes y en la capacidad de aguante de una sociedad tensada al l¨ªmite: ¡°Por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan¡±, dice la Segunda Carta a los Corintios.
En un discurso bastante l¨ªrico, con constantes referencias al C¨®dice Calixtino y revisado por la Casa Real, el alcalde compostelano pidi¨® al Ap¨®stol el milagro: que ayude a los pol¨ªticos a ¡°explicarse con transparencia¡± y a ¡°asumir las renuncias pensando en quienes m¨¢s lo necesitan¡±. Curr¨¢s (que regres¨® a la aburrida chaqueta gris, despu¨¦s de que el a?o anterior su antecesor en la alcald¨ªa, Conde Roa, acudiese vestido de terciopelo, con traje tradicional) llam¨® tambi¨¦n a la ¡°solidaridad¡± de los Estados europeos para con los pa¨ªses ca¨ªdos; tumbados por ¡°el temporal¡±.
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