Rom¨¢n corta una oreja de m¨¦rito
Incolora novillada de Fuente Ymbro
La novillada de Fuente Ymbro, de impecable presencia, no fue un fiasco pero casi. De las seis pinturas que envi¨® el ganadero, tercero y cuarto salvaron un honor prendido con alfileres. Ni esos dos, ni los otros cuatro, sacaron el picante propio del hierro. Si acaso el segundo; una guindilla que fue el manso de la familia y lleg¨® a la muleta inc¨®modo y con tendencia a vencerse por el pit¨®n izquierdo. Pero tuvo aire ese novillo; algo molesto, pero con cierto color dentro de una incolora y casi ins¨ªpida novillada.
FUENTE YMBRO / ADRI?N, ROM?N, CABALLERO
Novillos de Fuente Ymbro. Bien presentados. Sosos en general y faltos de casta. Tercero y cuarto, nobles y con recorrido. Tercero con aire pero algo inc¨®modo. Muy discretos en varas.
Fernando Adri¨¢n: bajonazo (silencio); pinchazo saliendo del encuentro, entera contraria con p¨¦rdida de muleta ¨Caviso- y descabello (silencio).
Rom¨¢n: pinchazo y estocada perdiendo muleta (oreja); estocada (ovaci¨®n).
Gonzalo Caballero: casi entera algo desprendida ¨Caviso- y dos descabellos (vuelta al ruedo); pinchazo hondo y descabello (palmas).
Plaza de Valencia, 25 de julio. Primera de Abono. Casi media.
El tercero fue noble, no molest¨®, aunque tambi¨¦n estuvo falto de chispa. El cuarto, floje¨® de salida, escarb¨® antes de su cita con el caballo pero misteriosamente acab¨® siendo novillo de menos a m¨¢s. En fin, cada novillero se llev¨® su parte de novillos posibles, no m¨¢s. Los otros tres, ni chicha ni limon¨¢. Incoloros. El que abri¨® plaza ya cant¨® con el capote su tendencia a pararse. M¨¢s frenado en quites, esper¨® en banderillas y se neg¨® a declarar en el ¨²ltimo tercio. Acab¨® defensivo y ante el agobio sin ton ni son al que le someti¨® Fernando Adri¨¢n, opt¨® por acostarse antes de tiempo. De quinto salt¨® un precioso colorado. Bell¨ªsima estampa la del fuenteymbro. Muy ofensivo y astifino, armado hasta los dientes, pero de armoniosa figura. Anduvo por la plaza suelto, sin fijeza. De ac¨¢ para all¨¢. Cost¨® ponerlo en suerte y su cita con el picador acab¨® sin acuerdo alguno. Luego, en la muleta, no tuvo entrega, solt¨® de vez en cuando alg¨²n exabrupto, se puso remilgoso en otros y visto que no se sal¨ªa con la suya acab¨® parado. El que cerr¨® plaza, el de menos cara del lote, tambi¨¦n anduvo distra¨ªdo de salida. No quiso pelea y se refugi¨® enseguida en tablas. Ni fue ni vino, sino todo lo contrario. De los seis, el tercero fue el ¨²nico que se emple¨® algo en varas. El resto acudi¨® m¨¢s por obligaci¨®n que por vocaci¨®n.
Rom¨¢n y el debutante Gonzalo Caballero, resolvieron la cosa con dignidad. Sin brillo, pero de alguna manera impusieron su ley. Rom¨¢n aguant¨® y ayud¨® al manso segundo por todos los frentes y maneras. Por dos veces el novillo se lo quiso llevar por delante; salv¨® el apuro en la primera, y en la otra le peg¨® tal cabezazo que Rom¨¢n sali¨® por los aires como lanzado por una catapulta. Quiso dominar la situaci¨®n, baj¨® la mano para someter pero en el segundo envite el novillo se le venc¨ªa sin disimulo. No fue faena ligada, no pod¨ªa ser, pero solt¨® en cada serie muletazos de muy buena nota. Labor valiente tambi¨¦n. De dar la cara. Las bernardinas finales, muy ajustadas, le dieron al conjunto el color que no puso el novillo. El guapo quinto sali¨® rana. Rom¨¢n abri¨® la faena con un racimo de estatuarios, que remat¨® con un cambiado por la espalda que frustr¨® el novillo al desarmarlo. De cerca, Rom¨¢n trat¨® de sacar agua de pozo seco. Se incomod¨® el novillo y le sobrevino alg¨²n apurillo que resolvi¨® con habilidad. Volvi¨® a estar valiente, aunque la porf¨ªa final a novillo ya parado apenas sirvi¨® de nada.
De los seis, el tercero fue el ¨²nico que se emple¨® algo en varas. El resto acudi¨® m¨¢s por obligaci¨®n que por vocaci¨®n.
Actitud en el debutante Gonzalo Caballero. Sorte¨® como tercero un buen novillo, algo fr¨ªo pero potable. Y el ¨²nico de los seis que se justific¨® en el primer tercio. Cuatro estatuarios, uno del desprecio y el remate final del de pecho levantaron el tel¨®n a una faena de m¨¢s fondo que forma. Muy plantado, siempre muy cruzado, tambi¨¦n sereno, y sin altibajos. Tuvo m¨¢s peso la faena que apariencia. Sutil a veces, con el discreto encanto de los novilleros en agraz. Se acab¨® adornando con unas bernardinas limpias y ce?idas. El sexto se atrincher¨® muy pronto en los adentros y volvi¨® la cara a la muleta. Caballero se cruz¨®, busc¨® y busc¨® en porf¨ªa que acab¨® siendo est¨¦ril. Se justific¨®.
El defensivo y descastado primero desarm¨® a Fernando Adri¨¢n en la muleta un par de ocasiones. Ni fu ni fa de faena. Agobi¨® tanto Adri¨¢n, que el novillo, acorralado, opt¨® por acostarse antes de que su matador montara la espada. El cuarto, que no arranc¨® de inicio, creci¨® poco a poco en la muleta. No se comprometi¨® con ¨¦l Adri¨¢n. Burocr¨¢tico, sin mucha ilusi¨®n, y con m¨¢s oficio que otras virtudes, pareci¨® m¨¢s un novillero de vuelta que de ida.
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