Von Otter, un recital ¡®de pel¨ªcula¡¯
La ¡®mezzosoprano¡¯ sueca y su fiel Bengt Forsber triunfan en el festival de Torroella de Montgr¨ª
Torroella de Montgr¨ª consigui¨® lo que no ha conseguido la poderosa Barcelona: presentar a Anne Sophie von Otter en recital. La mezzosoprano sueca, muy bien secundada desde el piano por su fiel Bengt Forsberg, su acompa?ante m¨¢s habitual cuando act¨²a en recital, present¨® en la primera parte canciones de Adolf Frederik Lindblad (1801-1878), un compositor rom¨¢ntico sueco muy poco divulgado en nuestras latitudes y que constituy¨®, para muchos, un interesante descubrimiento. Sigui¨® con canciones de Grieg, de Liszt y, tras ceder el protagonismo a Forsberg, que interpret¨® en solitario la transcripci¨®n de Liszt del Liebestod de Tristan und Isolde, de Richard Wagner, termin¨® la primera parte con tres piezas de los Wesendonck lieder del compositor alem¨¢n.
Von Otter, que ya se acerca a la frontera de los 60, control¨® muy bien una voz de recursos suficientes, pero no impresionantes, a los que ella, sin embargo, sabe sacar el m¨¢ximo provecho y estil¨ªsticamente siempre estuvo muy adecuada pero movi¨¦ndose expresivamente en la franja fr¨ªa que de manera casi t¨®pica suele caracterizar a los cantantes n¨®rdicos.
En la segunda parte, que se inici¨® con cuatro canciones de los hermosos Chants d¡¯Auvergne de Canteloube, se a?adi¨® al equipo Svante Henryson, compositor, violonchelista y arreglista sueco que ha colaborado en diversas ocasiones con Von Otter. Si la primera parte hab¨ªa sido de pel¨ªcula en sentido figurado, ahora empez¨® a serlo en sentido estricto y, francamente, la cosa empez¨® a decaer.
Tras las canciones de Canteloube, la mezzosoprano deriv¨® a piezas de pelaje muy diverso de origen cinematogr¨¢fico o usadas de modo significativo en pel¨ªculas, a piezas del propio Henryson de inter¨¦s solo relativo y a canciones diversas dando lugar a una mezcolanza algo desorientada.
Lo mejor estuvo en su interpretaci¨®n de Calling you, de Bob Telson que aparece en el filme Bagdad Caf¨¦ y lo peor en la versi¨®n que perpetr¨® de Cucurrucuc¨² paloma. Si el gran Pedro Infante, que triunf¨® con este t¨ªtulo, levantara la cabeza, se habr¨ªa vuelto a morir del susto.
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