Un parque de atracciones freudiano
Una exposici¨®n recupera la pasi¨®n por el psicoan¨¢lisis en Coney Island
En el mundo de hoy parece una buena idea dedicarse a so?ar. Esa es una de las ideas de la exposici¨®n Dreamland: La Sociedad Psicoanal¨ªtica Amateur de Coney Island y su c¨ªrculo de 1926-1972, que acoge el Espai Caja Madrid hasta el 2 de septiembre. La comisaria, Zoe Beloff, que colabora con Occupy Wall Street, sostiene que el psicoan¨¢lisis ¡°es una herramienta de conocimiento interior, algo que hoy en d¨ªa suscita mucho inter¨¦s todav¨ªa¡±. La exhibici¨®n se dise?¨® en 2009 para conmemorar el centenario de la visita de Sigmund Freud en 1909 al parque Dreamland, ideado por Albert Grass, en Coney Island (Nueva York), pero la exposici¨®n no quiere representar aquella visita, ¡°sino la expresi¨®n de una idea: un an¨¢lisis de aquella sociedad amateur de psicoan¨¢lisis¡±, resume Beloff.
No sorprende encontrar los t¨ªpicos espejos trampa de los parques de atracciones. Pero estos son freudianos: un emplazamiento para Ego, otro para Superego, y un espacio final para Id. ?Qui¨¦n es c¨®ncavo y qui¨¦n convexo? Adivinen. Beloff, como la asociaci¨®n de aficionados de Coney Island, defiende que ¡°todo el mundo puede tener una visi¨®n interior, no hace falta ser un profesional¡±. M¨¢s atracciones: unos autos de choque simulan algunos s¨ªntomas que persigue el psicoan¨¢lisis: ¡°phobia hist¨¦rica¡±, ¡°s¨ªntoma s¨¢dico¡± o ¡°impulso infantil¡±. Menudos tortazos.
Otro elemento destacable de la exposici¨®n es la peque?a colecci¨®n de nueve pel¨ªculas dom¨¦sticas que se pueden visionar. Se trata de cintas de 16 mil¨ªmetros que rodaron los miembros de la asociaci¨®n de Coney Island. Se revelan sue?os sobre el hombre pollo o fantas¨ªas er¨®ticas de lo m¨¢s comunes. Seg¨²n Beloff, ¡°estas cintas cuentan m¨¢s cosas de las que la gente quer¨ªa explicar¡±.
En Coney Island hab¨ªa un esp¨ªritu ¡°muy popular, con el socialismo muy arraigado en lo p¨²blico y creyendo que el psicoan¨¢lisis podr¨ªa transformar tambi¨¦n por dentro¡±, apunta la comisaria. Por una parte, se cre¨ªa que el psicoan¨¢lisis pod¨ªa cambiar la sexualidad y la vida interior, de la misma manera que el socialismo pod¨ªa cambiar el mundo.
El parque Dreamland tambi¨¦n fue visitado por Albert Einstein. Huelga decir que este espacio fue muy popular a principios del siglo XX. Era un lugar donde la gente que iba a Nueva York acud¨ªa para hacer turismo y eso fue lo que hicieron el 27 de agosto de 1909 Sigmund Freud y sus disc¨ªpulos Carl Jung y Sandor Ferenczi.
Pero no todo fueron alegr¨ªas en el pa¨ªs de la fantas¨ªa. En 1911 Dreamland se quem¨®. Albert Grass trat¨® de montar su nuevo Dreamland en los a?os treinta, pero la Gran Depresi¨®n no ayudaba, no hab¨ªa dinero para nada, y menos para parques de atracciones con una estatua de la Libido de m¨¢s de 15 metros de altura. Hubiese habido pabellones que reflejaran el Inconsciente, la F¨¢brica de Sue?os, la Conciencia y el Censor Ps¨ªquico, unidos por el Tren del Pensamiento. Pero qued¨® en un sue?o.
Grass tambi¨¦n quiso promover el mundo de los sue?os dibujando c¨®mics, aunque ¨¦l no los vio publicados, ya que se editaron tras su muerte. Quer¨ªa acercar el psicoan¨¢lisis a la gente. Por tem¨¢tica, obviamente, pero tambi¨¦n por sus dibujos la obra de Grass parece muy inspirada en Little Nemo in Slumberland del estadounidense Winsor McCay, al filo del siglo XX. La comisaria Beloff avisa de que el parque G¨¹ell ¡°tambi¨¦n es un parque de los sue?os¡±. La muestra tiene poco de Gaud¨ª, quiz¨¢ tan solo su palpito innovador.
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