Ferrant, un vanguardista en el franquismo
Caixaf¨°rum re¨²ne 50 piezas del Duchamp de la escultura espa?ola
Fue el gran ¨¢crata del arte de la posguerra. El madrile?o ?ngel Ferrant (1890-1961) navega en la experimentaci¨®n constante, cuestiona el canon y rompe moldes para crear un nuevo concepto de escultura m¨®vil, abierta y cambiante. Se mueve entre el naturalismo y la abstracci¨®n, aunque siempre exalta la figura humana. Hasta el pr¨®ximo 28 de octubre, Caixaf¨°rum y el Museo de Arte Contempor¨¢neo Gas Natural Fenosa presentan ?ngel Ferrant: entre el dibujo y la escultura, una exposici¨®n que re¨²ne 50 piezas de uno de los grandes nombres del arte de vanguardia espa?ol.
En cierto modo, Ferrant fue un anacr¨®nico. Vivi¨® en pleno franquismo y fue un transgresor. Se desmarc¨® de la visi¨®n folcl¨®rica, en un momento en que la Espa?a de la dictadura reprim¨ªa el instinto innovador. Abierto e inquisitivo, busca la sencillez en su obra utilizando un material pobre; desde anzuelos, ganchos y cuchillos, hasta el corcho o virutas de madera. Ferrant distorsiona la escultura tradicional como obra compacta, aboga por la asimetr¨ªa, desdobla la escultura y destruye para luego recomponer las piezas en una obra m¨®vil, desnuda y transformable. Son esculturas flotantes, en las que el autor erosiona y perfora el bloque.
En Mujeres entrelazadas, de 1952, Ferrant crea una escultura viva y abierta, que compagina formas y parece ser ingr¨¢vida. Y es que su arte es inmune a la ley de la gravedad. Y va mucho m¨¢s all¨¢, pues la frontera entre artista y observador se evapora. En su af¨¢n por transgredir, cede al espectador la posibilidad de manipular la escultura y participar en su configuraci¨®n final.
Este artista de vanguardia es, por encima de todo, escultor. Su concepci¨®n es tridimensional, aunque el dibujo tambi¨¦n fue primordial en su obra. El arte del l¨¢piz es un campo de exploraci¨®n y recuerdos. Algunos de sus dibujos fueron bocetos experimentales de esculturas posteriores. Otros recrean la experiencia vital del autor. El dibujo era para Ferrant una fuente de aprendizaje infinita y una v¨ªa art¨ªstica m¨¢s all¨¢ de la escultura.
Ferrant busca su inspiraci¨®n en el arte mediterr¨¢neo m¨¢s arcaico, aunque tambi¨¦n bebe de artistas subversivos como Brancusi, Pablo Gargallo, Picasso, Alberto Giacometti y Julio Gonz¨¢lez. Regresa al pasado para crear de la nada con visi¨®n de futuro. Se sumerge en la tradici¨®n para reinterpretar el arte. En su vasto universo creativo, las formas no derivan necesariamente de la realidad inmediata, del canon cl¨¢sico de arte, ni del inconsciente. El artista descubre asociaciones entre las formas de la escultura y los objetos del mundo; objetos de la naturaleza y otros producidos por la mano del hombre. Predica la imaginaci¨®n en su obra, al m¨¢s puro estilo surrealista. Ferrant es un gran registro de memorias. Su arte, en constante mutaci¨®n, resalta el valor supremo de la figura humana. Cabalga entre la figuraci¨®n y la abstracci¨®n, pero el legado art¨ªstico de Ferrant es en esencia antropom¨®rfico. Siempre imagina y proyecta formas humanas donde no las hay.
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