L¨®pez el negrero
La figura del marqu¨¦s de Comillas est¨¢ ligada s¨®lidamente al tr¨¢fico de esclavos
Junto al edificio de Correos, ocupando con desparpajo lo que hab¨ªa sido el convento de San Sebasti¨¢n y los arcos de los Encantes, se encuentra uno de los monumentos barceloneses que han suscitado mayores odios y animadversiones de su historia. Recuerda a L¨®pez y L¨®pez, m¨¢s conocido por su t¨ªtulo de marqu¨¦s de Comillas, entre relieves aleg¨®ricos de sus numerosas empresas y met¨¢foras del progreso.
A pesar de ser una obra concebida por los mejores escultores de su ¨¦poca, es una pieza situada a trasmano, ignorada por el transe¨²nte, que pasa por su lado indiferente. Fue colocada all¨ª en 1884, un a?o m¨¢s tarde del fallecimiento del marqu¨¦s. Y para su realizaci¨®n se utiliz¨® bronce procedente de diversos barcos desguazados de la Compa?¨ªa Transatl¨¢ntica Espa?ola, que fue uno de los negocios m¨¢s pr¨®speros del acaudalado empresario. Entre las inscripciones que adornan su pedestal, destacan unos versos del poeta mos¨¦n Cinto Verdaguer y el texto del telegrama que remiti¨® el rey Alfonso XII cuando supo de su muerte. Se podr¨ªa decir que, teniendo avales tan distinguidos, el personaje homenajeado contar¨ªa con la general admiraci¨®n de la ciudad. Sin embargo, este monumento fue pol¨¦mico desde su inicio. Y los primeros en cuestionar su idoneidad fueron precisamente sus propios familiares.
El mismo a?o de su inauguraci¨®n, su cu?ado ¡ªFrancesc Bru¡ª public¨® un librito que hoy en d¨ªa es una joya bibliogr¨¢fica, titulado La verdadera vida de Antonio L¨®pez y L¨®pez. En sus p¨¢ginas se explicaba la forma y manera como aquel patriarca del comercio hab¨ªa amasado su cuantiosa fortuna, traficando con esclavos negros en la isla de Cuba. All¨ª se le describ¨ªa como un sujeto pr¨¢cticamente analfabeto, cruel y despiadado, para el cual los negocios consist¨ªan en explotar al pr¨®jimo, y para el que todos los medios eran l¨ªcitos ¡ªlegales o ilegales¡ª, con tal de conseguir beneficios. Algo as¨ª como el santo patrono de los financieros y empresarios actuales.
Para L¨®pez y L¨®pez los negocios consist¨ªan en explotar al pr¨®jimo por todos los m¨¦todos
Esta era solo una revelaci¨®n a medias pues, como escribi¨® el historiador Jaume Maluquer, la gran mayor¨ªa de los grandes nombres de la econom¨ªa catalana tuvieron relaci¨®n directa o indirecta con el tr¨¢fico de esclavos. Destacando entre ellos los nombres de Francesc Mart¨ª i Torrents, Salvador Sam¨¤ i Mart¨ª y Josep Bar¨® i Blanchart. As¨ª, aunque nunca ha podido ser probado del todo, tanto los investigadores catalanes como los cubanos han se?alado a L¨®pez como uno de los grandes reyes del contrabando de carne humana.
L¨®pez y L¨®pez era natural de Comillas, al que la pobreza oblig¨® a emigrar a Cuba, donde cas¨® con Luisa Bru. Gracias al dinero de su mujer adquiri¨® barcos mercantes y una gran plantaci¨®n de caf¨¦. Mientras viv¨ªa como un terrateniente cafetero, bajo mano se saltaba la ley de 1820 que prohib¨ªa la trata de esclavos al norte del Ecuador. Con la fortuna ya hecha, en 1856 se instal¨® en Barcelona, en casa de los Vidal-Quadras, otra familia de indianos enriquecidos. Una vez instalado en la capital catalana obtuvo dos monopolios muy jugosos: el transporte de correo y el de tropas. Cre¨® la compa?¨ªa de Tabacos de Filipinas, y junto a Manuel Girona fund¨® el Banco Hispano Colonial, que financi¨® la apertura de la Via Laietana. Se hizo construir una mansi¨®n se?orial en el paseo de Gr¨¤cia y cas¨® a su hija con el conde de G¨¹ell, un empresario que se hab¨ªa enriquecido con el algod¨®n de los estados esclavistas de Norteam¨¦rica. Pero a su muerte ya eran muchos los que despreciativamente le motejaban como el Negro Domingo o L¨®pez el Negro.
La estatua sigue ah¨ª, mudo testigo de c¨®mo el pez grande siempre se come al chico
Poco despu¨¦s de erigido este monumento, el semanario La Campana de Gr¨¤cia lanz¨® la iniciativa de fundir su estatua y con el bronce obtenido acu?ar monedas para financiar instituciones de ayuda a los pobres. La misma revista propuso sustituir el monumento por otro dedicado al poeta Verdaguer, que hab¨ªa trabajado como capell¨¢n en los vapores de la Transatl¨¢ntica Espa?ola antes de sufrir una crisis de conciencia y dedicarse a realizar exorcismos. Esta propuesta fue llevada expeditivamente a la pr¨¢ctica en 1936 por los anarquistas, que fundieron a L¨®pez y lo convirtieron en balas.
Pero la pol¨ªtica del tr¨¢gala regres¨® con el franquismo, que volvi¨® a colocar en su sitio una reproducci¨®n realizada por el ¨ªnclito Frederic Mar¨¨s, lo cual no sirvi¨® precisamente para mejorar su imagen. A¨²n en el a?o 2010, los sindicatos UGT y CC OO pidieron la retirada de la estatua, y consiguieron que la avenida del Marqu¨¨s de Comillas fuese rebautizada con el nombre del pedagogo y v¨ªctima inocente de la Semana Tr¨¢gica Francesc Ferrer i Gu¨¤rdia. Pero ah¨ª sigue, mudo testigo de c¨®mo el pez grande siempre se come al chico.
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