Un regalo del Renacimiento
El municipio de La Calahorra conmemora el centenario de su castillo
En 1512, hace ya cinco siglos, termin¨® la construcci¨®n del castillo de La Calahorra, el primer edificio renacentista de sus caracter¨ªsticas en Espa?a. Los trabajos fueron encargados por Rodrigo de Vivar y Mendoza, primer Marqu¨¦s del Zenete y Conde del Cid, como regalo a su segunda esposa. Su dise?o fue encomendado a Michele Carlone, un maestro arquitecto italiano que se desplaz¨® hasta el lugar para dirigir la edificaci¨®n y que orden¨® traer de su tierra muchos materiales y elementos decorativos que lo hacen ¨²nico.
El Ayuntamiento de La Calahorra celebra durante esta semana el centenario del castillo con una programaci¨®n cultural que incluye conferencias, senderismo, una exposici¨®n sobre Sierra Nevada y diferentes talleres y charlas. El objetivo es dar a conocer el monumento, que pasa desapercibido en cualquier gu¨ªa de viajes pese a ser uno de los edificios m¨¢s sorprendentes del pa¨ªs.
Los propietarios solo permiten la visita el mi¨¦rcoles todo el d¨ªa
El castillo se alza sobre una colina en la que un d¨ªa hubo un edificio ¨¢rabe de car¨¢cter defensivo. Se trata de la primera construcci¨®n espa?ola que introduce de pleno las caracter¨ªsticas del Renacimiento. Cuatro torres ocupan sus ¨¢ngulos a diferencia de los castillos medievales, cuya disposici¨®n es circular. La planta rectangular de este edificio alberga un patio central con una doble galer¨ªa de arcadas y dos pisos de alzada. La puerta de entrada, situada en la pared este, es peque?a y de arco de medio punto.
A lo largo de la historia el edificio ha sido utilizado para muy diversos usos, ya que solo fue habitado por Mendoza y su esposa durante ocho a?os tras concluirse las obras. El ¨²ltimo conocido fue el de cuartel de la Guardia Civil. Desde hace siglos no ha sido usado ni habitado como residencia, si bien conserva una entreplanta para los guardeses y espor¨¢dicamente para uso de los due?os. En la actualidad el edificio es propiedad privada y pertenece a una familia del pueblo, que se comporta con discreci¨®n y que prefiere no hablar sobre el tema.
El castillo fue declarado en 1922 BIC y monumento hist¨®rico art¨ªstico
A principios del siglo XX se produjo un intento de venta del patio y por esas fechas el inmueble fue adquirido por la Casa Ducal del Infantado, en un intento de recuperar antiguas posesiones de la familia. Una vez paralizado el expolio que sufr¨ªa, incluso se lleg¨® a considerar la posibilidad de trasladarlo a Madrid.
Los duques del Infantado han cuidado desde entonces la integridad del inmueble, aunque nunca lo han convertido en una residencia. En 2008, la Junta de Andaluc¨ªa se sent¨® a negociar con los herederos del castillo para tratar de adquirirlo. La cantidad exigida rond¨® los 15 millones de euros y finalmente la operaci¨®n no fue posible.
Tras la ruptura de las negociaciones, la Junta de Andaluc¨ªa ampli¨® la delimitaci¨®n del espacio protegido del castillo, que fue declarado monumento hist¨®rico art¨ªstico en 1922 y que tambi¨¦n est¨¢ inscrito como Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC). En el nuevo per¨ªmetro se incluyeron las llanuras situadas al Oeste y Norte del cerro del castillo as¨ª como los restos de la fortaleza andalus¨ª del siglo XV, anteriores a la actual construcci¨®n.
El castillo puede visitarse solo los mi¨¦rcoles, tanto por la ma?ana como por la tarde. Seg¨²n Alejandro Ram¨ªrez, alcalde de la localidad, la familia propietaria se niega a ampliar el calendario de visitas porque el estado del edificio no garantiza la seguridad de los visitantes. ¡°Es una l¨¢stima porque se trata de un motor parado que podr¨ªa beneficiar el desarrollo socioecon¨®mico de esta comarca deprimida¡±, explic¨®.
De complicado acceso, sin duda el visitante necesitar¨¢ la ayuda de los lugare?os para llegar hasta a ¨¦l pese a poder divisarse sobre la colina como un astro cansado. Incluso sin poder acceder a su interior, vale la pena alcanzarlo para dominar el paisaje de la comarca del Marquesado del Zenete, con Sierra Nevada al fondo. En invierno, hay veces que la nieve convierte el castillo y sus alrededores en el escenario de un cuento de Andersen a mitad de viaje entre Granada y Almer¨ªa, sin apenas desviarse del camino.
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