El tr¨¢gico final de la prestamista
Carolina, una anciana que dejaba dinero a jugadores de Platja d¡¯Aro, desapareci¨® hace un a?o Los Mossos d'Esquadra detienen a uno de sus amigos por matarla
¡°Anda, Carolina, a ver si tienes algo por ah¨ª¡±, le dec¨ªan algunas veces. Otras, era ella la que se ofrec¨ªa: ¡°?Quieres que te deje dinero? Si quieres, jugamos¡±. Carolina Juli¨¤ Casanovas, de 77 a?os, sol¨ªa acudir al centro recreativo Magic Park, en Castell-Platja d¡¯Aro (Baix Empord¨¤). ¡°Aguantaba las m¨¢quinas¡±, recuerda Rosario, que fue su amiga del alma, hasta que se pelearon. Las controlaba para que las personas que jugaban pudiesen ir sobre seguro y no pusiesen monedas en una m¨¢quina que acababa de dar el premio. Si no ten¨ªan dinero, ella se lo prestaba Con lo que sacasen, iban a medias.
A finales de junio del a?o pasado, Carolina desapareci¨® y todo el pueblo empez¨® a especular. Que si la hab¨ªa matado un alem¨¢n que hac¨ªa tiempo la hab¨ªa estafado, que si ser¨ªa cualquier persona a la que le hab¨ªa dejado dinero, que si se hab¨ªa ido y volver¨ªa... El 20 de julio, los Mossos d¡¯Esquadra detuvieron a Jindrich C., de 44 a?os y nacionalidad checa, y uno de sus amigos. Est¨¢ en prisi¨®n por haberla asfixiado hasta matarla.
Durante un a?o, la desaparici¨®n de Carolina fue un misterio. La mujer, con el cabello cano y vestida casi siempre con falda gris y camisa, era persona de costumbres. ¡°La ¨²ltima vez que la vi, cruzaba la calle para ir a echar la Primitiva. Lo hac¨ªa cada semana y luego se iba a un bar cercano¡±, recuerda J. M., de 71 a?os, que prefiere no dar su nombre. Carolina le dejaba dinero con asiduidad en la ¨¦poca en que jugaba a las tragaperras.
¡°Iba a su casa, que estaba delante, cog¨ªa el dinero y volv¨ªa. ?Pero con ella no iba nadie!¡±, explic¨® a este diario cuando a¨²n no se hab¨ªa resuelto el caso. Las personas que conocieron a Carolina discrepan. Seg¨²n J. M., era una buena mujer que se ¡°entreten¨ªa viendo a la gente jugar¡± y les echaba una mano cuando se quedaban sin dinero. En opini¨®n de la pareja de J. M., induc¨ªa a las personas a jugar. ¡°Ella no tocaba una m¨¢quina nunca¡±, admite. Incluso llegaron a echarla del Magic Park por esa vigilancia a la que somet¨ªa a las tragaperras. Pero poco a poco volvi¨® a entrar al centro recreativo.
La fallecida rebuscaba en la basura pese a tener una cuenta millonaria
Carolina, natural de Cass¨¤ de la Selva, hab¨ªa llegado a Castell-Platja d¡¯Aro hac¨ªa m¨¢s de 20 a?os. Se divorci¨® y se traslad¨® al municipio costero. Su hermano declin¨® hablar con este diario. Sin hijos, se gan¨® la vida cosiendo. Y cuando se jubil¨®, viv¨ªa de su pensi¨®n. ¡°Ten¨ªa 20 millones en el banco, de un piso que vendi¨®¡±, explica Rosario. Ambas viv¨ªan casi puerta con puerta en la entrada del tur¨ªstico municipio.
Meses despu¨¦s de la desaparici¨®n de Carolina, este diario comprob¨® que su piso, en la tercera planta del n¨²mero 4 de la avenida de Madrid, estaba cerrado a cal y canto, con unos toldos que imped¨ªan ver nada del interior. ¡°Hace mucho que no se sabe nada de ella¡±, confirm¨® entonces, con aire misterioso, un hombre, sentado en un banco, en un peque?o parque junto al bloque de pisos.
Carolina dejaba dinero para jugar en las tragaperras que pod¨ªan dar premio
¡°Era conflictiva¡±, record¨® entonces Rosario. Se enter¨® de la desaparici¨®n de su examiga el 1 de julio del a?o pasado. Ese d¨ªa ten¨ªan un juicio pendiente, tras varias denuncias cruzadas por amenazas y lesiones.
Pero antes de eso, Rosario y Carolina ten¨ªan una estrecha relaci¨®n. La primera ¡°le lavaba la ropa, le cortaba el pelo, la cuidaba¡±, explic¨®, sentada en el sof¨¢ de su casa. Hasta que un d¨ªa, seg¨²n la versi¨®n de Rosario, la mujer acus¨® a su perrita Laika de haberse comido un billete de 100 euros. Su relaci¨®n dio entonces un vuelco. ¡°Era salir a la calle y, si me la encontraba, empezaba a llamarla ladrona¡±.
Era una situaci¨®n insostenible que acab¨® en las denuncia. ¡°Un d¨ªa se me fue la cabeza y sal¨ª para ella. Me par¨® un franc¨¦s, que si no...¡±, tercia Segundo, el marido de Rosario. Los Mossos acudieron a casa de la pareja para interrogarles. Pero no solo a ella. Buena parte de los vecinos fueron investigados. ¡°Era una mujer conflictiva¡±, resumi¨® otra vecina, que prefiri¨® no dar su nombre.
Unos buscadores de setas encontraron su cuerpo en noviembre
Carolina, a pesar de tener una casa, una pensi¨®n y ahorros, y de prestar dinero a la gente, rebuscaba en la basura. ¡°Lo cog¨ªa todo. El caf¨¦, el yogur, el arroz, todo lo que tiraban del supermercado, y lo dec¨ªa sin ning¨²n tipo de problema¡±, recuerda.
Jindrich era su compa?ero en la caza de comida en la basura, seg¨²n fuentes policiales. ¡°Una relaci¨®n de amor-odio¡±, resume Rosario. El hombre est¨¢ acusado de haberla matado, tras una discusi¨®n. Cogi¨® el cuerpo, lo li¨® en una manta y lo tir¨® en un bosque, muy cerca de donde ¨¦l sol¨ªa vivir, en Llagostera. Unos buscadores de setas lo encontraron en noviembre. El pasado 20 de julio, los Mossos lo detuvieron por el asesinato de Carolina. ?l acab¨® confesando.
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