Faltan ¡®gunillas¡¯ y ¡®urdangarines¡¯
Urdangarin nos ha defraudado. Para un famoso que ten¨ªamos en Vitoria, va I?aki y se pone a flirtear con el talonmano y nos deja a los vitorianos hu¨¦rfanos de papel cuch¨¦. Antes pod¨ªas fardar de algo. Mira, ese que est¨¢ al lado del Rey es de mi pueblo. Pero ahora, ni eso. Y en la tele apenas salen vitorianos. Alfonso Alonso aplaudiendo los recortes en el Congreso y poco m¨¢s.
El caso es que las fiestas sin famosos no son lo mismo. A La Blanca de este a?o lo que le falta es una Gunilla que se calce a un pelotari y lo pasee por la calle Dato ante la admiraci¨®n plebeya. O un pol¨ªtico corrupto con los pantalones por encima del ombligo. Que de los granujas con el cintur¨®n bajo la barriga ya hemos cubierto la cuota. Aunque no todo es tan dram¨¢tico. En Vitoria disfrutamos de nuestra peque?a Marbella, pero no se emocionen: los vips vitorianos apenas tienen glamour. Son como la mortadela: por mucha aceituna que le pongas, est¨¢ rica s¨ª, pero no deja de ser mortadela.
Las fiestas de Vitoria pecan de populares. Tanto que los pijos ricachones est¨¢n a lo suyo y se les encaraman los blusas y amenazan con invitarles a cava del supermercado. Ah¨ª los tienes, con sus zapatos italianos de 400 euros, deambulando entre la marabunta y quej¨¢ndose del olor a lomo con pimientos que lo impregna todo. Y se les ve tan de punta en blanco por las barracas que no s¨¦ c¨®mo no se han montado las suyas propias con un tren chu chu que regale stock options en vez de globos. Y, al menos, el resto del a?o les permiten fumar en los bares de lujo, pero en La Blanca se salta las normas hasta el tato y eso de ser todos iguales, y especialmente infringiendo la ley, no mola nada de nada. O sea.
La ¡®jet set¡¯ de Vitoria no da envidia; da muchas ganas de consolarla
Di que en Bilbao la alta alcurnia gobierna bancos y multinacionales el¨¦ctricas y en San Sebasti¨¢n todo el mundo es tan cool que no sabes si trapichean con hach¨ªs o triunfan en la Real Sociedad. Pero en Vitoria, y sobre todo durante las fiestas, nuestra ¨¦lite camina desvalida, sin rumbo y fuera de lugar. Como Rajoy en una cumbre europea, vamos. En serio, la jet set de Vitoria no da envidia; da muchas ganas de consolarla.
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