¡®Gamberros¡¯, pero solidarios
Una cuadrilla de ¡®blusas¡¯ colabora con una asociaci¨®n que ayuda a familias con ni?os que sufren c¨¢ncer
Solo los blusas de Vitoria saben c¨®mo encajan un katxi de cerveza en una mano y una hucha para pedir donaciones en la otra. La cuadrilla Zoroak lo hizo ayer con maestr¨ªa, dedic¨¢ndose en cuerpo y alma a recaudar fondo para ayudar a una asociaci¨®n alavesa que ofrece atenci¨®n psicosocial a ni?os que padecen c¨¢ncer y a sus familias.
Karlos L¨®pez, coordinador de la asociaci¨®n Aspanafoha, explica que una de sus principales fuentes de ingresos, los donativos de empresas y particulares, se han reducido mucho con la crisis. ¡°Nos mantenemos a duras penas¡±, reconoce. Sus previsiones apuntan que cerrar¨¢n el a?o con una ca¨ªda de ingresos situada entre el 30% y el 40%, mientras que las familias de ni?os con c¨¢ncer y sus necesidades crecen de forma ¡°sostenida¡± todos los a?os. ¡°Las familias vienen ahora con m¨¢s necesidades a la asociaci¨®n. Algunos est¨¢n ahogados econ¨®micamente y lo que no podemos de ninguna manera es recortar las ayudas¡±, resalta. Por esa raz¨®n Zoroak se ha implicado en la puesta en marcha de actividades para que no caiga la ayuda a estas familias.
El a?o pasado ya se recaudaron m¨¢s de mil euros con la colaboraci¨®n desinteresada de los ciudadanos. Y ayer los karts rug¨ªan en la c¨¦ntrica calle Prado, con peque?os cuerpos embutidos en enormes cascos, con la aspiraci¨®n de repetir e incluso mejorar las cifras del a?o pasado. La entrada a los karts costaba un euro y, a partir de ah¨ª, la voluntad de los cientos de vitorianos que se acercaron a la zona servir¨ªa para respaldar a la asociaci¨®n. Junto a la improvisada pista para los veh¨ªculos, tambi¨¦n se ofrec¨ªan paseos en carros tirados por una bicicleta y se vend¨ªan helados, a precios muy asequibles, gracias al apoyo de una conocida multinacional con f¨¢brica en ?lava. ¡°Los helados a 50 c¨¦ntimos, los helados a 50 c¨¦ntimos, todo para ayudar a los ni?os con c¨¢ncer y a sus familias¡±, animaba un blusa que, micr¨®fono en mano, amenizaba la jornada.
Mientras, peque?os grupos de blusas y neskas voluntarios salpicaron el centro de la ciudad en busca de donantes ¡ªalgunos optan por dormir, reconoc¨ªan, pero ¡°la mayor¨ªa suelen animarse a participar¡±, explica Iv¨¢n Guti¨¦rrez, uno de los blusas¡ª.
¡°Las que mejor se han portado han sido unas chicas de 15 a?os¡±, aseguraba su compa?ero, Roberto Rueda, quien apuntaba a la crisis como la principal excusa que estaba recibiendo de quienes se resist¨ªan a echar unas monedas en su hucha. Tanto, que ¨¦l llevaba los argumentos estudiados para hacerles cambiar de parecer: ¡°Yo les digo que estas familias tienen dos crisis, la econ¨®mica, y la suya, la de la enfermedad¡±, remataba con seguridad y desparpajo.
Con la camisa remangada y rotando el katxi de cerveza sin disimulo, aunque corren a negar su existencia cuando se les pregunta sobre ¨¦l, explicaban que la fiesta y el altruismo no est¨¢n re?idos. ¡°Por la ma?ana hacemos esto, por la tarde ya toca el pase¨ªllo y por la noche... somos formales, dormimos¡±, ironizaba Guti¨¦rrez.
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