34 c¨¦ntimos
Despu¨¦s del asalto a dos supermercados (uno de Mercadona, otro de Carrefour) por parte de S¨¢nchez Gordillo y sus secuaces, pens¨¦ que deb¨ªa realizar un estudio de campo, as¨ª que acud¨ª a Mercadona y evalu¨¦ el precio de las salchichas.
Suelo discutir a veces sobre el precio de las salchichas. Una amiga asegura que estoy obsesionado. Considera que elucubrar sobre eso no dice mucho de mi sutileza intelectual, pero yo opino que las salchichas simbolizan los beneficios de la econom¨ªa de mercado, que son algo as¨ª como la materializaci¨®n de un ideal plat¨®nico. Mi estudio de campo arroja resultados concluyentes: en Mercadona, un paquete de 7 salchichas cuesta hoy 34 c¨¦ntimos. Esos 34 c¨¦ntimos cubren la alimentaci¨®n de los cerdos, la elaboraci¨®n de las salchichas, el control sanitario, el envasado, el transporte, incluso el beneficio empresarial. Nunca, del Paleol¨ªtico hasta ac¨¢, ha sido m¨¢s f¨¢cil y barato conseguir carne saludable que en nuestra odiada econom¨ªa global. Siendo as¨ª, Izquierda Unida no deber¨ªa robar salchichas, sino ejecutar un acto revolucionario: fabricarlas m¨¢s baratas. Mercadona ofrece 7 salchichas a 34 c¨¦ntimos. Izquierda Unida podr¨ªa fabricarlas a 33 (estamos en Olimpiadas: ser¨ªa una buena marca). Adem¨¢s, podr¨ªa erradicar del precio el beneficio empresarial. Pero cuando se quiere cambiar el mundo no hay tiempo para hacer de ¨¦l algo mejor.
Lo f¨¢cil, en el art¨ªculo, ser¨ªa seguir con los revolucionarios de opereta que perpetraron el robo, duchados de demagogia y protegidos de s¨ª mismos por una pavorosa incultura econ¨®mica. Pero su actitud tendr¨¢ puntual contestaci¨®n en la conciencia de cualquier persona con dos dedos de frente, as¨ª que mejor alabar el coraje de la empleada de Mercadona, que cumpli¨® con su deber a pesar de los insultos y empujones recibidos, y alabar tambi¨¦n el anuncio por parte de la empresa de que interpondr¨¢ una denuncia.
Mucho m¨¢s censurable resulta la actitud de la otra empresa asaltada, Carrefour. Ante la coacci¨®n sufrida, decidi¨® negociar y despu¨¦s ¡°donar¡± los alimentos que le estaban robando. Carrefour ¡°dona¡± alimentos para quitarse de encima a sus comisarios pol¨ªticos. Y no perder¨¢ dinero, aunque se multipliquen los actos de extorsi¨®n, porque siempre podr¨¢ repercutir las p¨¦rdidas a sus clientes habituales, esos que s¨ª pasan por caja y pagan honradamente. Las empresas quedan bien ante los demagogos a base de chutes de responsabilidad social, y luego repercuten el costo sobre sus clientes, que no se enteran de nada. Por eso, si la actitud de Marcadona resulta elogiable, la de Carrefour es tan impresentable como la de sus asaltantes.
No hay que inquietarse por la suerte de los sindicalistas. En este pa¨ªs, ya sean de guante blanco o buzo azul, los ladrones no salen malparados, pero al menos esto ha servido para saber en qu¨¦ supermercado comprar¨¦ ahora mis salchichas y en qu¨¦ otro no dejar¨¦ 34 c¨¦ntimos de euro.
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