Los rusos colonizan el verano
Tras los franceses son el grupo que m¨¢s casas compra en la Costa Brava En la Costa Daurada salvan la temporada con el 40% de las plazas hoteleras En Lloret es la cuarta comunidad extranjera, con 1.850 empadronados
En la urbanizaci¨®n de lujo La Gavina de S'Agar¨® no se puede entrar si no se conoce a alguno de los propietarios o se va al m¨ªtico hotel de cinco estrellas con el mismo nombre situado en el interior. Guardias de seguridad privados patrullan d¨ªa y noche la zona, a escasos metros del mar y con acceso exclusivo a la playa de Sa Conca solo para los propietarios o los vecinos del municipio. ¡°Si va al hotel, que le den una tarjeta¡±, avisa el hombre que vigila la entrada. Si no, no se puede volver a salir. A ambos lados de los caminos asfaltados lucen imponentes mansiones ajardinadas. Un 30% de las 177 casas de la urbanizaci¨®n pertenecen a rusos o ciudadanos de rep¨²blicas exsovi¨¦ticas, seg¨²n fuentes del sector inmobiliario.
Los compradores rusos se han convertido en los segundos en importancia en la Costa Brava, seg¨²n un estudio reciente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Girona, solo por detr¨¢s de los franceses. Concentran hasta el 70% de la demanda en algunos lugares. Como turistas de sol y playa hace ya tiempo que ocupan un lugar importante, tanto en la Costa Brava como en la Costa Daurada. All¨ª el turismo ruso ha salvado la temporada tur¨ªstica este verano: casi duplica al brit¨¢nico en importancia. Los visitantes de esta nacionalidad han ocupado el 40% de las plazas hoteleras en lo que va de temporada, seg¨²n datos hechos p¨²blicos por el Observatorio de la Fundaci¨®n de Estudios Tur¨ªsticos de la Costa Daurada.
Se editan 10.000 ejemplares de la revista mensual?¡®Tot en Rus¡¯ en Catalu?a
En algunos lugares de la costa, los rusos est¨¢n salvando el mercado inmobiliario, deprimido por el descenso de la demanda nacional. ¡°Tenemos lista de espera de potenciales compradores¡±, reconoce Cristophe Toelle, gerente de la agencia inmobiliaria Sotheby?s, con sede en Platja d'Aro. En esta localidad hay varias agencias de propietarios rusos orientadas solo a este mercado. Los clientes rusos y de las rep¨²blicas exsovi¨¦ticas buscan casas nuevas con vistas al mar y muy cerca de la playa. Suelen ser muy caras, algunas con precios astron¨®micos. Como dos mansiones a la venta en Punta Brava (Sant Feliu de Gu¨ªxols) por entre 15 y 18 millones de euros cada una. A la fiesta de inauguraci¨®n organizada por el promotor ¡ªde nacionalidad rusa¡ª acudieron 300 invitados, entre ellos los agentes encargados de venderlas.
El destino estrella de los rusos en la Costa Brava desde hace a?os es Lloret de Mar. All¨ª son la cuarta comunidad extranjera, con 1.850 empadronados. Si se cuentan los originarios de las rep¨²blicas exsovi¨¦ticas, el n¨²mero es mucho mayor. ¡°Los rusoparlantes representan el 8% del total¡±, afirma Aksana Niamrovich, veterana vecina de Lloret y editora de la revista mensual en ruso Tot en Rus, de la que se editan 10.000 ejemplares en Catalu?a.
Muchos viven en Lloret todo el a?o y tienen su iglesia: en la ermita de Sant Quirze el padre Mijail celebra misas ortodoxas dos veces a la semana. En Lloret hay hasta una escuela de ballet para rusos y una casa cultural Rusia-Espa?a, una de las cuatro que hay en el pa¨ªs, cuenta su presidenta Vera Novosyolova.
Viacheslav Kitkin, empresario del sector inmobiliario y director de la revista Tot en Rus, est¨¢ instalado en Lloret con su familia desde hace varios a?os. Kitkin conoci¨® la poblaci¨®n costera en unas vacaciones y decidi¨® regresar para quedarse. Forma parte de ese grupo cada vez numeroso de empresarios del Skype. Hombres de negocio establecidos en la Costa Brava que no han abandonado sus negocios en su pa¨ªs de origen y cuyas mujeres e hijos viven aqu¨ª todo el a?o. Ellos viajaban a menudo a Rusia y el resto del tiempo trabajan a distancia. Buscan sobre todo seguridad. ¡°Quieren una primera residencia para su familia porque all¨ª es peligroso¡±, cuenta Toelle.
Cuando los clientes llegan a Catalu?a para comprar, les van a buscar al aeropuerto, les reservan un hotel y les pasean durante tres d¨ªas para ense?arles propiedades a la venta con un gu¨ªa que habla ruso. As¨ª cuidan a los compradores en Finques Costa Brava, una de las primeras y ¨²nicas inmobiliarias de Girona con sede propia en Mosc¨² y con gran experiencia en este sector. Llegan con un horario tan apretado que muchos no quieren ni parar para comer. Son ¡°desconfiados¡± y suelen fijar un m¨¢ximo a pagar inferior a lo que realmente se pueden permitir. ¡°Pasan de 500.000 a un mill¨®n de euros de golpe¡±, relata Montse Xicoira, gerente de la inmobiliaria que tiene oficina en Tamariu pero gestiona propiedades en toda la costa. Son clientes dif¨ªciles: ¡°De cada 25 o 30, compra uno¡±, resume Xicoira. Sin embargo, ante la depresi¨®n del mercado nacional, los promotores est¨¢n empezando a construir pensando en ellos.
Si antes se concentraban sobre todo en Lloret, la comunidad rusa y de Europa del Este frecuenta tambi¨¦n la zona de Platja d?Aro y S?Agar¨®. Valoran las tiendas, las infraestructuras y estar a una hora en coche del aeropuerto de El Prat. All¨ª tiene una tienda Anna Barikhina, que lleva diez a?os viviendo en Platja d?Aro. Barikhina vende embutidos, productos ahumados y papillas de beb¨¦. ¡°Los rusos se traen kilos y kilos en el avi¨®n porque no les gustan las que se venden en Espa?a¡±.
La oligarqu¨ªa rusa deja paso a la clase media
No todos son millonarios. ¡°Antes ven¨ªan los m¨¢s ricos, los que hicieron dinero r¨¢pido con la ca¨ªda del r¨¦gimen¡±, relata Xicoira. Pero en los ¨²ltimos a?os ha aparecido un nuevo tipo de cliente, de clase media alta, con gustos m¨¢s asequibles. No es el caso de los habitantes de La Gavina, algunos de los cuales incluso cuentan con asistentes personales que les gestionan todo lo que tiene que ver con la exclusiva comunidad de vecinos. ¡°Muchos tienen su barco y hacen poca vida social¡±, cuenta un trabajador de la urbanizaci¨®n. ¡°Se esconden¡±, afirma una vecina espa?ola, que prefiere no dar su nombre, antes de subirse a un coche de gama alta. Dos coches de lujo y matr¨ªcula rusa delatan la nacionalidad de los propietarios de una de las mansiones. Una amable mujer abre la puerta. Antes de comenzar la conversaci¨®n aparece un hombre mucho m¨¢s joven disgustado. ¡°?No!¡± es todo lo que dice antes de se?alar la puerta.
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