?Qu¨¦ ocurri¨® en esa cabina?
La familia no deber¨ªa estar ah¨ª. Los frenos no funcionaron. Un gerente de Metro y una ni?era adolescente murieron el martes en un accidente in¨¦dito en las cocheras de Loranca
El habit¨¢culo es oscuro y estrecho. Casi tres metro de largo frente a uno y medio de ancho entre el cuadro de mandos y la pared trasera. Tiene un gran ventanal panor¨¢mico y dos cristales m¨¢s con visibilidad al exterior en ambos laterales. Delante del asiento centrado del conductor, un panel con 38 botones azules, amarillos y verdes. Hay 24 m¨¢s en el techo. A cada lado, una palanca de color negro. La de la izquierda, la rana, sirve para accionar el motor. La derecha, el regulador, frena y acelera el tren. El gerente de Mantenimiento de Ciclo Corto Jos¨¦ Manuel P¨¦rez, con 36 a?os y 12 de antig¨¹edad en Metro, subi¨® a una cabina as¨ª el pasado martes. Cogi¨® el tren matr¨ªcula M-8403 en el dep¨®sito de Loranca (M¨®stoles). En los 4,5 metros cuadrados que quedan libres tras el asiento del conductor, otros tres pasajeros. Su mujer, Rosa Mar¨ªa S. (37). El hijo de cuatro a?os y una ni?era suiza, Jeanne A., de 17. Sali¨® de las cocheras tras pedir un tren al jefe de dep¨®sito. Hizo las maniobras y tom¨® dos curvas para enfilar la v¨ªa de pruebas, un tramo recto que transcurre al aire libre.
A las 19.30, el responsable del dep¨®sito casi desierto (la actividad se concentra en las noches) oye un gran golpe. Se asoma a la ventana de su despacho: el tren se ha estampado contra el talud de seis metros en el que acaba la v¨ªa. El primer accidente mortal registrado en instalaciones de mantenimiento de Metro ocurre en apenas unos minutos, el tiempo para recorrer los 800 metros de la v¨ªa, la misma distancia que hay normalmente entre una estaci¨®n y la contigua. El gerente y la ni?era mueren tras el impacto. La mujer y el ni?o tienen heridas leves. Casi parece un milagro, visto el amasijo en que queda convertida la cabina. P¨¦rez conoc¨ªa las nociones b¨¢sicas para conducir un tren, la importancia de las dos palancas laterales. Sab¨ªa las cuatro formas que existen, como m¨ªnimo, para frenar una m¨¢quina con tus propias manos antes de que choque. ?Qu¨¦ ocurri¨® en esa cabina?
El jefe de dep¨®sito y otro empleado acuden corriendo al lugar del siniestro, a 200 metros del despacho del responsable de la instalaci¨®n. No hay llamas ni explosiones. Solo hierros doblados y una catenaria (el cable que transmite la energ¨ªa) derribada. Tras la cabina cuelgan los dos vagones posteriores casi intactos. A las 19.36, seis minutos despu¨¦s del impacto, la sala del 112 recibe la primera llamada desde la central de emergencias de Metro. Alguien avisa de que se ha producido un choque en las cocheras de Loranca.
Una segunda llamada, a las 19.37, a?ade que puede haber heridos. Las normas de Metro impiden que el personal ajeno a la empresa acceda a las cabinas de un tren en movimiento en una zona de viajeros, seg¨²n una portavoz de la empresa, que asegura que no hay ning¨²n reglamento similar referido a los dep¨®sitos. El consejero de Transportes, Pablo Cavero, fue un paso m¨¢s all¨¢ el viernes, en su primera aparici¨®n p¨²blica tras lo ocurrido: ¡°El reglamento es claro sobre la prohibici¨®n de acceso de personal ajeno a las cocheras y a las v¨ªas¡±. Cavero elude se?alar una posible negligencia de P¨¦rez.
"Era una chica solidaria, gentil y muy buena"
¡°?Qui¨¦n carga con la culpa de la muerte de la au pair?¡±. El Neue Z¨¹rcher Zeitling, uno de los peri¨®dicos de la parte alemana de Suiza, arrancaba as¨ª su escueta cr¨®nica sobre el accidente. La ni?era de 17 a?os que falleci¨® junto al gerente de Mantenimiento de la empresa p¨²blica madrile?a, Jos¨¦ Manuel P¨¦rez, era Jeanne A., una adolescente del cant¨®n franc¨®fono de Neuch?tel, al noroeste del pa¨ªs. Ambos murieron despu¨¦s de que un tren chocara contra el talud de tierra en el que concluye la v¨ªa de pruebas. P¨¦rez no deber¨ªa haber cogido ese convoy para subir a su familia y a la joven que viv¨ªa de intercambio en su casa y cuidaba de su hijo de cuatro a?os durante el verano. No tendr¨ªan que haber enfilado la v¨ªa de pruebas el pasado martes por la tarde.
Los padres conocieron la noticia esa misma noche. Era hija del fiscal general de Neuch?tel, Pierre A., y de la jueza regional Claire L., que atendi¨® a este peri¨®dico brevemente horas antes de tomar un vuelo para repatriar los restos de la menor. ¡°Es muy triste lo del conductor, pero nosotros hemos perdido a nuestra hija¡±, dijo.
A Jeanne le encantaba el f¨²tbol, un deporte que practicaba desde peque?a. Desde hac¨ªa tres a?os, jugaba de lateral derecho con el n¨²mero 13 en el equipo Neuch?tel Xamax Feminin. Sus compa?eras supieron la noticia durante un entrenamiento. Pasaron todo el d¨ªa juntas record¨¢ndola. ¡°Era una chica solidaria, gentil, muy buena¡±, explicaba el viernes su entrenador, Jean-Pierre Marcon. ¡°Es tan tr¨¢gico¡¡±.
Hay tres investigaciones abiertas para aclarar lo sucedido: la de la Polic¨ªa Judicial, pesquisas internas de Metro y otra de la Inspecci¨®n de Trabajo. El cargo del fallecido, gerente de Mantenimiento de Ciclo Corto, le sit¨²a como uno de los principales conocedores de la m¨¢quina modelo 8000 que se estrell¨® contra el talud, seg¨²n una portavoz de la empresa. Fue el encargado de recibirlos tras su fabricaci¨®n y el responsable de su mantenimiento. Tiene habilitaci¨®n para conducir en dep¨®sito, un curso que reciben algunos mandos y que dura d¨ªas. P¨¦rez empez¨® como t¨¦cnico 12 a?os antes. Fue nombrado gerente en enero, un puesto intermedio del organigrama. Un compa?ero que lo conoce desde su entrada, lo define como ¡°brillante, cercano y profesional¡±. Nadie se explica por qu¨¦ entr¨® en la v¨ªa de pruebas subido a un tren con su familia. Metro tiene al menos dos simuladores que permiten mostrar las mismas maniobras sin riesgo para el espectador.
La escena del accidente se llena de gente unos minutos despu¨¦s del primer aviso. A¨²n es de d¨ªa. El operador del 112 ha alertado a la Polic¨ªa Local, los bomberos de Fuenlabrada, a la Polic¨ªa Nacional, al Summa y a la Cruz Roja. Las v¨ªctimas est¨¢n atrapadas entre los hierros de una cabina irreconocible. El brazo del gerente sale por fuera de la ventanilla izquierda. Un impacto as¨ª sugiere una velocidad m¨ªnima de 40 kil¨®metros, se?alan fuentes del sector. El destrozo abre una tesis: el tren circulaba con los sistemas de protecci¨®n externos bloqueados. Es lo que se conoce como conducci¨®n con llave especial, cuando el conductor hace todas las operaciones de forma manual, sin ayuda autom¨¢tica. A¨²n en este modo, las posibilidades de frenar son m¨²ltiples. La palanca que acciona el motor (la rana) se puede desactivar. A su lado, est¨¢ el freno de emergencia que tambi¨¦n para la m¨¢quina de forma progresiva para evitar movimientos bruscos por la inercia. A la derecha, el regulador, que acelera y frena el tren y tiene un bot¨®n superior con un nombre elocuente: hombre muerto. Si se conduce con llave especial, este dispositivo debe estar pulsado casi de continuo para que el tren siga circulando. Cada 30 segundos, la m¨¢quina pide que se levante el pulgar y se vuelva a pulsar. La rana, el freno, el hombre muerto y la palanca. Cuatro modos para frenar el tren que no surtieron efecto.
Los bomberos inician el rescate. Sacan primero a la mujer del gerente. Est¨¢ consciente y orientada. Habla por el m¨®vil con la familia y les cuenta lo ocurrido. Avisa a los m¨¦dicos que le atienden. Dentro de la cabina est¨¢n su hijo y la au pair, dice. Al principio, los facultativos no la creen y atribuyen sus palabras al estado de shock. La trasladan al hospital 12 de Octubre, donde recibi¨® el alta el mi¨¦rcoles. No pudo declarar antes de que se cerrara el atestado policial. Su testimonio es clave. ?Por qu¨¦ subieron al tren? ?Por qu¨¦ no fren¨®? Rosa Mar¨ªa S. hablar¨¢ ante la titular del Juzgado de Instrucci¨®n de M¨®stoles n¨²mero 5 que lleva el caso.
Sacan al ni?o de entre los hierros. Tambi¨¦n ¨¦l sufre heridas leves. Lo estabilizan en el suelo del vag¨®n. Una ambulancia lo traslada al hospital infantil Ni?o Jes¨²s, en la capital. Permaneci¨® m¨¢s tiempo en observaci¨®n que su madre y fue dado de alta el jueves, el mismo d¨ªa en que su familia despidi¨® a Jos¨¦ Manuel P¨¦rez en un entierro ¨ªntimo en la parroquia de Santiago Ap¨®stol, en El ?lamo, el pueblo donde resid¨ªan. Era un hombre ¡°muy afable y simp¨¢tico, un chico muy bueno¡±, se?ala el p¨¢rroco, Manuel de Castro.
La noche se echa encima en el dep¨®sito de Loranca. Los hierros a¨²n retienen a otras dos personas. El rescate se complica por problemas para cortar la chapa del convoy sin la opci¨®n de poder arrastrarlo. Los bomberos extraen el cuerpo del gerente, situado en la parte izquierda de la cabina. Los agentes le toman las huellas al cad¨¢ver, tapado con una manta t¨¦rmica de color met¨¢lico. Algunos familiares llegan a las instalaciones. Est¨¢ el cu?ado del muerto, un sargento de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Tambi¨¦n su padre y una hermana. Requieren atenci¨®n psicol¨®gica.
El operativo se extiende dos horas m¨¢s, el tiempo que tardan en sacar a la menor suiza, hija del fiscal general del cant¨®n de Neuch?tel y de una juez regional. Les avisan esa misma noche. La titular del juzgado 5 de M¨®stoles ordena el levantamiento de los cad¨¢veres a las 22.00. Son trasladados al tanatorio de la localidad. La Polic¨ªa Cient¨ªfica recoge las grabaciones de las c¨¢maras de las cocheras. El mi¨¦rcoles por la ma?ana reciben la caja negra, el dispositivo que registra al segundo todo lo que ocurre en el interior de un tren durante un trayecto y que puede responder, junto con el testimonio de Rosa Mar¨ªa S., a la cuesti¨®n clave: qu¨¦ pas¨® en la cabina durante el ¨²ltimo viaje del tren M-8403.
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