Las barbacoas del Carranza se desinflan
La fiesta posterior a la torneo veraniego de f¨²tbol ha pasado de estar promocionada por el Ayuntamiento a sufrir severas restricciones medioambientales
Resta y sigue. Las barbacoas del Carranza, que hace m¨¢s de una d¨¦cada llegaron a congregar a 300.000 personas en las playas de C¨¢diz, apenas consigui¨® ayer reunir a 35.000 adeptos, que siguen fieles a la tradici¨®n de ocupar la arena durante toda la noche en la velada en la que se juega el torneo futbol¨ªstico Ram¨®n de Carranza. El declive de esta fiesta, casi en paralelo al deportivo, confirma que el progresivo despego de las Administraciones hacia estas concentraciones ha restado inter¨¦s a un fen¨®meno que causaba da?os medioambientales a la playa.
Las barbacoas del Carranza nacieron casi de manera espont¨¢nea en los a?os noventa. Muchas familias decidieron proseguir la noche del trofeo del mismo nombre, en el que equipo de casa sol¨ªa enfrentarse a grandes formaciones nacionales e internacionales, en la arena al calor de las brasas. Entonces no hab¨ªa ninguna restricci¨®n a este tipo de concentraciones. La fiesta fue ganando ambiente y el Ayuntamiento, al notar el creciente inter¨¦s tur¨ªstico, decidi¨® promocionarla. El Consistorio lleg¨® a presumir de haber batido el r¨¦cord cuando alcanz¨® la cifra de 300.000 personas gracias al refuerzo del transporte p¨²blico y a un dispositivo especial de seguridad y limpieza.
Pero los mensajes de bienvenida dieron paso a los de alerta cuando se comprob¨® que la fiesta se hab¨ªa desbordado. M¨¢s que una fiesta de la que presumir se convirti¨® en un evento del que avergonzarse. Las im¨¢genes de la playa parcelada con cuerdas, vallas, sof¨¢s y ba?eras removieron las conciencias de las Administraciones que, desde ese momento, dejaron de alentar la asistencia para intentar reducir sus consecuencias. Las barbacoas han ido descendiendo en n¨²mero de asistentes casi al mismo ritmo que iban aumentado las restricciones. Se contrat¨® a seguridad privada para evitar la bajada a la arena de muebles y otros enseres. Se prohibi¨® quemar carb¨®n sobre la arena. Y se fue reduciendo el espacio permitido hasta llegar al de 2011 que es el mismo que se ha mantenido este a?o. El Ayuntamiento, a pesar de todo estos l¨ªmites de creciente intensidad, se resiste a prohibir la fiesta. ¡°Tiene efectos positivos en la hosteler¨ªa¡±, dice la alcaldesa, algo que contrasta con la queja continua de la patronal. Las barbacoas han dejado de ser negocio incluso para carnicer¨ªas y supermercados.
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