Epitafio para el toreo
Hubo aplausos, porque el festivalero p¨²blico de hoy lo ovaciona todo y no entiende de nada. Pero toda la corrida fue un funeral de tercera por las escas¨ªsimas condiciones de la terna
En la plaza de la Malagueta se hizo la luz, se fundieron los mares y la tierra y baj¨® de las alturas un escenario para el toreo en forma de una muy aceptable corrida de El Tajo y La Reina, propiedad de Joselito, colaboradora necesaria para que la heroicidad y el arte adquieran formas humanas y surjan la emoci¨®n y el arrebato de la gracia, el empaque, la elegancia, el mando, el temple¡
Hicieron el pase¨ªllo una torera y dos toreros, y entre los tres, con la compa?¨ªa de la llamada acorazada de picar, le hicieron la guerra al buen gusto, lo maltrataron, lo destrozaron y acabaron con ¨¦l.
Derrotado y muerto el toreo, he aqu¨ª su epitafio, una cr¨®nica de desagravio en forma de entristecida y dolorosa cr¨ªtica a quienes se vistieron de luces para protagonizar una tarde para la infamia art¨ªstica.
Bien presentados los toros, cumplidores todos ellos en los caballos, a los que acudieron con acometividad y ri?ones y donde recibieron una soberana paliza por orden de los matadores. La mayor¨ªa se justific¨® sobradamente en el tercio de banderillas, y destac¨® sobremanera en la muleta, con clase y recorrido. Todo en l¨ªneas generales, se entiende, y si es verdad que no fue una corrida para enmarcar, no es menos cierto que estuvo muy encima de la media que hoy se lidia en este pa¨ªs. Una corrida, en suma, para el triunfo, para el toreo, para la gloria de estos tres aspirantes.
La terna desaprovech¨® una buena corrida de Joselito
Pues no hubo nada. Se cortaron dos orejas, pero no fueron m¨¢s que despojos en unas manos que no las merecieron. Hubo aplausos, porque el festivalero p¨²blico de hoy lo ovaciona todo y no entiende de nada. Pero toda la corrida fue un funeral de tercera por las escas¨ªsimas condiciones de la terna, que debi¨® salir a hombros por la puerta grande y se march¨® cabizbaja al hotel, castigada por sus malos modos y manifiesta incapacidad.
No es agradable decirle a Mari Paz Vega que estuvo mal, rematadamente mal; pero es la verdad. Y hay algo peor: dio la sensaci¨®n de que no puede estar mejor, que lo dio todo de s¨ª misma, que esa es su tauromaquia, y que esto es lo que hay. Y as¨ª no es posible aspirar a la cima donde habitan las figuras. As¨ª podr¨¢ seguir a?os y a?os intent¨¢ndolo, y tiene todo el derecho para ello, pero con pocas posibilidades de alcanzar la meta.
No utiliz¨® el capote para torear, sino para defenderse como si tuviera una s¨¢bana entre las manos, y el cuarto, por ejemplo, meti¨® la cabeza de salida para el lucimiento verdadero. No hizo un solo quite, lo cual es llamativo en quien pretende dar a conocer sus convicciones. Y muleta en mano, no hizo nada de inter¨¦s. Siempre acelerada, muy despegada, hacia fuera, de manera destemplada, descaradamente a la defensiva, abusando del pico, sin atisbo de mando, a merced del toro¡ En fin, sin palabras. Especialmente deficiente fue su actuaci¨®n en el cuarto, el mejor de la tarde, un pollo con dos velas, con nobleza y recorrido, al que maltrat¨® con las prisas, sin orden ni concierto, y malgast¨® la calidad del animal en una labor deslavazada y sin gracia, ni maneras, ni color, ni nada. As¨ª no se puede ser figura del toreo. No. Tuvo dos toros para el triunfo y qued¨® in¨¦dita en su tierra. Se le impone una seria, muy seria, reflexi¨®n.
Mari Paz Vega, Leandro y David Galv¨¢n destrozaron el toreo
Leandro, un vallisoletano que vino a esta feria porque lo apodera el empresario y no por sus m¨¦ritos (as¨ª de mal est¨¢ la fiesta), tampoco justific¨® en modo algo su presencia. Muy preocupado por las posturas, se olvid¨® de torear; o no sabe, que todo puede ser. Tuvo un buen toro, su primero, y no dio una a derechas. Con el capote, un desastre; tampoco particip¨® en quites, y solo una tanda de derechazos se puede salvar de una faena anodina, insulsa, sin sitio, siempre despegada, sin cruzarse jam¨¢s y con el ¨¢nimo por los suelos. Ni ¨¦l se cre¨ªa que tama?o desaguisado fuera merecedor de una oreja, y as¨ª lo reflejaba su sonrisa forzada durante la vuelta al ruedo. Queda exento de responsabilidad, si ello es posible, en el quinto, que se vino abajo en el tercio final despu¨¦s de que, como a toda la corrida, el picador le diera estopa de la buena.
Y quedaba la esperanza de David Galv¨¢n, nuevo en el escalaf¨®n ¡ªtom¨® la alternativa el pasado 28 de febrero¡ª, muy joven y una buena carta de presentaci¨®n art¨ªstica. Pues tampoco dijo nada. Un quite de dos chicuelinas y una larga en el primer toro de Leandro fue lo ¨²nico destacable de su actuaci¨®n. A su lote lo machac¨® en varas y lleg¨® desva¨ªdo y sin vida a la muleta. Pero cuando Galv¨¢n citaba lo hac¨ªa tan mal como sus compa?eros: fuera cacho, al hilo del pit¨®n y despegado. Lo dicho: muerto el toreo, viva su gloria.
EL TAJO Y LA REINA/VEGA, LEANDRO, GALV?N
Toros de El Tajo y La Reina, bien presentados, cumplidores en el caballo, encastados y nobles. Destacaron primero, segundo y cuarto.
Mari Paz Vega: bajonazo descarado (silencio); estocada baja (oreja).
Leandro: estocada baja (oreja); tres pinchazos (silencio).
David Galv¨¢n: pinchazo y estocada baja (ovaci¨®n); pinchazo y estocada trasera (silencio).
Plaza de la Malagueta. 13 de agosto. Cuarta corrida de feria. Un cuarto de entrada.
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