El se?or inquisidor
El secretario Coloma fue el introductor de la inquisici¨®n espa?ola en Catalu?a
En el barrio de Gr¨¤cia no todo son fiestas mayores. Existe una calle que atraviesa con desparpajo las barriadas de Camp d¡¯en Grassot, Gr¨¤cia Nova y la Salut, y que va desde la Travessera hasta la Ronda del Guinard¨®. Si nos acercamos a la placa municipal veremos que esta recuerda escuetamente a un secretario apellidado Coloma, que as¨ª contado podr¨ªa ser un modesto administrativo. Sin embargo, sus vecinos parecen soliviantados e insisten en cambiarle el nombre. Solicitan que se dedique a Pau Alsina, que fue el primer diputado obrero del Parlamento espa?ol. Y que el vecino instituto Secretari Coloma sea rebautizado con el nombre del c¨®mico Pepe Rubianes o del escritor Josep Moncada. ?A qu¨¦ viene tanto revuelo?
Efectivamente, Joan de Coloma era secretario, en concreto del rey Joan II de Arag¨®n. Un secretario de Estado de padre ampurdan¨¦s, que fue bar¨®n de Alfajar¨ªn y Valencia, conde de Salinas, se?or de Elda y Petrer y virrey de Cerde?a. Su firma puede verse al final de las Capitulaciones de Santa Fe, que permitieron a Crist¨®bal Col¨®n hacer su primer viaje a Am¨¦rica, en las que firm¨® en nombre de los Reyes Cat¨®licos. Era el notario mayor de Fernando II y una de las personas de m¨¢s confianza de la monarqu¨ªa. Hasta ah¨ª no parece tampoco que el personaje se merezca ser borrado del nomencl¨¢tor urbano. La cosa comienza a estar m¨¢s clara si sabemos que Joan de Coloma tambi¨¦n fue secretario del Santo Oficio, que firm¨® personalmente la orden de expulsi¨®n de los jud¨ªos de 1492 y que se le considera con justicia el introductor de la Inquisici¨®n espa?ola en Catalu?a.
La Inquisici¨®n aragonesa funcionaba desde el siglo XIII, aunque estaba casi exclusivamente dedicada a perseguir sodomitas y blasfemos, en muy pocos casos recurr¨ªa a la tortura y prefer¨ªa las multas en met¨¢lico. Pero en 1483, el papa Sixto IV acept¨® crear un nuevo tribunal para el joven reino de Espa?a y nombr¨® inquisidor general a fray Tom¨¢s de Torquemada, un nombramiento que el Consell de Cent y los diputados del general rechazaron. Entonces, el papa design¨® a Torquemada inquisidor especial de Barcelona. Y este, con el apoyo de Coloma, puso al frente del tribunal a fray Alonso de Espina.
El nuevo inquisidor lleg¨® el 20 de julio de 1487. Los consellers no salieron a recibirle y nadie le aclam¨® por las calles. El propio obispo metropolitano manifest¨® no reconocer su autoridad en toda la di¨®cesis. Pero Alonso de Espina comenz¨® inmediatamente su tarea. El primer auto de fe tuvo lugar el 25 de enero de 1488. Dos mujeres y dos hombres fueron agarrotados en la plaza del Rey por judaizantes, y luego les quemaron en el Canyet, una antigua laguna donde hoy se extiende el cementerio de Poblenou, a la que arrojaban despojos animales y los cad¨¢veres de los ajusticiados para ser devorados por los lobos. Entre 1488 y 1490 se dict¨® un periodo de gracia, para que los detenidos pudiesen confesar sin represalias o denunciar a otros, y as¨ª salvaron la piel 253 penitentes. De los que no confesaron, 12 fueron quemados ¡ªsiete mujeres y cinco hombres¡ª, y otros 229 ardieron en efigie tras haber huido.
Aunque la esposa de Joan de Coloma era jud¨ªa conversa, los inquisidores se cebaron en esta minor¨ªa que formaba la espina dorsal de la Administraci¨®n. Entre los primeros detenidos figuraron el consejero Gonzalo de Santa Mar¨ªa y el escribano real Luis de Sant¨¢ngel, que poco despu¨¦s iba a prestar el dinero para la expedici¨®n de Col¨®n. Estaba el lugarteniente del tesorero real Jaime de Safranca, el can¨®nico Dalmau de Tolosa y el fil¨®sofo Sent Jordi. Juana Badosa, la esposa del m¨¦dico personal del rey Fernando fue estrangulada y quemada. Poco despu¨¦s, su marido, Lorenzo Bad¨®s, encontr¨® el mismo destino. A la persecuci¨®n de los jud¨ªos se le uni¨® la represi¨®n de los insultos a la Corona y las supersticiones populares. Ser¨ªa el caso del artesano Francesc Garret, condenado a cadena perpetua por injuriar a la reina Isabel cuando estaba trabajando en su obrador. Poco despu¨¦s, en 1522, ten¨ªa lugar el primer auto de fe de una bruja celebrado en Barcelona.
La Inquisici¨®n extendi¨® su influencia hasta el a?o 1808, cuando las autoridades napole¨®nicas firmaron en el palacio Larrard su ilegalizaci¨®n. Hasta su primera abolici¨®n, la Inquisici¨®n hab¨ªa encausado a unas 150.000 personas, de las cuales entre 3.000 y 5.000 murieron. El tribunal regresar¨ªa con Fernando VII, pero aprovechando su nueva prohibici¨®n durante el Trienio Liberal, en Barcelona su sede fue asaltada en 1820 por una muchedumbre enfurecida y dej¨® de existir. En Espa?a ser¨ªa anulada definitivamente en 1834.
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