Adaptados al franquismo
La dictadura utiliz¨® diversas estrategias para lograr el consentimiento de la poblaci¨®n gallega, entre ellas la pol¨ªtica social y las redes clientelares
Una dictadura como la franquista no se mantiene durante cuatro d¨¦cadas solo con represi¨®n. El r¨¦gimen logr¨® generar apoyo social a trav¨¦s de distintas f¨®rmulas, que la Universidade de Vigo y la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia analizaron el pasado julio en el curso de verano O Franquismo en Galicia. Cine, Pol¨ªtica e Sociedade. Consentimento e Consenso. ¡°A Franco le bastaba con un n¨²cleo peque?o de incondicionales. Luego buscaba el consentimiento mayoritario de la poblaci¨®n, y la eliminaci¨®n de la disidencia. No es, en ese sentido, un modelo de movilizaci¨®n de masas como el nazi", reflexiona Julio Prada, profesor de Historia Contempor¨¢nea en el campus ourensano de la Universidade de Vigo y director del seminario.
Pero consentimiento no es consenso. No implica armon¨ªa y acuerdo, ni una actitud estable ni incompatible con muestras de descontento. La profesora de la Universidade de Santiago de Compostela Ana Cabana ha perfilado en la historiograf¨ªa gallega esta distinci¨®n conceptual, al mismo tiempo que diferenciaba la oposici¨®n antifranquista, cuyo fin era el derrocamiento del r¨¦gimen, de las diversas manifestaciones de resistencia a las pol¨ªticas del franquismo: desde la negativa al pago de cuotas al boicot contra la repoblaci¨®n forestal del monte vecinal, los motines, las denuncias ante las autoridades, las coplas sat¨ªricas...
Cualquier modo de no cooperaci¨®n con los dictados del r¨¦gimen supon¨ªa un riesgo elevado en las peores d¨¦cadas de la represi¨®n. Pero es dif¨ªcil discernir si esas actitudes de desobediencia reflejaban m¨¢s que la voluntad de supervivencia. ¡°La paz social no era cierta, la gente se encontraba con problemas en su vida cotidiana. La pol¨ªtica se pod¨ªa camuflar en las protestas, pero eso habr¨ªa que verlo en cada caso. No hab¨ªa un espacio p¨²blico para oponerse al r¨¦gimen. El franquismo tuvo una gran capacidad de control de los movimientos de oposici¨®n interior y exterior en los a?os cuarenta y cincuenta, e incluso hasta los sesenta¡±, explica Emilio Grand¨ªo, profesor de Historia de la Universidade de Santiago, que, junto a Javier Rodr¨ªguez, acaba de publicar War Zone, un estudio sobre la Segunda Guerra Mundial en Galicia.
No solo apoyaban al r¨¦gimen los golpistas, tambi¨¦n gente ¡°apol¨ªtica¡±
La dictadura procur¨® la adhesi¨®n de militares, falangistas, cat¨®licos, mon¨¢rquicos y tradicionalistas. Cont¨® con el apoyo de la oligarqu¨ªa terrateniente y financiera, as¨ª como de parte de la clase media, intensificado en la fase del desarrollismo. Pero fue, seg¨²n Grand¨ªo, la ¡°adaptaci¨®n al mundo que te tocaba vivir¡± uno de los principales aliados de la pervivencia del r¨¦gimen. El franquismo articul¨® diversos mecanismos para construir esa adaptaci¨®n. Primero el terror, ¡ªcon sus particularidades en el mundo del mar, como ha demostrado Dionisio Pereira¡ª, el hambre y el deseo de volver a la normalidad tras la guerra. Pero hubo m¨¢s.
Ana Cabana denomina colaboraci¨®n-conveniencia a la relacionada con la obtenci¨®n de alg¨²n tipo de beneficio. Ejemplo de ello ser¨ªan algunas familias rurales que lograron hacer fortuna con el estraperlo. La pol¨ªtica social y agraria del r¨¦gimen, analizada por el historiador Daniel Lanero, se cuid¨® de mantener la dicotom¨ªa simb¨®lica entre ¡°vencedores¡±, beneficiarios de las redes clientelares, y ¡°vencidos¡±, excluidos de una provisi¨®n social orientada al control de la ciudadan¨ªa.
El terror, el hambre y el deseo de volver a la normalidad jugaron a su favor
La colaboraci¨®n se deriva tambi¨¦n de la socializaci¨®n en el discurso oficial. ¡°Propaganda, Escuela e Iglesia es la trilog¨ªa que ayuda a explicar c¨®mo el franquismo entra en la parte del tejido social que inicialmente no estaba con ¨¦l¡±, se?ala Julio Prada. El cine form¨® parte de esa estrategia, pero con matices. ¡°Hay muy poco cine propagand¨ªstico al modo fascista. Se rodaba mucha comedia, cine costumbrista... que mostraba continuidades con la cultura popular de la Rep¨²blica¡±, afirma el profesor Jos¨¦ Luis Castro de Paz. Incluso la Iglesia no act¨²a de modo uniforme. ¡°La jerarqu¨ªa episcopal s¨ª interviene en la legitimaci¨®n del r¨¦gimen, aunque hab¨ªa obispos m¨¢s aperturistas como en Tui y Mondo?edo. La diversidad se multiplica en el clero parroquial. El discurso de la Cruzada ven¨ªa de muy atr¨¢s, y sirvi¨® de elemento aglutinador para los defensores del r¨¦gimen¡±, subraya el profesor Jos¨¦ Ram¨®n Rodr¨ªguez Lago.
En este contexto, el poder local fue uno de los pilares del control de la poblaci¨®n. As¨ª como las organizaciones para el encuadramiento de masas: el sindicato vertical ¡ªsu papel fue secundario y subordinado al Estado en el ¨¢mbito agrario, seg¨²n Daniel Lanero¡ª, Secci¨®n Femenina ¡ªla investigadora Ana Cebreiros estudi¨® su importancia en la resocializaci¨®n de la mujer seg¨²n los roles tradicionales¡ª y Frente de Juventudes. ¡°El franquismo es praxis, el Estado se diluye, y el ciudadano percibe al franquismo a trav¨¦s del poder local¡±, recuerda Emilio Grand¨ªo.
¡°No eran necesariamente golpistas o camisas viejas. Bastaba con un perfil apol¨ªtico, o de derecha cat¨®lica, mon¨¢rquica o incluso de centro republicano. Y a veces apoyaban las demandas de las vecinos frente al Estado¡±, matiza Julio Prada. Tambi¨¦n el papel del Frente de Juventudes fue limitado. ¡°Si el ejemplo son las Juventudes Hitlerianas, la influencia del Frente de Juventudes aqu¨ª fue peque?a frente a la familia y la escuela como agentes de socializaci¨®n¡±, se?ala el profesor Domingo Rodr¨ªguez.
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