Pel¨ªculas con valor a?adido
Desde 2003 han cerrado 9.000 videoclubes en Espa?a. Hoy quedan 1.000, que se reinventan En Madrid, no solo alquilan pel¨ªculas, tambi¨¦n sirven copas y caf¨¦s
Ya hace seis a?os que la cadena estadounidense de videoclubes Blockbuster cerr¨® sus negocios, cogi¨® sus pel¨ªculas y abandon¨® Madrid. Fueron d¨ªas de confusi¨®n entre sus clientes m¨¢s fieles. El negocio del videoclub se estaba desmoronando a causa de las descargas en Internet y muchos se preguntaban d¨®nde podr¨ªan alquilar las pel¨ªculas. Era una panda de rom¨¢nticos que prefer¨ªa continuar con el ritual de caminar hasta el videoclub, buscar, tocar las car¨¢tulas, leer la sinopsis y alquilar.
Fue un a?o de cierres, aunque en realidad hab¨ªan empezado en 2003. Desde entonces unos 9.000 negocios de alquiler de pel¨ªculas cerraron en Espa?a, incluido este gigante, seg¨²n datos de la Asociaci¨®n de Empresas de Videoclubes (Aev¨ªdeo). Pero antes de abandonar la ciudad, Blockbuster hizo una contribuci¨®n: reparti¨® tarjetas del videoclub Ficciones de Cine, un negocio que ofrec¨ªa pel¨ªculas de autor, cine europeo y cl¨¢sicos, entre otros. Eran casi lo opuesto. Hoy, ese videoclub se mantiene junto a unos pocos en el centro de Madrid. El secreto, revelan los due?os de los que han sobrevivido ¡ªhoy, hay unos 1.000 videoclubes en Espa?a¡ª, es la oferta, las pel¨ªculas en versi¨®n original y la incorporaci¨®n de actividades nuevas al sector.
En una esquina del barrio de Chueca, se encuentra Diurno. Desde fuera solo parece una cafeter¨ªa. Es di¨¢fana y agradable. Nadie pensar¨ªa que esconde en sus entra?as a uno de los supervivientes del declive del videoclub. ¡°Uno de los socios viv¨ªa en EE UU. Este tipo de comercios era muy com¨²n y decidieron probarlo en Madrid¡±, explica Fernando Clerico, el encargado del local. ¡°Tenemos unos 7.000 socios, pero no todos alquilan. Si fuera solo por el videoclub no ser¨ªa rentable¡±, cuenta Clerico, que augura un futuro negro al negocio.
El presidente de la Aev¨ªdeo, Jos¨¦ Luis Carreta, no opina lo mismo. ¡°Con el cierre de Megaupload subi¨® un 30% la caja. Eso demostraba que todav¨ªa estamos vivos¡±, dice esperanzado. ¡°Lo que tenemos que hacer es reinventarnos¡±. Jaume Ripoll, cofundador de un videoclub online, Filmin, tampoco cree en la muerte del sector. ¡°Hay una parte generacional que seguir¨¢ alquilando¡±, dice. ¡°Poco a poco el negocio se diversificar¨¢ y lo podremos hacer todo desde casa. Pero hay quien a¨²n disfruta del ritual de ir al videoclub¡±, asegura, y a?ade que lo malo de este negocio es tener que devolver las pel¨ªculas a tiempo.
El Angelika Cinema Lounge abri¨® sus puertas en 2005. Tampoco parece que se alquilen pel¨ªculas a primera vista. Sus paredes rojas y sus sillas de un blanco impecable lo convierten en un estupendo bar de copas. Gerardo Bruno lo abri¨® imitando el modelo Angelika Film Theatre de Nueva York. La diferencia es que el madrile?o alquila pel¨ªculas y el neoyorkino ofrece sesiones cinematogr¨¢ficas. ¡°Tenemos unos mil socios activos y el 40% se dedica al cine¡±, dice. ¡°Lo que es rentable es el bar, aunque con la subida del IVA el cine perder¨¢ adeptos y nosotros los ganaremos¡±.
?D¨®nde encontrar a los supervivientes?
- Ficciones de cine. En Malasa?a: San Vicente Ferrer, 43. En Tirso de Molina: Relatores, 10. En Lavapi¨¦s: Primavera, 14.
- Angelike Cinema Lounge. En la Latina: Cava Baja, 24.
- Diurno. En Chueca: San Marcos, 37.
- Videoclub Beverly Hills. En Tetu¨¢n: Hernani, 8.
- Lo que hay que ver. En Chamart¨ªn: Joaqu¨ªn Bau, 1.
- Videoclub Goan. En Arg¨¹elles: Gaztambide, 36.
Carreta cree que ¡°el problema es la pirater¨ªa¡±. ¡°No es que los espa?oles seamos especialmente p¨ªcaros y busquemos siempre las opciones gratuitas. Si nos impusieran las mismas leyes de descarga que a los noruegos, las cumplir¨ªamos. Es un problema administrativo¡±, asegura. Seg¨²n datos de la SGAE, la tasa de pirater¨ªa durante el primer semestre de 2011 alcanz¨® un 73,9% en cine, lo que supone una p¨¦rdida econ¨®mica de 1.401 millones de euros. ¡°Hasta que no se conecte Internet con la televisi¨®n, momento en el que se regular¨¢n las descargas, nosotros tendremos un sentido y eso no pasar¨¢ hasta dentro de unos cinco a?os¡±, estima Carreta.
Andr¨¦s Santana, due?o de Ficciones de Cine, todav¨ªa recibe gente que quiere ser socio. Su videoclub es un refugio para cin¨¦filos, un lugar donde perderse. Sus estanter¨ªas destartaladas invitan a parar e investigar cada uno de los t¨ªtulos. Son las nueve de la noche y no deja de entrar gente que forma una fila para que los despachen. Santana habla con cada uno de sus clientes y recomienda pel¨ªculas a los indecisos. El videoclub sigue vivo y los amantes del cine esperan que sea por muchos a?os.
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