El cerrojo informativo
"Seraf¨ªn Castellano, en los asuntos de inter¨¦s p¨²blico, es un profesional de la afon¨ªa. Y ese oscurantismo humillante se armoniza fatal con el discurso de transparencia de que tanto alardean Alberto Fabra y Jos¨¦ Ciscar"
La estrategia que marc¨® el mando avanzado para combatir el incendio de La Torre de les Ma?anes, que se sald¨® con un agente medioambiental y un brigadista muertos, ha suscitado el malestar y las cr¨ªticas de quienes participaron en la primera l¨ªnea de extinci¨®n del fuego. Como consecuencia de que quiz¨¢ algo no se hizo como correspond¨ªa, la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n ha apartado de su puesto al jefe de sector que tom¨® la decisi¨®n que supuestamente deriv¨® en la tragedia. Sin embargo, nada oficial ha trascendido al respecto. Gobernaci¨®n, una semana despu¨¦s, todav¨ªa no ha dado ninguna explicaci¨®n al respecto y utiliza la investigaci¨®n que se est¨¢ realizando como burladero.
Desde que su titular, Seraf¨ªn Castellano, tom¨® las riendas del departamento tampoco ha habido modo de saber cu¨¢ntas hect¨¢reas hab¨ªan ardido en ning¨²n incendio para poder informar del alcance de estas tragedias. En esto, Castellano se da un homenaje a s¨ª mismo. En todas las consejer¨ªas por las que ha pasado ha impuesto su m¨¢s definitorio sello: el cerrojo informativo. En sus d¨ªas de consejero de Sanidad, no hubo modo de obtener una explicaci¨®n de la muerte de seis pacientes renales que se hab¨ªan sometido a una sesi¨®n de hemodi¨¢lisis entre el 21 y el 29 de agosto de 2001. No se la sacaron ni con sacacorchos.
Ni siquiera la dio en el reparto de vacunas caducadas contra la hepatitis B. Y mucho menos en los sucesivos brotes y rebrotes de legionela del entorno de Alcoi desde el a?o 2000, con una decena de fallecidos y dos centenares de contagios, sobre los que Castellano dej¨® caer el pesado tel¨®n del silencio con la misma impunidad que si se tratara de un gobernador civil en los d¨ªas del difunto. Incluso ocult¨® a los vecinos durante varios d¨ªas que la bacteria de la legionela estaba infiltrada en la red de agua de Alcoi, en los diez dep¨®sitos de agua potable, y solo lo admiti¨® a rega?adientes y muy forzado por los acontecimientos porque lo desvel¨® este peri¨®dico.
Seraf¨ªn, en los asuntos de inter¨¦s p¨²blico, es un profesional de la afon¨ªa. Y ese oscurantismo humillante se armoniza fatal con el discurso de transparencia de que tanto alardean Alberto Fabra y su vicepresidente Jos¨¦ Ciscar en el nuevo tiempo del Consell. Castellano se ha quedado obsoleto en ese escenario. Solo exhibe su rugosa locuacidad en el altercado artificioso de los chiringuitos, que ha enfatizado como un asunto de Estado de primer orden, porque hab¨ªa un inter¨¦s espurio. Y ah¨ª es donde ¨²nicamente muestra la pericia que le puede hacer renacer de sus cenizas.
El principal aval de Castellano no es la gesti¨®n p¨²blica realizada en los departamentos de los que ha sido responsable, sino el trabajo que paralelamente ha llevado a cabo para el partido como zapador org¨¢nico y que tras el derrumbe de Francisco Camps le ha valido el cargo de secretario general del PP. Le fue tan ¨²til a Eduardo Zaplana para fortalecer su poder frente a los populares de la provincia de Valencia como ahora lo puede resultar para Fabra por id¨¦ntica coyuntura. Entonces, su paso por Sanidad y Justicia solo fue un modo de ocupar una estructura administrativa que le permiti¨® mover la maquinaria del partido en funci¨®n de los intereses de su jefe, pero en esta ¨¦poca de vacas flacas, adem¨¢s de un fraude, ser¨ªa un insulto tanto para las v¨ªctimas de los recortes como para los muertos de La Torre de les Ma?anes.
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