Ritmos que mueven los pies
Kepa Junkera imparte un cursillo sobre la m¨²sica vasca de fiesta Las charlas se basan en el fandango, el ¡®arin arin¡¯ y la ¡®martxa¡¯
Una peque?a sala del Teatro Campos El¨ªseos, en Bilbao, se ha convertido en un aula de m¨²sica. Una trikitixa, una txalaparta y el ordenador ocupan el lugar central del cursillo de m¨²sica para las fiestas que imparte el trikitilari Kepa Junkera. Seis personas le escuchan hablar de los ritmos de la m¨²sica vasca tradicional que mejor se adaptan a la fiesta. Junkera salta del fandango al arin arin y a la martxa, de los instrumentos al ordenador, de la m¨²sica a la palabra en sesiones de trabajo que sobrepasan los horarios preestablecidos.
Clases, profesor o maestro no son t¨¦rminos con los que Junkera se sienta c¨®modo. ¡°Es un encuentro entre personas en el que intercambiamos experiencias¡±, explica. ¡°Me da la posibilidad de repasar una trayectoria y me permite disponer de tiempo para descubrir otras facetas del trabajo y transmitirlas. Hay experiencias que no llegan con un disco, un concierto o una entrevista, pero se comunican en estos encuentros¡±, dice.
Seis personas asisten a la cita en el Teatro Campos El¨ªseos de Bilbao
Los asistentes al cursillo se interesaron por las fuentes de inspiraci¨®n de Junkera para componer, por las referencias an¨ªmicas que toma como punto de partida de la composici¨®n o los problemas para ajustar la interpretaci¨®n de otro instrumentista. ¡°Hablamos de sensaciones y de aspectos m¨¢s t¨¦cnicos¡±, se?ala. ¡°Pero no se trata de emplear el tiempo de un encuentro en explicar lo que puedes encontrar en un libro sino de contar las experiencias y transmitir c¨®mo he aplicado yo esos conocimientos que vas acumulando¡±.
El tercer paso es ver los que se ha hecho con los ritmos del fandango, arin arin y martxa, unidos a la fiesta en el Pa¨ªs Vasco de forma tradicional y contraponerlo a nuevas propuestas que pueden surgir de las mismas ra¨ªces. Ayer con las aportaciones de todos los asistentes compusieron un fandango. ¡°No est¨¢ cerrado ni estructurado con rigidez. En cualquier momento surge un comentario o un camino nuevo a seguir¡±, indica el profesor Junkera.
¡°No est¨¢ en tus manos que una canci¨®n arraigue; la gente tiene la llave¡±, dice
Los l¨ªmites de la cita est¨¢n marcados por la m¨²sica de fiesta de ra¨ªz tradicional vasca, pero no hay barreras para llegar a puntos muy lejanos. Ayer, por ejemplo, Junkera acab¨® hablando del arpa de bamb¨² que se toca en Madagascar.
Con una veintena de discos a sus espaldas y colaboraciones con m¨²sicos de todo el mundo, Junkera confiesa que no sabe que es lo que m¨¢s cuenta para lograr que una canci¨®n se identifique como m¨²sica de fiesta. Badator Marijaia, el himno que compuso en 1997 para la Aste Nagusia, lo consigui¨®. ¡°Fue como un juego, una m¨²sica muy intuitiva¡±, recuerda. ¡°No est¨¢ en tus manos lograr que una canci¨®n arraigue. Es la gente la que tiene la llave, interactuando con el que ha creado la canci¨®n. De repente surge un click y la gente la hace suya¡±, concluye.
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