Viaje a la ciudad por partida doble
Los turistas descubren los or¨ªgenes de Bilbao al tiempo que ven su faceta m¨¢s festiva
A las diez en punto de la ma?ana, Nerea Orizaola cumple con su compromiso diario como txupinera lanzando el cohete desde el balc¨®n del Arriaga. El estallido de p¨®lvora es recibido con aplausos por dos grupos de turistas despistados que se han apuntado a la visita guiada al Casco Viejo, la m¨¢s popular de entre las que cada d¨ªa organiza Bilbao Turismo. Conocer los entresijos de las Siete Calles en plena Aste Nagusia, entre kalejiras y bertsolaris, proporciona al paseo un sabor m¨¢s aut¨¦ntico. Supone una cita con la esencia de las primeras horas de actividad festiva, sobre todo si los turistas no saben d¨®nde se est¨¢n metiendo. Todo resulta m¨¢s impactante si no se ve venir, y de la veintena que ayer se congreg¨® en el Arriaga, ni una tercera parte sab¨ªa que su visita a Bilbao coincid¨ªa con las fiestas.
As¨ª, la visita se convirti¨® en una inesperada atracci¨®n tur¨ªstica en la que muchos se integraron anud¨¢ndose al cuello el pa?uelo blanquiazul de baldosas, las mismas que reluc¨ªan bajo los pies visitantes por el efecto del agua enjabonada. ¡°Parece mentira c¨®mo estaba esto anoche¡±, comentaba una pareja de Tarragona. Un total de 222 personas trabajan desde las seis de la ma?ana para intentar que la ciudad amanezca con un aspecto respetable y limpio despu¨¦s de los excesos nocturnos, pero en las calles del Casco Viejo, el rastro olfativo de los vapores et¨ªlicos y otros embriagadores perfumes resulta imposible de borrar por completo.
La gu¨ªa tur¨ªstica, Amaia, asegura que prefieren ver este Bilbao tan diferente
Amaia, la gu¨ªa habitual, se disculpa al final de la visita por ¡°la suciedad de algunas zonas¡±. Reconoce que su trabajo se complica en Aste Nagusia y se ve obligada a realizar peque?os cambios en los itinerarios: ¡°Nos saltamos el paso por el Arenal, que est¨¢ tomado por las txosnas, pero la mayor¨ªa prefiere conocer este Bilbao transformado por la fiesta en la calle¡±, explica.
Antes de internarse en el Casco Viejo, con una ruta planteada como un viaje atr¨¢s en el tiempo, desde el siglo XIX a la ¨¦poca medieval, Amaia dirige su mirada al otro lado de la R¨ªa. El edificio de La Bilba¨ªna guarda celoso los secretos de los burgueses de ¨¦pocas pasadas mientras en el muelle de Ripa se juegan las partidas simultaneas matutinas de ajedrez. El pasado se combina a s¨ª con la fiesta, en un doble viaje por la ciudad.
Los madrugadores apuran las primeras rondas mirando de reojo a los turistas
El grupo, formado ¨ªntegramente por turistas nacionales, se dirige a la Plaza Nueva. Entran desde el acceso de la calle Correos, m¨¢s reciente que los de las cuatro esquinas, ya que fue construido tras un bombardeo de la Guerra Civil.
El escenario que cada noche acoge conciertos de reggae oculta parcialmente la fachada de Euskaltzaindia, otro hito de la visita. Entre los arcos, los m¨¢s madrugadores apuran las primeras rondas de la ma?ana mientras observan con curiosidad a los turistas.
Entre txistularis y abuelos errantes que caminan peg¨¢ndose al grupo con disimulo para escuchar las explicaciones de Amaia, la comitiva deja atr¨¢s la plaza de Unamuno y las interminables calzadas de Mallona, estos d¨ªas m¨¢s concurridas que nunca, para penetrar en las Siete Calles.
Los restos de la antigua muralla gu¨ªan la visita. Marijaia, omnipresente en cada esquina, es la m¨¢s fotografiada, aunque casi nadie pronuncie bien su nombre: ¡°S¨¢came con la Marijuana esta¡±, le pide Rosa a su marido entre risas. Madre de familia jerezana, a punto estuvo de quedarse sin vacaciones este a?o, ¡°ya sabes, por la crisis¡±. Pero al final pusieron rumbo al norte, y se han topado con la Semana Grande de San Sebasti¨¢n y ahora con la Aste Nagusia. ¡°Es una fiesta muy distinta de la del sur, pero muy apegada a sus tradiciones¡±, valora Rosa. ¡°Ayer, paseando por la R¨ªa, ?les ense?aron a mis chicos a jugar a la pelota vasca!¡±, cuenta. ¡°Nos ha encantado conocer estas dos facetas de este Bilbao¡±, concluye. Y las explicaciones de la gu¨ªa sobre los or¨ªgenes de la villa se suceden con la juerga desperez¨¢ndose como tel¨®n de fondo.
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