Repugnancia
Se le reprocha estos d¨ªas a la izquierda abertzale que no haya condenado la absoluta inhumanidad del pasado criminal de Iosu Uribetxeberria mientras invoca motivos humanitarios para exigir su excarcelaci¨®n inmediata. Lo que no se le reprocha es, justamente, no la pasada inhumanidad de todo su mundo, que contrastar¨ªa con sus buenos prop¨®sitos actuales, sino su inhumanidad actual, bien puesta de manifiesto en su carro?ero montaje de todos estos d¨ªas. Parece evidente ¡ª y la entrevista en este peri¨®dico a ?ngel Yuste, secretario general de Instituciones Penitenciarias, no deja lugar a muchas dudas¡ª que Iosu Uribetxeberria iba a ser excarcelado una vez se cumplieran los tr¨¢mites legales previos. Su caso era similar a otras excarcelaciones anteriores que se hab¨ªan resuelto con discreci¨®n, la misma con la que se pod¨ªa haber solucionado ¨¦ste. Lejos de ello, la izquierda abertzaleno ha dejado pasar la ocasi¨®n para rentabilizarla y poner en pie el tr¨¢gico tablado de la muerte del que sabe extraer sustanciales rendimientos. Se trata siempre de forzar la tragedia para endos¨¢rsela a otro, de crear un escenario de inhumanidad para atribu¨ªrsela a quien¡ justo estaba dispuesto a hacer un gesto humanitario.
Dec¨ªa Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa en un art¨ªculo reciente que son las palabras marcadas por ETA y los abertzales las que nos piensan a la sociedad vasca, no nosotros los que pensamos libremente. Si hay alguna distancia entre pensar y hablar, yo quiz¨¢ no fuera tan categ¨®rico como para afirmar que ETA nos piensa, pero s¨ª dir¨ªa que ETA nos habla, esto es, que son sus palabras las que nos hacen hablar y con las que hablamos. Est¨¢ ocurriendo tambi¨¦n con el caso Uribetxeberria. Si el asunto hubiera sido llevado con discreci¨®n, es decir, si la izquierda abertzale no hubiera intervenido apropi¨¢ndoselo y elev¨¢ndolo al nivel de la infamia, nadie hubiera acusado al Gobierno de lentitud o de torpeza, nadie lo hubiera hecho responsable del desmadre ajeno, del de IA. Tampoco hubiera tratado nadie de establecer simetr¨ªas o equidistancias, esa forma vergonzante de pedir perd¨®n a ETA a la que algunos recurren para reprocharle algo. Es posible, y comprensible, que las v¨ªctimas hubieran protestado, pero seguramente el caso habr¨ªa estado resuelto ya.
Ignoro cu¨¢l vaya a ser el final de este asunto, cuya resoluci¨®n m¨¢s se enreda a medida que transcurren los d¨ªas. Sinceramente, creo que el Gobierno deber¨ªa cumplir su prop¨®sito inicial ¡ªaplicar, en palabras de Yuste, los principios humanitarios de nuestras leyes y de la jurisprudencia constitucional¡ª sin dejarse intimidar por huelguistas o alborotadores de ning¨²n signo. No debe hacerlo para demostrar nada a nadie, ni a la izquierda abertzale ni a sus mediopensionistas. Lo que s¨ª ha quedado probado ya es que para ¨¦sta sus presos son carne de ca?¨®n, material de derribo para acusar a otros de la inhumanidad a que ella los somete. Un buen ejemplo del modelo de sociedad que puede ofrecernos.
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