Una noche impredecible
Jack White, el que fuera l¨ªder de The White Stripes, visita Madrid en solitario por primera vez
Esta vez Jack White ha cumplido con lo anunciado. Vendr¨¢ a Madrid el 1 de septiembre acompa?ado por dos grupos, como estaba planeado. ¡°La gira ser¨¢ con ambas bandas. Hemos ensayado 40 o 50 temas. La idea es que nadie sepa cu¨¢l de las dos tocar¨¢ cada noche. Me levantar¨¦ y en el desayuno decidir¨¦ si es una u otra, seg¨²n mi estado de ¨¢nimo¡±, dec¨ªa el m¨²sico de Detroit a este periodista hace unos meses en Par¨ªs en la presentaci¨®n a la prensa de su primer disco en solitario, el colosal Blunderbuss.
El asunto trasciende m¨¢s all¨¢ del capricho o la curiosidad. Dependiendo de la compa?¨ªa que elija sobre el escenario, el concierto del pr¨®ximo s¨¢bado en La Riviera ser¨¢ muy distinto. Una de las bandas, The Peacocks, est¨¢ compuesta exclusivamente por mujeres, y tiene un sonido country folk. La otra, Los Buzardos, solo de hombres, posee una pulsi¨®n m¨¢s rockera. No se asusten, las dos opciones merecen la pena: ¡°Lo que me daba miedo es que a la gente le gustara m¨¢s una que otra, pero por lo que he visto, gustan las dos por igual, as¨ª que ya no existe ese peligro¡±, conclu¨ªa.
Es cierto, las cr¨ªticas de su gira est¨¢n siendo excelentes. En Los ?ngeles o Vancouver toc¨® con las Peacocks y, por ejemplo, las cr¨®nicas de este ¨²ltimo, hablaban de un ¡°impresionante show a lo Opry¡± (refiri¨¦ndose al m¨¢s m¨ªtico club de country del mundo). En Londres o San Francisco toc¨® con ellos y las rese?as fueron igual de laudatorias.
Historia de una rivalidad
Cuando The White Stripes saltaron a la fama en 2001, lo m¨¢s llamativo fue su formaci¨®n: Jack White tocaba la guitarra; Meg, la otra mitad del d¨²o, la bater¨ªa. Ambos cantaban. No hab¨ªa bajo. Vendieron 10 millones de copias.
Abrieron un camino que han seguido d¨²os como The Black Keys. Su ¨²ltimo disco, El camino, entr¨® directamente en el n¨²mero uno en Estados Unidos.
La admiraci¨®n de The Black Keys por White no es mutua. Pese a que viven en la misma ciudad, Nashville,?White les evita. Cuentan que no le ha gustado saber que actuar¨¢n en Madrid el 28 de noviembre en el Palacio de Deportes, mucho m¨¢s grande que la Riviera.
Y eso que, en principio, el plan parec¨ªa un poco desquiciado por varias razones. La principal, que es caro y complicado ir de gira con 12 m¨²sicos y toda la parafernalia correspondiente. M¨¢s cuando solo vas a usar a la mitad de ellos cada noche. Tampoco parece el movimiento comercialmente m¨¢s sensato que el p¨²blico no sepa con lo que se va a encontrar. Porque no se trata de intercalarlos, que una noche fuera una y la siguiente la otra, sino que pod¨ªa haber rachas de tres o cuatro conciertos en las que le apeteciera tocar con una, con lo que la otra se pasar¨ªa una semana viajando por el mundo para estar mano sobre mano. Un derroche aparentemente innecesario en tiempos de austeridad como los que corren.
En aquel momento, la gira no estaba todav¨ªa en marcha con lo que aquello parec¨ªa otra de las fanfarronadas de White. Es cierto que hab¨ªa presentado su ¨¢lbum de esa manera en contadas actuaciones en televisi¨®n o en festivales de primer nivel, pero, vista la trayectoria del personaje, eso no significa nada. Hay que tener en cuenta que White, (nacido John Anthony Gillis en 1975) es la misma persona que dos a?os antes aseguraba que The White Stripes, el d¨²o de blues rock que ten¨ªa con su exmujer Meg, estaba en barbecho y meses despu¨¦s anunci¨® su final. El tipo que poco antes de editar su debut a¨²n aseguraba que no ten¨ªa planes para grabar en solitario y que todav¨ªa dice que Blunderbuss es, pr¨¢cticamente un accidente. El hombre que, 10 a?os despu¨¦s de que se descubriera que Meg, su compa?era en The White Stripes no era su hermana, como ¨¦l dec¨ªa constantemente, sino su exmujer, todav¨ªa sosten¨ªa en p¨²blico que eso no era as¨ª. Resumiendo: las declaraciones de White hay que ponerlas siempre en cuarentena.
Pero todo se le perdona, porque es uno de los m¨²sicos de rock en activo con una trayectoria art¨ªstica m¨¢s inmaculada. Ha hecho de todo ¡ªsiempre dentro de ese caj¨®n de sastre que llamamos rock¡ª y todo con un nivel por encima de la media.
Esa es otra de las razones que hacen especial esta gira. Por primera vez, White est¨¢ tocando canciones de todos los proyectos en los que ha participado en 15 a?os de carrera. Eso significa que, adem¨¢s de temas de su disco en solitario y de The White Stripes, aparecen en su directo cosas que ha grabado con The Raconteurs, un grupo con el que edit¨® dos discos de sobrio powerpop; The Dead Weather, en el que compart¨ªa escenario con Alison Mosshart, cantante del d¨²o The Kills (que consigui¨® notoriedad cuando el otro componente, Jamie Hince, se cas¨® con la supermodelo Kate Moss); e incluso de su ocasional colaboraci¨®n con el productor Danger Mouse en Rome, un disco en el que puso la voz sobre temas que homenajeaban las viejas bandas sonoras de spaghetti western que firmaba Ennio Morricone.
Esta ser¨¢ la primera visita de Jack White en solitario a Madrid, aunque ha pasado antes en varias ocasiones con sus otras bandas. Nunca ha fallado. White es una de las grandes esperanzas del rock. Uno de los pocos m¨²sicos que han salido del circuito de salas y no han perdido su esencia y uno de los escasos artistas que hacen que todav¨ªa se mantenga la esperanza en que el rock es algo m¨¢s que un ejercicio de nostalgia.
Jack White. S¨¢bado 1 de septiembre. La Riviera. 35 euros.
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