El paquete de carne
Faustina L¨®pez confes¨® en 1944 haber matado a un hombre de una cuchillada
Hay sucesos que nos sit¨²an inmediatamente en una ¨¦poca determinada, permiti¨¦ndonos trazar un retrato del lugar con una fidelidad pasmosa. Esta historia fue contada por Tom¨¢s Gil Llamas en uno de los libros que escribi¨®, titulado Brigada criminal. El comisario Gil naci¨® en el pueblo murciano de Lorca. Era polic¨ªa desde 1921 y seis a?os despu¨¦s le hab¨ªan trasladado a Barcelona, donde ejerci¨® hasta la Guerra Civil. Una vez acabada la contienda estuvo al frente de la polic¨ªa en Manresa, y en 1945 ocup¨® el mismo cargo en Badalona. Hasta que en 1947 regres¨® a Barcelona como nuevo jefe de la Brigada de Investigaci¨®n Criminal (BIC), al mando de la cual tuvo muchos ¨¦xitos profesionales, entre los que se cuenta la investigaci¨®n del famoso crimen de Carmen Broto. De personalidad extrovertida y vital, la popularidad del joven polic¨ªa creci¨® gracias a la pel¨ªcula Apartado de correos 1.001,basada en uno de sus casos, que cont¨® con su participaci¨®n en el gui¨®n. Pero en 1953, por un pu?etazo a un oficial en el baile Bolero de la Rambla Catalu?a fue destituido en el cargo. Muri¨® poco despu¨¦s, en 1956.
Gil Llamas ten¨ªa una prosa limitada y puramente funcional. No obstante, lo pintoresco y atrabiliario de los cr¨ªmenes que investig¨® convierten sus libros en un cat¨¢logo de personajes tr¨¢gicos, capaces de cualquier cosa para sobrevivir a unos tiempos muy duros. Si el hambre agudiza el ingenio, los delincuentes de la posguerra habr¨ªan debido de ser los m¨¢s ingeniosos de todos. Afortunadamente, no hab¨ªa para tanto.
Tras picar las v¨ªsceras y echarlas por el retrete envolvi¨® los restos
El caso del paquete de carne comenz¨® el 9 de marzo de 1944, cuando la portera de una finca de la calle de An¨ªbal del Poble Sec se encontr¨® en el rellano de la escalera un extra?o bulto que, al ser desenvuelto, result¨® tratarse de la mano seccionada de un hombre. El hallazgo no desencaden¨® ninguna investigaci¨®n oficial, pues seg¨²n el forense le hab¨ªa sido cortada a un muerto y pod¨ªa tratarse de una broma de estudiantes. La polic¨ªa no se puso en marcha hasta unos d¨ªas m¨¢s tarde, cuando sus colegas de Zaragoza les avisaron del descubrimiento de unas piernas cortadas, envueltas en el papel de un peri¨®dico que proced¨ªa de Barcelona. La prensa de ambas ciudades public¨® peticiones de ayuda para identificar los restos del cad¨¢ver, que inicialmente no sirvieron para nada.
De pronto, en una comisar¨ªa de la capital aragonesa se present¨® un individuo que afirmaba ser la persona que hab¨ªa abandonado el paquete con las piernas. Lo hab¨ªa encontrado bajo el asiento del tren que tom¨® en la estaci¨®n de Francia para volver a Zaragoza. No lo abri¨®, pero al tacto le pareci¨® carne de ternera o de cerdo. Al ver que nadie lo reclamaba, decidi¨® llev¨¢rselo a su casa y cocinarlo para cenar. Solo a medio trayecto le pudo m¨¢s la curiosidad, y sentado en un parque desenvolvi¨® su bot¨ªn. Asustado por lo que all¨ª encontr¨®, lo abandon¨® bajo un banco. Cuando ley¨® la noticia en el diario decidi¨® acudir a declarar, antes no fuese demasiado tarde.
El jefe de la Brigada de Investigaci¨®n, Tom¨¢s Gil, cont¨® esta historia en su libro ¡®Brigada criminal¡¯
Mientras tanto, en Barcelona comenzaron a encontrarse otros restos envueltos de la misma manera. Dispersada a trozos por diversas calles de Poble Sec, la plaza del Pedr¨® y Les Planes, el asesino se hab¨ªa deshecho de su v¨ªctima. De nuevo en la finca de la calle de An¨ªbal, averiguaron que en ella resid¨ªa una echadora de cartas conocida como la Andaluza. Al interrogarla sobre sus clientas, sali¨® a relucir la historia de una mujer llamada Faustina, que llevaba mucho tiempo haciendo toda clase de ritos e invocaciones para recuperar el amor de su mujeriego novio.
La sospechosa result¨® ser una viuda aragonesa de 42 a?os, Faustina L¨®pez Gracia, que viv¨ªa realquilada en el n¨²mero 2 de la calle de la Reina Amalia y trabajaba de modista. El inquilino de la casa era un guarnicionero apellidado Terrades, a quien ¨²ltimamente no se hab¨ªa visto por ninguna parte. Preguntada al respecto, Faustina dijo no saber nada del desaparecido, pero llevada a comisar¨ªa acab¨® confesando. Hab¨ªa matado a aquel hombre de una cuchillada, mientras luchaba por impedir que la violase. Horrorizada por el resultado de la pelea y ante la necesidad de deshacerse del cad¨¢ver, decidi¨® cortar el cuerpo a trozos en la cocina y hervir la cabeza en agua caliente y sosa. Las v¨ªsceras las pic¨® bien finas y las fue echando por el retrete. Los restos con hueso los envolvi¨® y fue abandon¨¢ndolos en distintos lugares.
La asesina confesa fue condenada a 30 a?os de prisi¨®n, pero lo que m¨¢s sorprende es la reacci¨®n del se?or de Zaragoza. Con el hambre que se pasaba, un an¨®nimo paquete de carne tirada en el suelo pod¨ªa ser una buena opci¨®n para la cena.
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