De ladr¨®n a polic¨ªa
El agente Jeroni Tarr¨¦s y su grupo patrullaban de noche por Barcelona con impunidad
A mediados del siglo XIX mandaba en Espa?a el ala moderada del liberalismo, mientras en la capital catalana cada vez eran m¨¢s numerosos los republicanos. Para luchar contra esta situaci¨®n, el Gobierno decidi¨® recurrir a una guerra sucia que se llev¨® muchas v¨ªctimas por delante.
En 1848, Manel Gibert organizaba la Comisar¨ªa Especial de Vigilancia de Barcelona, una de cuyas secciones era la ronda nocturna dirigida por el comisario Ram¨®n Serra i Moncl¨²s. Inicialmente, esta patrulla estaba integrada por 20 agentes, pero un a?o despu¨¦s el marqu¨¦s del Duero ampli¨® la plantilla a 30 hombres, dependientes directamente del gobierno militar. Ten¨ªan una asignaci¨®n de 126.000 reales (una aut¨¦ntica fortuna), y entre 1848 y 1850 hab¨ªan realizado unas 1.500 detenciones. Desde el primer d¨ªa se denunciaron numerosos casos de torturas y palizas. En las c¨¢rceles no cab¨ªan los presos pol¨ªticos, y muchos de ellos eran deportados a Am¨¦rica.
La cuadrilla no tard¨® mucho en ser bautizada como la ¡°ronda de Tarr¨¦s¡±, en alusi¨®n al sanguinario ayudante de Serra i Moncl¨²s. El agente Jeroni Tarr¨¦s era un asesino reincidente, un ladr¨®n habitual, un proxeneta y un confidente de la polic¨ªa, a quien se encarg¨® que reclutase a un grupo de criminales dispuestos a todo por dinero. Con total impunidad y carta blanca de las autoridades, este grupo patrullaba de noche las calles de Barcelona, agrediendo a los l¨ªderes obreros. Deten¨ªan a la gente de madrugada, entre bastonazos y patadas, y reventaban actos p¨²blicos del partido rival.
La muerte de Cuello desencaden¨® el primer juicio contra la ronda nocturna en la ciudad
En 1851 hubo elecciones generales, las m¨¢s re?idas que hab¨ªa conocido nuestra ciudad. Por primera, vez los republicanos hab¨ªan obtenido diputados. Entre sus principales partidarios estaba Francisco de Paula Cuello, un joven periodista de 27 a?os, colaborador de Abd¨® Terrades y director del peri¨®dico El Republicano. La noche de San Juan de ese a?o, Francisco hab¨ªa salido con unos amigos a celebrar la verbena, cuando se cruzaron con un grupo de hombres armados con bastones en la esquina de las calles de Sant Pere m¨¦s Alt con Basses de Sant Pere. Los desconocidos les cerraron el paso, al tiempo que les insultaban. Los j¨®venes fingieron no o¨ªrles, pero los otros siguieron provoc¨¢ndoles hasta estallar una pelea. Enfrentados con bastones y los pu?os, a una se?al aparecieron m¨¢s desconocidos armados con navajas. Cuando ces¨® el combate, en la calle de las Basses de Sant Pere hab¨ªa cuatro hombres heridos en medio de grandes charcos de sangre. Uno de ellos presentaba siete pu?aladas por todo el cuerpo, era Francisco de Paula Cuello, que morir¨ªa poco despu¨¦s en su domicilio de la calle de la Uni¨®.
Seg¨²n el periodista decimon¨®nico Conrad Roure, su entierro fue el m¨¢s multitudinario y concurrido de todos cuantos se hab¨ªan celebrado en Barcelona. La poblaci¨®n identific¨® inmediatamente a los agresores y sali¨® a protestar a la calle, convirtiendo el entierro en un acto pol¨ªtico. El cad¨¢ver fue transportado entre una multitud que le echaba flores y entonaba La Marsellesa. La comitiva tard¨® una hora en llegar a la calle de Ferran, y otra hasta el cementerio de Poblenou. Durante todo el trayecto, balcones y ventanas estuvieron cubiertos de crespones negros y morados. Su muerte desencaden¨® un primer juicio contra la ronda nocturna. Se juzg¨® entre otros a Pere el Carrincl¨¦, Francesc el Noi y Sureda el Gravat, aunque se les conden¨® a rid¨ªculas penas de dos y cuatro meses de arresto mayor.
Tarr¨¦s se convirti¨® en un personaje popular e inspir¨® obras de teatro que estuvieron a?os en cartel
Jeroni Tarr¨¦s no tuvo tanta suerte y fue procesado por el asesinato ¡ªtambi¨¦n en 1851¡ª de Francesc Tubert, el Ros d¡¯Espolla. Fue condenado a 14 a?os de c¨¢rcel, que cumpli¨® en diversas prisiones hasta que en 1859 le permitieron alistarse y morir en combate junto al cuerpo de voluntarios catalanes del general Prim, que atac¨® y hostiliz¨® el norte de ?frica durante la guerra de Marruecos. Poco antes, en 1853, la ronda hab¨ªa sido sustituida por una facci¨®n todav¨ªa m¨¢s secreta de la polic¨ªa.
Tarr¨¦s, con quien el cantante Joan Manel Serrat jug¨® invirtiendo su apellido, se convirti¨® en un personaje muy popular. En 1871, Ermengol Marqu¨¦s estren¨® su obra en dos partes La Ronda d¡¯en Tarr¨¦s. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, Antoni Altadill se bas¨® en ¨¦l para sus piezas teatrales Jer¨®nimo Tarr¨¦s y El presidiario de Ceuta, que estuvieron muchos a?os en cartel en el teatro del Ode¨®n. Todav¨ªa en 1911 se public¨® un follet¨®n an¨®nimo titulado De ladr¨®n a polic¨ªa. Aventuras del jefe de ronda Ger¨®nimo Tarr¨¦s, uno de cuyos curiosos ejemplares se conserva en la Biblioteca de Catalu?a. Y 60 a?os despu¨¦s de sus cr¨ªmenes, el hamp¨®n barcelon¨¦s a¨²n despertaba una curiosidad malsana entre sus paisanos.
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