Fulgor y olvido de la movida viguesa

Fueron pocos, pero osados: los grupos de la movida viguesa gastaban un humor desvergonzado y socarr¨®n, quiz¨¢ para disimular ese punto de nostalgia atl¨¢ntica que se entreve al fondo de sus canciones. Muchas siguen teniendo gracia y vigor: Y bailar¨¦ sobre tu tumba, de Siniestro Total, tercera de las que se interpretan en Galicia Can¨ªbal, musical estrenado en el Nuevo Alcal¨¢, est¨¢ en la tradici¨®n ir¨®nico macabra de El ahorcado (cupl¨¦ de Mart¨ªnez Abades que populariz¨® Raquel Meller) o del Rascay¨² de Bonet de San Pedro; los ripios de Assumpta (¡°Era una chica muy mona/ que viv¨ªa en Barcelona¡±), tienen una guasa mu?ozsequista; y Quiero rock¡¯n roll, hermana en iron¨ªa de Bote de Col¨®n, suena mejor en manos de estos m¨²sicos que en la versi¨®n de Aerol¨ªneas Federales

Ant¨®n Reixa, Antela Cid y Fran Peleteiro, autores de Galicia can¨ªbal, presentan las canciones de entonces a trav¨¦s de personajes de hoy. Su libreto cruza la historia de Cenicienta con la del Dybbuk: Ana, su protagonista, una adolescente t¨ªmida y solitaria, sufre un giro copernicano al ser pose¨ªda por el esp¨ªritu de su t¨ªa, estrella de la movida, la misma noche de su fallecimiento. Transfigurada, Ana, su hermano m¨²sico y una banda juvenil, versi¨®n actualizada de las de West Side Story, intentan organizar un concierto mientras van desgranando con fortuna lo m¨¢s chispeante del repertorio de Siniestro Total, Golpes Bajos, Aerol¨ªneas y Os Resentidos, m¨¢s tres temas de Semen Up, Moncho e Mai-Los Sapoconchos y Los Limones.

En sinton¨ªa con el car¨¢cter de la mayor¨ªa de las letras, los libretistas han elegido la v¨ªa del sainete, de tanta tradici¨®n en el musical espa?ol, para hacer avanzar esta historia de choques generacionales ambientada en un Vigo golpeado por el paro. Su visi¨®n tiene un punto de vista levemente nost¨¢lgico (Pistol Marga, t¨ªa de Ana, es un dechado de virtudes viciosas): podr¨ªan haber se?alado tambi¨¦n como la movida distrajo a su generaci¨®n de la pol¨ªtica que se estaba cociendo. Los cinco j¨®venes m¨²sicos de Galicia Canibal consiguen que no extra?emos a los de los grupos originales, los vocalistas salen airosos de los saltos de estilo que tienen que pegar (no es lo mismo cantar a lo Copini, y lo consiguen a veces, que a lo Hern¨¢ndez) y las coreograf¨ªas actualizan el esp¨ªritu gamberro de la ¨¦poca. El p¨²blico, doy fe, acaba bailando.