Una compa?¨ªa de lujo
Manuela Carrasco asocia sus bailes a hero¨ªnas de la mitolog¨ªa griega
El baile de Manuela Carrasco est¨¢ cuajado por la tradici¨®n y su ejercicio fiel a lo largo de los a?os. No es, sin embargo, un calco de s¨ª misma, pues temperamental como es la artista, siempre puede estar sujeta a la inspiraci¨®n del momento. Dif¨ªcil, pues, se plantea someterla a estas alturas a guion alguno, pues poco o nada puede a?adir a su reconocido y reconocible arte. La idea de asociar sus bailes a distintas hero¨ªnas de la mitolog¨ªa griega ¡ªAnt¨ªgona, Ariadna, Helena y Medea¡ª goz¨®, no obstante, de un sost¨¦n esc¨¦nico que tampoco interfiri¨® en el hacer de la bailaora, y s¨ª que en determinados momentos, como en el baile de las canti?as ¡ªen el cuadro en que fue Helena¡ª y guiada de forma m¨¢gica por El Pele, nos regal¨® un momento de hermosa distinci¨®n, el de la gracilidad de un braceado curvo de reminiscencias cl¨¢sicas en un contexto en el que imperan formas m¨¢s severas: el baile de fuerza de Manuela, su expresi¨®n estremecida, su majestuosa presencia en escena, su carisma.
Hablamos de El Pele e inevitable resulta destacar su emotiva entrada en escena, previa al cuadro referido. Cantando despacito y con gusto nos puso la miel en los labios y la emoci¨®n en el est¨®mago desde el primer tercio de sus cantes por sole¨¢. Y fue a m¨¢s con las referidas canti?as, hasta completar una airosa salida llevando a la bailaora por la cintura. Dej¨® gusto, sentimiento y esencia en el aire de una noche que tuvo un cante capital. Mucho define a una compa?¨ªa de baile la elecci¨®n de buenos cantaores porque, adem¨¢s, eso de cantar para el baile no es cosa que todo el mundo sepa hacer. La conjunci¨®n estelar de cantaores que se dio en la noche inaugural ¡ªunida al impecable atr¨¢s de guitarras y percusi¨®n¡ª configuraba una especie de compa?¨ªa de lujo, una oportunidad que solo puede propiciar un evento como la Bienal. O quiz¨¢s tambi¨¦n una artista como Manuela, capaz de reunir a antiguos compa?eros de trayectoria y que tan bien la conocen.
Acert¨® Gamboa al ligar el baile de Carrasco a la tierra, a lo tel¨²rico, y tras el martinete de Juan Villar situ¨¢ndonos ante el poder de Ant¨ªgona, el arranque de la seguiriya son¨® a temblor de tierra. Los pies de Manuela son capaces de eso, pero esta vez cont¨® con el a?adido de unos efectos especiales. Terrenal se mantuvo la bailaora transportando el dolor con sus brazos recogidos sobre un estremecido pecho. Pas¨® despu¨¦s por el desencanto de Ariadna con los tarantos de Enrique El Extreme?o, pero ¡ªcomo dijimos¡ª fue en las alegr¨ªas cuando la artista pareci¨® reencontrarse consigo misma. La magia de un momento inesperado. Ese cante de El Pele. Manuela, m¨¢s que nunca en su papel de hero¨ªna y casi diosa, lo que quiz¨¢s ella representa en la realidad del baile. ¡°?Qu¨¦ culpa tengo yo de que mi padre sea dios!¡±, hab¨ªa exclamado al entrar guiada por el coro de mujeres. El tono creciente estaba destinado a culminar con la esperada sole¨¢ que, al menos, consigui¨® mantener el cl¨ªmax antes alcanzado. Fue la Manuela que conocemos y hasta m¨¢s. Y eso a pesar de una bata que no daba la impresi¨®n de ayudar. Pero al cante de Panseco y al baile de Carrasco as¨ª unidos no les est¨¢ permitida la decepci¨®n.
Ra¨ªces de ¨¦bano
Baile y coreograf¨ªa: Manuela Carrasco. Colaboraci¨®n especial: Pansequito, Juanito Villar, El Pele y El Extreme?o. Guitarras: Joaqu¨ªn Amador, Alfredo Lagos y Paco Iglesias. Coros: Samara Carrasco, Inma la Carbonera y To?i Fern¨¢ndez. Palmas: Bobote y El Choro. Percusi¨®n: Jos¨¦ Carrasco. Direcci¨®n esc¨¦nica: Pepa Gamboa. Direcci¨®n musical: Joaqu¨ªn Amador.
Patio de la Monter¨ªa del Real Alc¨¢zar. 3 de septiembre de 2012.
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