Bancos y bancos
Si se rescatan los bancos pero no se cambian las normas que permitieron la burbuja, la din¨¢mica especulativa seguir¨¢
Ya no se discute que, aunque las causas de la crisis sean m¨²ltiples y las responsabilidades repartidas, el foco central de la infecci¨®n ha sido el sistema financiero. Los errores cometidos por sus gestores, sus reguladores y sus supervisores son los que nos han llevado a la crisis econ¨®mica global. En el caso espa?ol est¨¢ claro que una de las razones de la prolongaci¨®n de la crisis es el desacierto y la lentitud en resolver los problemas del sector. Algunos pa¨ªses lo hicieron dr¨¢sticamente en 2009 y se acercan al final del t¨²nel. Nosotros vamos por el quinto intento, y todav¨ªa vacilantes pese a la presi¨®n de Bruselas. ?Bastar¨¢?
En las econom¨ªas de libre mercado ¡ªpodemos llamarlas capitalistas¡ª la actividad econ¨®mica de las personas y de las empresas permite disponer de los productos y servicios que los ciudadanos necesitan. Pueden adquirirlos con el dinero que han recibido por su trabajo, en forma de salario o de beneficio. El dinero facilita el intercambio y cierra el c¨ªrculo entre las dos facetas del ciudadano como productor y como consumidor. Sin dinero el sistema no funciona, y los bancos son los encargados de hacer de intermediarios. Reciben los dep¨®sitos que sus clientes les conf¨ªan y conceden cr¨¦ditos a personas y a empresas que los necesitan. El ¡°margen de intermediaci¨®n¡± ¡ªla diferencia positiva entre el tipo de inter¨¦s de los cr¨¦ditos y el de los dep¨®sitos¡ª es su beneficio normal. Soy de los que piensan que toda persona que ejerce una actividad econ¨®mica ¨²til a la sociedad, y con ello crea valor, tiene derecho a una retribuci¨®n. Por tanto, aunque pienso que deber¨ªamos tener m¨¢s bancos p¨²blicos, no me repugna aceptar la idea de que la actividad bancaria sea tambi¨¦n privada, tal como la he descrito y adecuadamente regulada como ¡°banca comercial¡±. Creo incluso acertado que los Gobiernos velen por garantizar la continuidad de las actividades de estos bancos. Son casi un servicio p¨²blico.
En el momento en el que la corriente de pensamiento ultraliberal desregul¨® el sector y permiti¨® a todos los bancos todo tipo de operaciones
Durante parte del siglo XX existieron otras empresas que, para distinguirlas de los anteriores, se denominaron ¡°bancos industriales¡± o m¨¢s claramente ¡°bancos de inversi¨®n¡±. Sus actividades estaban enfocadas hacia la inversi¨®n con riesgo, con un fuerte componente especulativo: con el dinero que sus clientes depositaban, compraban y vend¨ªan empresas; participaban en mercados de futuro, es decir, apostaban a la evoluci¨®n de las divisas, de los productos energ¨¦ticos o alimenticios; adquir¨ªan valores en Bolsa y especulaban con ellos; creaban y pon¨ªan en circulaci¨®n t¨ªtulos y activos cuyo valor estaba sujeto a variables muy imprevisibles. Este tipo de actividades permit¨ªa unos beneficios muy superiores a los de la banca tradicional, pero era mucho m¨¢s arriesgada y pod¨ªa producir fuertes p¨¦rdidas, hasta la bancarrota. Los clientes que les confiaban sus dep¨®sitos sab¨ªan a lo que se expon¨ªan. Algunos de estos bancos quebraron. Muchos clientes se arruinaron.
En el momento en el que la corriente de pensamiento ultraliberal desregul¨® el sector y permiti¨® a todos los bancos todo tipo de operaciones, se prendi¨® la mecha de la explosi¨®n. Todos los bancos se lanzaron en busca de mayores beneficios y participaron de forma creciente en actividades especulativas que no crean ning¨²n valor social, y con ello reforzaron las burbujas de distintos sectores (en Espa?a, sobre todo, el inmobiliario). Contaron para ello con la ayuda inestimable de los Gobiernos en dos aspectos: consiguieron una reforma fiscal que mantuvo muy alta, el 45%, la tasa sobre las rentas del trabajo y redujo del 45% al 18% la tasa sobre las rentas derivadas de las plusval¨ªas. Adem¨¢s, los Gobiernos se declararon prestos a salvar a todos los bancos ya que su desaparici¨®n por errores especulativos hac¨ªa desaparecer tambi¨¦n su actividad comercial y afectaba a los dep¨®sitos de los clientes tradicionales. Tener las espaldas cubiertas ante posibles p¨¦rdidas estimul¨® a correr m¨¢s riesgos¡ ?y as¨ª acabamos!
?Creen ustedes que basta con un rescate del sector? ?No creen que hace falta, en paralelo, una contrarreforma fiscal sobre las plusval¨ªas, una nueva tasa sobre las transacciones que no crean valor, la prohibici¨®n de algunas operaciones especulativas y una clara separaci¨®n entre bancos y sociedades de inversi¨®n a riesgo? Sin ello, todo seguir¨¢ igual.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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