Transici¨®n a la democracia
"No se ganaron unas elecciones por mayor¨ªa absoluta para dejar la Contrarreforma a medias. Los mercados de esclavos, ni los de capitales, nunca lo perdonar¨ªan."
El calendario oto?al se llena de convocatorias contra las pol¨ªticas devastadoras que lleva a cabo la derecha, as¨ª en el gobierno central como en las arruinadas periferias. La semana que viene un mosaico plural de sindicatos y organizaciones c¨ªvicas llaman a una marcha para hacerse o¨ªr en Madrid, cuyo eco resuena en todo el estado. La protesta, que se prev¨¦ masiva, pretende exigir a Mariano Rajoy un refer¨¦ndum sobre las medidas que han acentuado el desastre acumulado en poco m¨¢s de medio a?o como mandatario, y sobre las cuales nada aventur¨® en el programa electoral que le encaram¨® a la Moncloa. Desde all¨ª ha ejecutado lo contrario de lo que prometi¨®, su credibilidad es nula y las declaraciones ocasionales caducan casi al minuto. Alpiste para tertulianos. Y si el fiel servidor de los banqueros confiesa que la realidad le ha transmutado el programa electoral, basta asomarse al p¨¢ramo valenciano para divisar la magnitud de la tragedia resultante de tres lustros y pico de impunidad, absolutismo e inutilidad manifiesta en las tareas de administrar los recursos p¨²blicos. ?Queda alguien por caer del guindo? Pues que se lo haga mirar. Ese refer¨¦ndum que reclaman las organizaciones de esa masa social movilizada no se va a convocar. ?Refer¨¦ndum? Eso significa que la ciudadan¨ªa pueda expresarse y, aunque se trucase la pregunta y se marcasen las cartas, cual es tradici¨®n celtib¨¦rica en estas consultas, hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar. No se ganaron unas elecciones por mayor¨ªa absoluta para dejar la Contrarreforma a medias. Los mercados de esclavos, ni los de capitales, nunca lo perdonar¨ªan. Sin contar con la excomuni¨®n a cargo de los centinelas del Concordato.
Da la impresi¨®n de que el ¨®rdago sindical y c¨ªvico, que preceder¨¢ a nuevas movilizaciones y huelgas, se sit¨²a como muro de contenci¨®n frente a sucesivas protestas como las que se cuecen en asambleas y redes sociales, convenientemente criminalizadas por el r¨¦gimen y sus aparatos de propaganda. A expensas de lo que depare el calendario, est¨¢ claro que el gobierno central se har¨¢ el sueco ante la que se le viene encima. Es decir, seguir¨¢ en su realidad virtual y dejando en la cuneta p¨¢ramos como el valenciano, que ya solo cuentan para explorar ¨ªndices de miseria y nuevos flujos migratorios. Dicho esto, ?c¨®mo obrar¨¢n los partidos de la oposici¨®n ante el sentir de la calle? Su irrelevante papel en los parlamentos sometidos a las mayor¨ªas absolutas deber¨ªa empujarles a tomar partido por la ciudadan¨ªa. Salvo que carezcan de alternativas a la delincuencia financiera y s¨®lo aspiren a sustituir a sus actuales mayordomos. ?Les invade la incertidumbre sobre el d¨ªa despu¨¦s de abandonar el desorden establecido? En tal caso, repasen la historia. Va para 37 a?os que Franco muri¨® en la cama. Y fue enterrarle y acelerar la transici¨®n a una democracia. Si la devaluaron, habr¨¢ que restablecerla. En Islandia lo lograron.
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