La gran evasi¨®n de Shirley Valentine
Shirley Valentine, del brit¨¢nico Willy Russell, es un formidable mon¨®logo c¨®mico sobre el empoderamiento de una mujer vencida por las circunstancias
La primera vez que oy¨® hablar del cl¨ªtoris, Shirley Valentine ya hab¨ªa parido dos veces. Y cuando le pregunt¨® a Joe, su marido, si ¨¦l sab¨ªa algo de tema tan novedoso, su respuesta fue: "S¨ª, pero dicen que ha salido peor que el Ford Fiesta". Con un humor digno de Tono o de Mihura, pero m¨¢s sexuado, Shirley, ama de casa de ese sector obrero que se crey¨® clase media antes de la crisis, nos narra cu¨¢n infeliz se siente tras veintitantos a?os de casada. Siempre so?¨® con dejar a su marido cuando estuvieran criados sus hijos, pero carece del valor y de la autoestima necesarios para dar ese paso. Aunque est¨¢ a punto de dar otro: Joanna, su ¨²nica amiga, la ha invitado a un viaje a Grecia, y como sabe que Joe no dar¨¢ el visto bueno, anda haciendo su equipaje tan en secreto como si preparara una fuga carcelaria.
SHIRLEY VALENTINE
Autor: Willy Russell. Adaptaci¨®n: Nacho Artime. Int¨¦rprete: Ver¨®nica Forqu¨¦. Escenograf¨ªa: Andrea d'Odorico. Direcci¨®n: Manuel Iborra. Teatro Maravillas.
Shirley Valentine, del brit¨¢nico Willy Russell, es un formidable mon¨®logo c¨®mico sobre el empoderamiento de una mujer vencida por las circunstancias: ninguneada por su entorno familiar, falta de amor propio, Shirley vuelve a su ser al zambullirse en el mar Egeo, desnuda y en buena compa?¨ªa. "Junto a Costas", dice de su nuevo amigo griego, "volv¨ª a enamorarme de la vida". El ¨¦xito cosechado por la versi¨®n original en Londres en los ochenta prefigur¨® el de la versi¨®n f¨ªlmica y el de las teatrales protagonizadas por Esperanza Roy y Amparo Moreno. En ¨¦sta nueva, Ver¨®nica Forqu¨¦ encarna con naturalidad desarmante a la mujer en proceso de transfiguraci¨®n, mientras no para da hacer su faena diaria: pelar patatas y fre¨ªrlas en una sart¨¦n San Ignacio, para asombro del p¨²blico del Maravillas, nada acostumbrado a tales ejercicios de naturalismo.
De sobra sab¨ªamos lo bien que suele resultar la Forqu¨¦ por tierra, mar y aire, pero en esta funci¨®n est¨¢ mejor que nunca, repartiendo juego esc¨¦nico entre un mont¨®n de personajes evocados, a los que acabamos viendo como si estuvieran all¨ª. ?Qu¨¦ aliento le insufla al texto, qu¨¦ holgura le da a cada matiz, c¨®mo coloca las pausas, c¨®mo valora cada unidad de sentido! Algo tendr¨¢ que ver en todo esto la mano de Manuel Iborra, su director, pero es la actriz qui¨¦n hace del verbo, carne (y tal transubstanciaci¨®n no es entretenimiento: hay que ser descre¨ªdo para aplicarle el 21 por ciento de IVA a los milagros).
La adaptaci¨®n de Nacho Artime, que suena muy bien, queda entre dos ¨¦pocas: la digital, y la de la Enciclopedia Brit¨¢nica que Shirley y su esposo compraron a sus hijos para desasnarles. Andrea D'Odorico resuelve con maestr¨ªa el doble ambiente escenogr¨¢fico, y el p¨²blico de entre semana, que abarrotaba el teatro, ovacion¨® a la actriz puesto en pie sin excepci¨®n.
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