Estrategias electorales
A Feij¨®o no le ser¨¢ sencillo desmarcarse de Rajoy porque carece de un balance de gobierno propio
El pasado domingo, este diario publicaba una encuesta en la que se confirmaba el r¨¢pido descenso pol¨ªtico del PP en los ¨²ltimos meses, deterioro que se traduce en una fuerte p¨¦rdida de credibilidad, fidelidad y respaldo electoral, y un desgaste ¡ªquiz¨¢ irreversible¡ª de Mariano Rajoy que es percibido como un dirigente que miente, duda e improvisa. Un perfil que, por cierto, el presidente del Gobierno reafirm¨® anteayer en su entrevista en TVE, la primera que realiza desde que lleg¨® a la presidencia del Ejecutivo.
En Galicia, otros estudios demosc¨®picos (unos publicados y otros no) confirman las tendencias apuntadas por el bar¨®metro de septiembre de la empresa Metroscopia para EL PA?S. En todos ellos se constata que el PPdeG experimenta una fuerte ca¨ªda, hasta el punto de que las expectativas electorales de la oposici¨®n en su conjunto superan las que dichas encuestas atribuyen al partido gobernante. Y este hecho relevante va a condicionar, est¨¢ condicionando ya, las estrategias electorales de las diversas fuerzas pol¨ªticas.
Es seguro que Feij¨®o tiene muy presente la secuencia electoral de los ¨²ltimos diez a?os. En las elecciones municipales de 2003 el partido socialista y el Bloque obtuvieron, por primera vez en la historia de la autonom¨ªa, m¨¢s votos que el PP. Dos a?os despu¨¦s, en 2005, los dos partidos de la izquierda conquistaban la Xunta de Galicia y en 2007 revalidaban su ¨¦xito en las elecciones municipales con una gran victoria que pon¨ªa bajo su control las alcald¨ªas de todas las grandes ciudades y las de las principales villas del pa¨ªs. Con el Gobierno del Estado en sus manos, dirigiendo la Xunta y los principales ayuntamientos, todo indicaba que la izquierda protagonizar¨ªa un largo ciclo pol¨ªtico en nuestra tierra. Sin embargo, en 2009 el PP recuperaba contra pron¨®stico el Gobierno gallego y en 2011 una parte importante del poder municipal que hab¨ªa perdido cuatro a?os antes. As¨ª pues, supongo que el presidente de la Xunta es plenamente consciente de la velocidad con la que ¨²ltimamente se desarrollan los acontecimientos y cambian las situaciones pol¨ªticas.
Con todos estos datos presentes es f¨¢cil deducir que la estrategia electoral del PP se basar¨¢ en tres grandes l¨ªneas fuerza. La primera, intentar evitar que el 21-O se transforme en un plebiscito sobre las pol¨ªticas de un abrasado Rajoy. No le resultar¨¢ nada sencillo conseguirlo si se considera que carece de un balance de gobierno propio que pueda defender cre¨ªblemente. La segunda gran palanca de la campa?a conservadora consistir¨¢ en fomentar la abstenci¨®n del voto progresista y en estimular su dispersi¨®n electoral. Porque Feij¨®o sabe tambi¨¦n que en 2005 su partido perdi¨® las elecciones por un solo esca?o de diferencia, a pesar de obtener 100.000 votos menos que la suma del PSdeG y el Bloque, y que en 2009 logr¨® la mayor¨ªa absoluta aunque hab¨ªa conseguido 6.000 sufragios menos que las fuerzas del bipartito. Finalmente, el presidente de la Xunta completar¨¢ su campa?a con la estigmatizaci¨®n de los gobiernos de coalici¨®n, intentando resaltar su supuesta ineficacia e inestabilidad.
En sentido contrario, el PSdeG y el BNG luchar¨¢n a brazo partido por evitar que Feij¨®o pueda desvincularse artificialmente de unas pol¨ªticas ¡ªlas de Rajoy¡ª que apoy¨® incondicionalmente y cuyos efectos est¨¢n resultando devastadores para la mayor¨ªa de la sociedad gallega. Y con la misma energ¨ªa intentar¨¢n rescatar a los abstencionistas y que el voto progresista se concentre en ambos partidos, para evitar as¨ª que el PP pueda repetir una mayor¨ªa parlamentaria a pesar de obtener menos apoyos que la izquierda. Solo cabe esperar que socialistas y nacionalistas en su leg¨ªtima disputa por el indivisible voto de cada ciudadano no acaben d¨¢ndole la raz¨®n a Feijoo desdibujando la alternativa de Gobierno.
Por ¨²ltimo, falta conocer con precisi¨®n la oferta electoral de la coalici¨®n Anova-EU. L¨®gicamente, no han tenido tiempo todav¨ªa para perfilarla con detalle. Cabe suponer que intentar¨¢n captar el apoyo de los ciudadanos descontentos, que son legi¨®n, con la deriva que en los ¨²ltimos tiempos han tomado los partidos mayoritarios de la izquierda. Pero para ello necesitar¨¢n salvar dos grandes obst¨¢culos. El primero de ellos, el voto ¨²til. Porque nadie se enga?e, si se vislumbra la posibilidad real de derrotar al PP, pese al desencanto, la tendencia a concentrar el voto en el PSdeG y Bloque ser¨¢ muy fuerte. Y el segundo, y no menos importante, es la falta de definici¨®n del proyecto de la coalici¨®n para el futuro. Hasta tal punto que nadie sabe si tal alianza se circunscribe a la actual coyuntura o tiene vocaci¨®n de permanecer en la vida pol¨ªtica gallega. Si no se aclara esta cuesti¨®n cuanto antes, la coalici¨®n corre el riesgo de ser percibida como una mera operaci¨®n electoral forzada por la urgencia y debilidad de sus componentes, algo que defraudar¨ªa profundamente a sus potenciales seguidores. Pronto veremos c¨®mo se concretan y desarrollan en el tiempo estas estrategias que ya se perciben con toda claridad.
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