Las cementeras, a medio gas
La producci¨®n en las plantas catalanas cae m¨¢s del 60% en los ¨²ltimos a?os
Solo la mitad de las plantas operan a pleno rendimiento, mientras las compa?¨ªas buscan beneficios en el exterior y en el CO2. La industria del cemento contin¨²a malviviendo de los escombros de la construcci¨®n. En cuesti¨®n de cinco a?os su consumo en Catalu?a se ha quedado en un tercio del que era en 2007, cuando el sector inmobiliario viv¨ªa todav¨ªa en una burbuja y las Administraciones soportaban la obra p¨²blica con cifras r¨¦cord de inversi¨®n. Nada queda ya de aquello. La producci¨®n en las plantas catalanas ha pasado de m¨¢ximos, 9,5 millones de toneladas, a m¨ªnimos, los 3,9 millones de toneladas con que cerr¨® 2011. Y en el primer semestre de este a?o, ya se ha producido una ca¨ªda adicional del 20%, seg¨²n los datos de la patronal del sector, Ciment Catal¨¤.
¡°La ca¨ªda se ve¨ªa venir, pero lo que nos ha sorprendido es su brusquedad¡±, se?ala el director de una planta catalana, consciente del problema en el que se encuentra el sector, que todav¨ªa no se sabe si ha tocado fondo. El consumo ha llegado a cifras tan bajas que los operadores dan por descontado que en 2014, o como muy tarde en 2015, tendr¨¢n que recuperarse y repuntar. ¡°Ahora ya solo pueden caer muy poco¡±, se?alan las mismas fuentes.
Como consecuencia de la crisis, el mapa de las cementeras ha cambiado radicalmente. Antes del derrumbe de la construcci¨®n, en Catalu?a hab¨ªa siete plantas, de las que ya ha desaparecido una, la que explotaba Cemex en Vilanova i la Geltr¨² (Garraf) hasta que cerr¨® en 2009. Ahora, apenas cuatro funcionan todo el a?o y una de ellas, la de Lafarge en Montcada i Reixac (Vall¨¨s Occidental), lo hace a una capacidad del 50%. Es la forma en que las cuatro compa?¨ªas que operan en Catalu?a se han adaptado al nuevo contexto, en el que tambi¨¦n ha dado un vuelco el mercado exterior. En 2007 se importaban casi dos millones de toneladas de cemento porque los productores locales no daban abasto. Ahora, las cementeras catalanas intentan encontrar en el extranjero ¡ªdonde ya colocan 1,6 millones de toneladas¡ª una salida a su producci¨®n, pese a los bajos precios.
El consejero de Empresa y Empleo de la Generalitat, Francesc Xavier Mena, fue gr¨¢fico en una respuesta parlamentaria: ¡°Hace falta tener en cuenta que en los ¨²ltimos a?os la producci¨®n total de cemento en Catalu?a no es muy superior a la capacidad de las dos plantas de Valderrivas en Catalu?a (3,2 millones de toneladas)¡±, dijo.
Ahora el mercado
Mena se refiere a Portland Valderrivas, el grupo que adquiri¨® Corporaci¨®n Uniland y sus dos plantas en Catalu?a. Con la ca¨ªda del consumo, esta compa?¨ªa ha decidido dejar su planta de de Vallcarca (Garraf) en barbecho. Otra compa?¨ªa, Cemex, hizo lo mismo en Sant Feliu de Llobregat (Baix Llobregat). Solo las ponen en marcha durante un mes y medio al a?o, tiempo suficiente para producir y no perder los derechos de emisiones de CO2 asignados por el Estado, que despu¨¦s pueden vender. ¡°No quieren perder los derechos: ganan dinero con la f¨¢brica cerrada¡±, denuncia C¨¦sar Garc¨ªa, presidente del comit¨¦ de empresa (UGT) de la f¨¢brica de Uniland en Vallcarca.
Los sindicatos, no obstante, no son cr¨ªticos con la depuraci¨®n de empleos que ha provocado la crisis. Todas las f¨¢bricas han reducido el n¨²mero de lugares de trabajo, pero las medidas, aseguran los representantes de los trabajadores, no han sido traum¨¢ticas. Prejubilaciones y, en casos contados, bajas incentivadas han sido la t¨®nica dominante.
¡°Desde 2008 el goteo de salidas ha sido continuo, pero sin despidos¡±, asegura Jos¨¦ Ramos, representante de CC OO en el comit¨¦ de empresa de Cemex, que redujo a la mitad la plantilla de su f¨¢brica de Sant Feliu de Llobregat para adaptarse a la nueva realidad (ahora trabajan en ella 59 personas). En la planta de Uniland en Vallcarca, la otra gran afectada por la tijera del departamento de recursos humanos, se prejubil¨® a 33 personas con m¨¢s de 58 a?os. Ahora quedan 77 trabajadores para realizar tareas de limpieza y mantenimiento, de los que una parte ya saben que deber¨¢n trasladarse a la f¨¢brica de Santa Margarida i els Monjos (Alt Pened¨¨s), donde la planta funciona al 100%.
Todas las f¨¢bricas
Lafarge tambi¨¦n ha reducido personal: ha despedido a unas 20 personas de una plantilla que formaban 80 trabajadores. ¡°Tenemos una plantilla m¨ªnima, despu¨¦s de hacer un plan de ajuste basado en prejubilaciones¡±, afirma Conchi Jim¨¦nez, representante de UGT en el comit¨¦. Y lo mismo en las instalaciones de Cementos Molins en Sant Vicen? dels Horts. Se han prejubilado 30 personas, si bien el caso de Molins es singular: en 2010 invirti¨® 125 millones de euros en la modernizaci¨®n de su planta. Si la cosa remonta, su nuevo horno de cemento estar¨¢ en plenas condiciones para responder al mercado.
Pero mientras que las plantillas de las compa?¨ªas no sufren, s¨ª lo hacen las de las empresas subcontratadas que operaban en las plantas. Los sindicatos dan por perdidos 132 puestos de trabajo indirectos en Uniland a partir de diciembre, que se sumar¨¢n al centenar destruido en Molins y a algunos m¨¢s en Lafarge.
Las cementeras buscan ganancias alternativas, como es el caso del mercado de CO2. Es una de las ventajas que tiene no consumir los derechos asignados de forma gratuita ¡ªsubvencionada por el Estado¡ª entre 2008 y 2012. En el conjunto de Espa?a, a todas las cementeras les sobraron el a?o pasado 14,48 millones de toneladas de di¨®xido de carbono, lo que equivaldr¨ªa a 185 millones de euros de ingresos en el mercado.
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