?Independencia o secesi¨®n ligera?
Los partidos catalanes ya no se plantean hacer pedagog¨ªa sobre el tema en el resto de Espa?a
Este 11 de septiembre ha testimoniado que la independencia ocupa un lugar estelar en la pol¨ªtica catalana y tendr¨ªa entre un 46,4% y un 51% de partidarios en los sondeos. Incluso en un sector de opini¨®n anida la sensaci¨®n de que la separaci¨®n es un fruto maduro que caer¨¢ con votaciones del Parlamento, plebiscitos y mediaciones internacionales. As¨ª, la independencia ya no es tanto un horizonte difuso como un objetivo cercano y suena 2014, cuando se cumplen tres siglos de derrota austracista, como fecha de un eventual refer¨¦ndum sobre la cuesti¨®n.
?Por qu¨¦ se ha generado este clima? Posiblemente porque en la ¨²ltima d¨¦cada (2003-2012) han confluido tres elementos. El impacto de la crisis habr¨ªa sido el detonante: el pacto fiscal blandido por Artur Mas ¡ªun eficaz baluarte contra su desgaste pol¨ªtico¡ª ha centrado el debate en un ¡°d¨¦ficit fiscal¡± esencial para la prosperidad catalana. Tal idea ha interactuado con una desafecci¨®n ciudadana hacia Madrid (percibido como s¨ªmbolo de un Estado lejano y ¡°detractor¡± de recursos) y otra hacia la propia clase pol¨ªtica catalana. En este panorama la independencia es una nueva frontera pol¨ªtica, un territorio por explorar que ¡ªseg¨²n sus partidarios¡ª permitir¨¢ afrontar los grandes problemas de Catalu?a.
El segundo elemento influyente es la percepci¨®n de que el r¨¦gimen auton¨®mico ofrece s¨ªntomas de agotamiento: el 68% de los catalanes ve insuficiente el nivel de autogobierno. Pese a que en 2006 se aprob¨® un nuevo estatuto y en 2009 un sistema de financiaci¨®n, el encaje catal¨¢n no est¨¢ resuelto bajo la Corona, como tampoco lo estuvo en dos experiencias republicanas (una federal y otra integral) y hoy se negocia un pacto fiscal de ¨¦xito incierto.
Un tercer elemento alimentar¨ªa el independentismo: los discursos anticatalanistas que han cristalizado en la ¨²ltima d¨¦cada y los mensajes que ahora insisten en que una Catalu?a insolidaria ¡°pide¡± y otras comunidades ¡°pagan¡±. En este sentido, no es causal que hoy los partidos catalanes ya no se planteen hacer pedagog¨ªa sobre el tema en el resto de Espa?a, al existir una amplia sensaci¨®n de que no hay nada de que hablar.
?En este marco, c¨®mo podemos interpretar la participaci¨®n masiva en la manifestaci¨®n ante el bajo voto independentista expl¨ªcito en los comicios auton¨®micos (12.5%)? Quiz¨¢ la mejor explicaci¨®n sea contemplarla como la exteriorizaci¨®n de una ¡°secesi¨®n ligera¡±. Esta expresi¨®n la acu?¨® el ensayista italiano Paolo Rumiz en 2001 (al analizar la emergencia de la Liga Norte en Italia) y la defini¨® como una ruptura emocional con el Estado en estos t¨¦rminos: ¡°Levemente, de manera inadvertida, un hombre nuevo ha crecido en el ethnos italiano, y la secesi¨®n est¨¢ antes que nada en su cabeza: es un alejamiento mental de la pol¨ªtica, del Estado, de la res publica, incluso hasta de aquel supremo bien com¨²n que se llama territorio¡±.
Posiblemente lo acaecido el d¨ªa 11 ha reflejado que en Catalu?a se expande igualmente un fen¨®meno parecido de ¡°secesi¨®n ligera¡± (obviamente, en un marco distinto al de Italia) y gran parte de la poblaci¨®n deja de sentirse vinculada a Espa?a en t¨¦rminos emocionales. Puede hacerse un s¨ªmil con la presencia catalana en Internet, donde los internautas catalanohablantes han conseguido el dominio .cat, que representa a la comunidad ling¨¹¨ªstica, pero para un nutrido sector tal victoria es solo un paso m¨¢s hacia el dominio .ct, que identifica a Catalu?a con un Estado. Pues bien, hoy una parte creciente de catalanes transitar¨ªa del dominio .es al .cat y el .ct habr¨ªa dejado de ser una entelequia.
Yerran, pues, quienes creen que Catalu?a sufre un absceso nacionalista que escampar¨¢. El d¨ªa 11 habr¨ªa escenificado un proceso de ¡°secesi¨®n ligera¡±, abriendo un gran interrogante: ?se estabilizar¨¢ una situaci¨®n caracterizada por contradicciones crecientes entre autonomismo y separatismo o se abrir¨¢ una etapa de ascenso independentista? Dado que en Catalu?a (a diferencia del Pa¨ªs Vasco) no hay fronteras n¨ªtidas entre constitucionalistas y nacionalistas, las alianzas pol¨ªticas son fluidas, el sistema de partidos atraviesa cambios y sus formaciones se reposicionan, el desenlace queda abierto.
Xavier Casals es historiador.
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