Apasionada y tr¨¢gica Belisa

Era otro de los espect¨¢culos del ciclo Literatura bailada, se?alado ya aqu¨ª como una apuesta de la direcci¨®n de esta Bienal. En esta ocasi¨®n, se trataba de Lorca, el autor con m¨¢s versiones o adaptaciones flamencas, pero con una obra y unos personajes que se sal¨ªan de los iconos m¨¢s transitados. El encargo pasaba por la participaci¨®n del centro TNT (Territorio Nuevos Tiempos) y la direcci¨®n fue encargada a la dramaturga y core¨®grafa Juana Casado. Es teatro, y de vanguardia, que se hace flamenco porque con los participantes seleccionados no pod¨ªa ser de otra forma.

La bailaora gaditana Rosario Toledo para Belisa. De ella se podr¨ªa decir que se trata de una elecci¨®n con garant¨ªa ante el reto dram¨¢tico. En sus producciones, desde aquel ya lejano Alicia (Bienal 2004) hasta el actual Vengo, presentado en el ciclo en la calle de la presente edici¨®n, la bailaora ha tenido una querencia hacia lo teatral que se extiende a su propia personalidad. Posiblemente, nadie como ella para ser Belisa. De Jos¨¦ Valencia (Don Perlimpl¨ªn), sin embargo, no se conoc¨ªan antecedentes ¡ªen el terreno dram¨¢tico, se entiende¡ª, por m¨¢s que se cuentan por decenas sus participaciones en producciones de baile. Pero al lebrijano le sobra con su cante para transmitir la emoci¨®n, el dolor o la decepci¨®n de su personaje. La presencia, por fin, teatral de Daniel M¨¦ndez es testimonial. Su aportaci¨®n es musical y bien grande. No se puede obviar que los dos ¨²ltimos son la compa?¨ªa de confianza de la bailaora, por lo que su compenetraci¨®n se da por descontada.

Con esos mimbres de tanta garant¨ªa hab¨ªa que armar una historia lorquiana que, en su dramaturgia, pudo carecer de la necesaria continuidad que hace que podamos comprender un texto teatral traducido a baile y cante. A pesar de esas posibles lagunas, la obra discurri¨® sin que el espectador tuviera tiempo para, pongamos por caso, mirar el reloj.

Toledo y Valencia, honestidad y entrega, se encargaron de dotar de intensidad a sus personajes y echaron sobre sus hombros gran parte de la tensi¨®n dram¨¢tica. Rosario convirti¨® a Belisa en un ser apasionado, dotado de una singular fiereza y muy temperamental. Seductora apenas al inicio, siempre con mando, y sensual en muchos momentos. Y todo ello expresado a trav¨¦s de un baile de fuerza que extrae todos los recursos de su cuerpo para transmitir con ¨¦l, pues no es otro su lenguaje. Puede rozar lo fiero o lo voluptuoso, pero no olvida la feminidad, como en las iniciales canti?as de la boda. Con la guitarra hizo una apabullante farruca, y con el cante de Valencia, buler¨ªas y sole¨¢ en uno de los momentos de esplendor de la obra.

Volvi¨® el vals de Leonard Cohen que Morente adapt¨® para su ¡®Omega¡¯

Valencia, con expresi¨®n grave y cabizbajo, vag¨® por el escenario con su impotencia y su pena; pero esa no fue su principal aportaci¨®n dram¨¢tica. Su expresi¨®n est¨¢ en su cante y en ese terreno regal¨® arte sin desmayo. Como con la sensible taranta de Vallejo ¡ª¡°t¨² la joya, yo el joyero¡±¡ª para expresar su imposible amor, una grana¨ªna para la incomprensi¨®n, la buler¨ªa y la sole¨¢ para la rabia. Tambi¨¦n, el poema lorquiano ¡ªAmor, que vengo herido¡ª hecho canci¨®n. Belisa y Don Perlimpl¨ªn no protagonizan m¨¢s que desencuentros y, cuando se acercan en un imposible y g¨¦lido vals ¡ªla guitarra ya anunciando la melod¨ªa que cubrir¨ªa la tragedia final¡ª, solo acent¨²an la desgracia de su historia en com¨²n. Ella tiende a volar, ¨¦l pena en soledad, y la excelente partitura de M¨¦ndez va conduci¨¦ndonos por ese universo de sentimientos.

Volvi¨® el vals, aquel Take this waltz de Leonard Cohen que Morente adapt¨® genialmente para su Omega. Esta vez lo hizo en toda su rotundidad (qu¨¦ gran interpretaci¨®n la de Valencia) y para dejar una p¨®stuma declaraci¨®n de amor. Lo que comenz¨® como un juego acaba en tragedia. Rosario-Belisa se enfunda en una enorme bata roja para expresar estremecida su dolor. M¨²sica, palabras, cante y baile, todos conjugados en un momento final, logran elevar la tensi¨®n hasta alcanzar un cl¨ªmax de gran intensidad dram¨¢tica, de creciente emoci¨®n. El pellizco se vende muy caro en estos d¨ªas. Lo que estos artistas transmitieron en esos minutos finales tuvo ese raro valor.