Barcelona 2014
Barcelona ha integrado con naturalidad una inmigraci¨®n que ha pasado del 2% al 17% en 15 a?os, pero tambi¨¦n hay un lado oscuro
En pleno debate sobre la independencia de Catalu?a, Barcelona se prepara para conmemorar en 2014 el tricentenario de la ca¨ªda de la ciudad en manos de las tropas de Felipe V. El programa de actividades tendr¨¢ como punto de partida la inauguraci¨®n, dentro de un a?o, del Born Centre Cultural, que permitir¨¢ revivir la ciudad de 1714 a trav¨¦s de sus restos arqueol¨®gicos. Es de suponer que la ocasi¨®n servir¨¢ tambi¨¦n para recordar el sitio de la ciudad por parte de las tropas borb¨®nicas, con los episodios de violencia que acompa?aron este momento clave de la historia de Barcelona.
La celebraci¨®n podr¨ªa ser una magn¨ªfica oportunidad para contraponer esta idea de ciudad sitiada ¡ªcon sus distintas formas de violencia, resistencia y exclusi¨®n¡ª a una reflexi¨®n sobre el verdadero significado de una ciudad libre y abierta en pleno siglo XXI.
?Qu¨¦ es una ciudad abierta? El escritor Teju Cole describe bien la ambivalencia de esta expresi¨®n, que en t¨¦rminos militares significa la entrega de una ciudad frente a un ej¨¦rcito invasor, pero que en general sirve para destacar su capacidad de acoger a personas de diferentes partes del mundo. Esta ambivalencia de la ciudad abierta es aplicable tambi¨¦n al turismo y a la inmigraci¨®n, que son fuente de apertura al mundo en sentidos y grados muy diversos. En este momento de intenso debate sobre nuestro futuro, ?qu¨¦ perspectivas ofrecen dos de los fen¨®menos que m¨¢s han transformado Barcelona en los ¨²ltimos a?os y que caracterizan su identidad cultural en la actualidad?
Una verdadera ciudad abierta invertir¨ªa en justicia social, dedicar¨ªa esfuerzos, por ejemplo, a cuidar sus escuelas multiculturales, a entender el islam
El turismo es ya indisociable de la vida urbana. Nadie discute tampoco el potencial econ¨®mico de la industria tur¨ªstica en Barcelona, pero 20 a?os despu¨¦s de los Juegos Ol¨ªmpicos se esperar¨ªa una mayor madurez en la gesti¨®n de un fen¨®meno que altera equilibrios b¨¢sicos de la convivencia en la ciudad. En este sentido, es sorprendente que la gran apuesta de futuro para el sector sea Barcelona World, un modelo anticuado de pabellones estatales concebido para el mundo de la preglobalizaci¨®n, cuando hab¨ªa m¨¢s l¨ªmites a la informaci¨®n y a la circulaci¨®n de las personas. Puestos a inventar parques tem¨¢ticos, se podr¨ªa crear directamente una r¨¦plica de Barcelona para poder descongestionar as¨ª su centro hist¨®rico y sus espacios m¨¢s monumentales. Este es un escenario que ciudades como Florencia se plantean seriamente como horizonte de supervivencia ante un fen¨®meno por otra parte dif¨ªcil de acotar en una sociedad de libre mercado.
Tambi¨¦n la inmigraci¨®n es un fen¨®meno con muchas aristas. Por un lado, sorprende la relativa naturalidad con la que Barcelona ha integrado la inmigraci¨®n internacional, que en tan solo 15 a?os ha pasado del 2% al 17% y que, en alguno de sus barrios, ya supone m¨¢s de la mitad de su poblaci¨®n. Esta convivencia entre diferentes en los distritos m¨¢s sensibles merece el m¨¢ximo cari?o y acompa?amiento para evitar que Barcelona acabe siendo una ciudad de guetos y segregaci¨®n. La pobreza es una forma camuflada de violencia. Una verdadera ciudad abierta invertir¨ªa en justicia social. Dedicar¨ªa esfuerzos, por ejemplo, a cuidar sus escuelas multiculturales, a entender el islam, a conocer las lenguas de nuestros nuevos vecinos y, en general, a crear estructuras de acogida y reconocimiento que convivieran con la ya de por s¨ª compleja composici¨®n cultural y social catalana. Sin embargo, la xenofobia est¨¢ ya sobre la mesa y, con la crisis, el riesgo de que se rompa el tab¨² de lo pol¨ªticamente correcto es muy elevado.
El fen¨®meno inmigratorio ha equiparado a Barcelona con la mayor¨ªa de las ciudades europeas en t¨¦rminos de diversidad cultural y ha contribuido a su plena inserci¨®n en el proceso de globalizaci¨®n. Pero esa misma apertura la ha introducido en el lado oscuro del mundo actual. ?Es cierto que existe tr¨¢fico de personas en nuestras calles, vinculado a tramas ilegales de prostituci¨®n o al blanqueo de dinero? De ser as¨ª, ?de verdad queremos tener esclavos en la Barcelona de 2014, en esa misma ciudad que quiere ¡°vivir libre o morir¡±?
Judit Carrera es polit¨®loga.
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